Galicia en movimiento hace un siglo: encuentran una copia intacta de las filmaciones del palentino Luis R. Alonso
La mirada del operador de cámara se dirige sobre todo a monumentos: iglesias, catedrales, conventos, monasterios, castillos. Sobre ellos, el tiempo parece haberse detenido. Y, sin embargo, rastros de otra vida afloran aquí y allá. Hombres y mujeres trajeados en la playa de Riazor, en A Coruña, un gaiteiro acompañado de tambor en la Quintana dos Vivos de Santiago de Compostela, una bulliciosa Rúa Real, epicentro de los toldos, cafés y comercios coruñeses. Todo lo recoge Viaje por Galicia, el largometraje documental sobre la comunidad más antiguo que se conserva.
Rodado por el fotógrafo palentino Luis Rodríguez Alonso y con destino a la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, una copia “en perfecto estado” apareció en los archivos de la Deputación da Coruña hace tres años. Cincuenta minutos de sus tres horas de metraje se proyectaron la pasada semana en el compostelano Museo do Pobo Galego.
La película no era desconocida. En 1991, el Centro Galego das Artes da Imaxe (CGAI), hoy Filmoteca de Galicia, restauró y estrenó otra de sus copias. Pero la calidad de aquel Viaje por Galicia no tiene nada que ver con la ahora rescatada. “La copia almacenada en la diputación es impecable.
No tiene marcas, conserva sus fotogramas virados a color y una calidad fotográfica excelsa, como acabada de salir de laboratorio. Tiene además la velocidad correcta“, se asombra aún hoy José Luis Castro de Paz, historiador del cine y catedrático de Comunicación Audiovisual en la Universidade de Santiago de Compostela.
El trabajador de la Administración que la descubrió unos años enseguida se dio cuenta del peligro: las cintas de nitrato pueden arder por autocombustión. La institución depósito la depositó en la Filmoteca Española, con sede en Madrid, que la ha digitalizado. No restaurado, puesto que no lo necesitaba.
El caso es que Luis Rodríguez Alonso, un célebre fotógrafo en la Palencia de la Restauración, cayó fascinado por el cinematógrafo a principios del siglo pasado. Como tantos otros colegas de oficio, relata Castro de Paz en conversación con elDiario.es, empezó a rodar películas. Se encargó de la cámara en obras como Maruxa (1923), dirigida por Henry Vorins y ambientada en Galicia, y, en funciones de director, de La sobrina del cura o La loca de la casa. A finales de los 20, Francisco Lloréns, comisario del pabellón gallego en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, le encargó filmar Galicia. “José Gil se disgustó mucho”, cuenta Castro de Paz, “cómo podía ser que el trabajo lo hiciese alguien de Palencia y no un cineasta de As Neves (Pontevedra)”. Gil fue uno de los pioneros del cine en Galicia, e ideólogo del “cine regional gallego”.
Rodríguez Alonso acabó facturando un documental primitivo. “Es como si lo hubiese rodado en 1900. Lo podía haber hecho Sellier en 1897 [José Sellier, francés residente en Galicia, pionero del cine en la comunidad], al modo de los Lumière. No sabe nada del cine que se estaba haciendo en la década de los 20”, señala el investigador. Faltaban dos años para la proclamación de la Segunda República, y en la Unión Soviética y otras partes de Europa las vanguardias ya habían revolucionado el cinematógrafo. El estadounidense Robert Flaherty, por su parte, había estrenado títulos tan decisivos para el cine de lo real como Nanook el esquimal (1922) o Moana (1926). “Viaje por Galicia tiene además una manera muy anticuada de entender la sociedad. Monumentos, iglesias, etcétera. La crítica que se le podría haber hecho entonces es que se trata de una colección de postales gallegas para atraer la atención del turista”, sintetiza. Pero el paso del tiempo lo cambia todo.
“Cualquier película por plúmbea o muy mala que sea, acaba convirtiéndose en un tren de sombras, en un portador de fantasmas”, dice Castro de Paz, “la capacidad del cine para recoger fragmentos de vida siempre aparece”. Los rostros de mujeres que cruzan la Praza de Cervantes -antes Praza do Pan- en Santiago o los bañistas en una playa de Santa Cristina, en Oleiros, hoy área metropolitana de A Coruña, lo demuestran.
Viaje por Galicia permanecerá almacenada en la Filmoteca Española, cuyas instalaciones están preparadas para albergar nitrato. Los derechos de digitalización le pertenecen y, de momento, esta copia de la película no está accesible.
0