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Un ayuntamiento de Lugo insiste en organizar una corrida de toros pese al riesgo de boicot turístico

Cartel en un local de Triacastela contrario a la organización del evento taurino / Vox Ánima

David Lombao

Triacastela tiene 721 habitantes y es un ayuntamiento eminentemente agrario y ganadero, con más de 2.500 vacas. No obstante, tiene un sector servicios mucho más desarrollado de lo que cabría esperar en un municipio de estas dimensiones. En torno a las 6 de la madrugada diversos locales hosteleros sirven desayunos a un ritmo más propio de localidades mayores, y por sus calles proliferan las terrazas, los pequeños alojamientos e incluso cuenta con varios supermercados. Por Triacastela se escucha hablar, sobre todo, gallego, pero también español, inglés, francés o italiano de forma frecuente. Todo esto responde, en gran medida, al Camino de Santiago, cuya reactivación en los años 80 y 90 le dio alientos a un pueblo y la un sector servicios que ahora se enfrentan a un posible boicot turístico por la insistencia de su gobierno local en montar una corrida de toros, prevista para el próximo día 22.

“Aquí nunca hubo nada de eso”, afirma una nonagenaria nacida en Castro de Rei pero con vinculación familiar a Triacastela desde hace más de medio siglo. No en vano, la corrida de toros viene 'heredada' desde el vecino ayuntamiento de Sarria, donde la salida del PP del gobierno local tras las elecciones del 24-M propició el fin del espectáculo de tortura animal en sus fiestas. El empresario que organizaba la corrida sarriana, apoyado por un edil del PP de la villa y a través de la asociación que venía organizando las fiestas mientras gobernó el PP propiciaron el cambio, que la alcaldesa de Triacastela, la también popular Olga Iglesias, acogió de buen grado.

La apuesta por organizar el evento ha generado unos recelos que se incrementaron con la aprobación de la corrida de toros en el pleno municipal en los primeros días de agosto, y que aumentaron todavía más el pasado fin de semana, cuando se realizó el montaje de la plaza de toros portátil. El festejo no gusta a gran parte del vecindario, especialmente en los negocios que tratan a diario con unos peregrinos que mayoritariamente, comprueban, están en contra de este tipo de espectáculos. Comerciantes y hosteleros le comunicaron su inquietud a la alcaldesa y, dadas las circunstancias, muchos de ellos han optado por colgar carteles en las puertas de sus establecimientos para dejar claro que no apoyan el toreo.

“Si se hace, no vuelvo”

Una muestra del perjuicio económico y turístico que puede traer consigo ligar el nombre de Triacastela a las corridas de toros son los testimonios sobre el tema que la asociación animalista Vox Ánima ha recopilado entre el vecindario de Triacastela y, sobre todo, entre peregrinos y peregrinas en ruta hacia Compostela. “Si esto se hace aquí, no vuelvo”, dice un habitual del Camino Francés. “El Camino representa valores que no tienen nada que ver con matar a los animales y fiestas crueles”, añade otro peregrino. “No hay un duro para hacer nada en el pueblo, pero gastan en matar animales”, añade una vecina. “No me gusta esa forma de maltrato animal ni le veo sentido en Triacastela”, lamenta un vecino, que atribuye la organización de la corrida al “capricho personal de alguien”. “Solo le veo perjuicios, por ejemplo con los peregrinos”, alerta.

Esta “respuesta de la ciudadanía y de la economía local” es observada como “muy positiva” por la organización Galicia, mellor sen touradas (GMST), para quien la actitud del Ayuntamiento es “más propia del caciquismo que de un gobierno democrático”. En conversación con este diario su portavoz, Rubén Pérez, recuerda que GMST “reclamó que se hiciera una consulta” entre el vecindario sobre la organización del evento, algo que “no sería costoso ni problemático en un pueblo tan pequeño”. “La respuesta fue que no había dinero, pero sí que hay para una corrida de toros -el Ayuntamiento admite que ponen unos 1.000 euros para, entre otras cosas, editar los carteles que promocionan el espectáculo por la zona-”.

Más allá de la oposición al maltrato animal, a las corridas de toros en general y a esta en particular -una petición en change.org suma ya más de 7.000 firmas contra el espectáculo de Triacastela-, GMST está ahora colaborando “con activistas locales” para intentar frenar la corrida por la vía legal. “Parece que la instalación de la plaza de toros no tiene las preceptivas licencias”, y por eso “ya hay una denuncia en la Agencia de Protección de la Legalidad Urbanística” y “ya ha habido contacto con la Policía Autonómica, que ha trasladado la documentación” a la Xunta. De manera paralela se prepara una movilización antitaurina para el propio día 22 en el pueblo y diversos negocios advierten de que en esa jornada “se van a negar a atender a quien no esté acreditado cómo peregrino”, lo que para Rubén Pérez “demuestra que vincular una localidad del Camino a este evento no sólo es cruel, sino que además no es rentable”.

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