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Las encuestas de las generales nublan el horizonte del PP para las gallegas de 2016

Feijóo, durante un mitin el pasado fin de semana

David Lombao

Las pasadas elecciones de mayo dejaron una honda preocupación en el seno del PP gallego, y no solo por firmar el peor resultado en términos absolutos en unos comicios locales desde que el partido existe en Galicia. El declive en apoyo ciudadano iniciado en 2012 -Feijóo amplió su mayoría absoluta perdiendo unos 130.000 votos- y continuado en las europeas de 2014 dejaba a los conservadores sin una gran cuota de poder institucional -las ciudades de la provincia de A Coruña, tres diputaciones y numerosas villas-. Además, en un ejercicio de política-ficción, una extrapolación del resultado municipal al Parlamento gallego les alejaba de la mayoría absoluta. Estos temores han aumentado en los últimos días con la encuesta del CIS para las elecciones generales.

El sondeo difundido en el primeo día de la campaña no sólo pronostica una caída de unos 15 puntos y 60 escaños para los populares en el Congreso. Este estudio, que en 2011 acertó al 100% el reparto de escaños en Galicia, también augura que los de Alberto Núñez Feijóo perderían cinco escaños en el conjunto de Galicia, quedándose con 10 de 23. Esto supondría no solo no conseguir el objetivo explicitado por el partido: la mayoría absoluta de los diputados y diputadas en Galicia -doce-, sino también quedarse con la menor representación de la historia del PP gallego en elecciones generales.

Siempre según el CIS, la caída popular sería de dos escaños en A Coruña y de un escaño en las otras tres circunscripciones. Mientras, dice la encuesta, por la izquierda emergería En Marea, que le disputaría la segunda plaza al PSdeG con entre 5 y 6 escaños, los mismos que los socialistas. Y por la derecha irrumpiría en la parcela del PP la opción de Ciudadanos, que sin apenas estructura en Galicia y a pesar de haber admitido en público que carece de propuestas en clave gallega, optaría a tener dos escaños, uno por A Coruña y otro, por Pontevedra.

A pesar de no ofrecer estimaciones de voto por provincias, el hecho de presentar como posible la entrada de un cuarto partido en el reparto de escaños en las provincias atlánticas y, sobre todo, de una tercera opción en las provincias del interior, muestra que los cálculos que se manejan implican una notable caída de votos al PP. Después de obtener en las anteriores generales el 52% de apoyos en el conjunto de Galicia y de rondar el 60% en Lugo y Ourense, solo una bajada importante facilitaría el nuevo reparto. En anteriores elecciones generales, por ejemplo, el BNG no entró en el reparto de escaños en Lugo ni en Ourense a pesar de haber quedado holgadamente por encima del 3% que la ley exige para optar a la distribución de escaños.

De confirmarse el 20-D estos números, tanto los del declive del PP como los del ascenso de En Marea y el relativo mantenimiento del PSdeG, sus efectos políticos pueden ser múltiples. Para empezar, estarían sobre la mesa en el congreso que el PPdeG celebrará la próxima primavera y en el que se proclamará la candidatura a la Presidencia de la Xunta. En caso de que entonces Alberto Núñez Feijóo siga en Galicia  -lo inicialmente previsto- cobraría fuerza la hipótesis del relevo ante la posibilidad de no repetir como presidente a causa del ascenso de la izquierda o de, para intentar seguir en la Xunta, tener que enfrentarse a complejas negociaciones con Ciudadanos o incluso con Democracia Ourensana, partido localista que no se presenta a las generales pero que sí prevé hacerlo en las gallegas.

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