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El Celta argumenta riesgo de incendio en un monte si no le permiten construir campos de fútbol

El propietario del Celta y la alcaldesa de Mos en las obras ya en marcha y fragmento del documento ambiental del proyecto

David Reinero

Mantener como está parte del monte próximo a Vigo en el que el Celta quiere construir su ciudad deportiva con un centro comercial anexo, una zona actualmente arbolada, supondría “ciertos riesgos desde el punto de vista ambiental, principalmente los de incendio”. Así lo argumenta la sociedad anónima deportiva para defender la otra única opción que baraja para esos terrenos además de no hacer nada, la de construir campos de fútbol para el entrenamiento de sus equipos.

Tras años de desencuentros con el gobierno local socialista de Vigo, el Celta está tramitando la construcción de una ciudad deportiva con un centro comercial en un monte comunal del vecino ayuntamiento de Mos, proyecto para el que cuenta con el apoyo del PP tanto en el gobierno local como en la Xunta. Mientras espera por los permisos, condicionados por el impacto ambiental del complejo, la sociedad ya ha comenzado a desarrollar una primera fase de trabajos y acaba de iniciar la tramitación de una segunda, con más campos de fútbol.

Para la totalidad del proyecto de ciudad deportiva con centro comercial, que afectaría a un ámbito de 864.000 metros cuadrados, el Ayuntamiento de Mos recurrió a una figura urbanística que de aprobarse definitivamente implicará la expropiación de los terrenos por parte de la administración para su entrega al Celta. A la espera de obtener ese permiso el club llegó a un acuerdo con una comunidad de montes de la zona (otros colectivos vecinales rechazan el proyecto) para alquilarle parte del terreno, en el que a comienzos de este año comenzó ya obras de construcción de un primer campo de fútbol de entrenamiento, trabajos amparados por su supuesta reducida envergadura en una licencia otorgada directamente por el Ayuntamiento de Mos.

Pero ahora acaba de comenzar la tramitación ambiental, a través de un Plan Especial de Infraestructuras y Dotaciones para instalaciones deportivas, de una segunda fase más ambiciosa de esos trabajos ya iniciados con la que quiere reordenar lo que ya está en marcha y ejecutar en esos terrenos, en un espacio de 150.000 metros cuadrados, tres campos de fútbol (el documento señala que lo que ya está en obras al amparo de la licencia municipal es sólo uno pese a que cuando comenzaron los trabajos el propio club habló de dos), un área de preparación de porteros, un aparcamiento de 80 plazas y un edificio de instalaciones para vestuarios, gimnasio o sala de prensa.

En el documento a exposición pública desde el pasado jueves para su evaluación ambiental por parte de la Xunta los promotores destacan que estas instalaciones están ordenadas y diseñadas ya en función de la totalidad del complejo de ciudad deportiva que aún espera por sus permisos ambientales. Pero la legislación establece que cada plan urbanístico evalúe en sí mismo distintas posibilidades de ejecución o no de cada obra. Y en este caso el plan con el que se tramita esa fase intermedia de trabajos contempla solo dos alternativas, la denominada Alternativa 0, o no hacer nada, y la Alternativa 1, que contempla los citados tres campos de fútbol y las instalaciones asociadas.

Es al analizar la opción de no hacer nada cuando el documento señala que “la valoración de esta alternativa parte de la consideración del estado actual de los terrenos, como un espacio forestal comunal en las zonas altas del municipio, que está utilizado y conformado como zonas arboladas (mayoritariamente de repoblación), atravesada por caminos y senda forestales de carácter rústico, y con ciertos riesgos desde el punto de vista ambiental, principalmente los de incendio y los que se derivan de la significativa pendiente de algunas zonas puntuales”. El documento argumenta también que el uso actual de ese espacio “es minoritario” y que sus valores más destacables son los paisajísticos.

Frente a esa opción de no hacer nada, el documento justifica que la ejecución de los campos de fútbol y sus instalaciones asociadas en la mitad de la parcela de 150.000 metros implicará también la progresiva mejora del espacio arbolado de la otra mitad, con la sustitución de especies foráneas por autóctonas “para conformar un gran parque”.

Según el documento, “la ordenación propuesta supondrá, en términos generales, una mejora de la calidad de vida y la habitabilidad del entorno próximo y del conjunto del área urbana de Vigo, pues aunque se trata de instalaciones privadas el RC Celta es una de las entidades deportivas gallegas que más esfuerzo y recursos dedica al deporte base”. Sin embargo, el propio documento destaca que lo que se construirá en esa segunda fase de trabajos serán “instalaciones para el entrenamiento de los equipos de fútbol de las categorías profesionales”.

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