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Comienza la legislatura gallega con el reto de ir más allá de la inercia de Feijóo

Vista de la sesión constitutiva, durante el canto del himno gallego

David Lombao

Cuando, en abril de 2009, el Parlamento de Galicia retomó su actividad la parte izquierda de la Cámara todavía estaba sumida en el desconcierto de la derrota inesperada tras una durísima campaña y la derecha, el PP, flotaba sobre la nube de la victoria. Los de Alberto Núñez Feijóo tenían menos votos que la suma de PSdeG y BNG y sólo los superaban en un escaño, pero lograron imponer el relato del triunfo aplastante. Tres años y medio después, tal día como este viernes de hace cuatro años, Feijóo perdía unos 130.000 votos pero ensanchaba su mayoría, dando lugar a un nuevo Parlamento que echó a andar con la llegada de AGE, con Xosé Manuel Beiras al frente, como gran novedad. Este 21 de octubre el Pazo del Hórreo ha acogido la concreción de la tercera absoluta de los conservadores, arrancando una legislatura en la que romper con la inercia parece el primero de los retos, muy especialmente para la nueva oposición.

Las semanas siguientes al 25S han sido, como cabía esperar, de extraordinaria placidez para el partido ganador, y así ha llegado a la sesión constitutiva de la Cámara. Las únicas incógnitas de las horas previas a la sesión residían en saber los nombres elegidos por Feijóo -formalmente, este viernes finalizaban las 48 horas de las consultas a los 41 miembros del Grupo Popular- para acompañar en la Mesa del Parlamento al baltarista Miguel Santalices, diputado más veterano que concluirá su trayectoria en el legislativo como presidente. Minutos antes de las 11, hora marcada en el decreto de la convocatoria electoral, el PP revelaba que los elegidos eran el coruñés Diego Calvo y la lucense Raquel Arias, dos movimientos en clave interna -Calvo es el hombre fuerte del PP en su provincia y Arias salió derrotada de la contienda frente a Elena Candia por la presidencia del PP lucense- que anticipan un cambio de caras en las delegaciones de la Xunta en A Coruña y Lugo.

Con la designación resuelta y los puestos de la oposición ya pactados -con unas negociaciones notablemente menos tensas que las de hace cuatro años-, el protagonismo ha sido para los gestos de la ceremonia, con especial atención a las diputadas y diputados que llegan al Parlamento por primera vez, mayoría incluso antes de que corra la lista del PP tras el reparto de altos cargos en la Xunta. Así, por ejemplo, el portavoz de En Marea, Luís Villares, visitó antes del pleno la tribuna de invitados junto al número dos de la formación por Ourense, David Rodríguez, para tomar una foto juntos del día de su estreno. Por parte del BNG la primera protagonista ha sido Olalla Rodil, diputada por Lugo, a quien por ser una de las diputadas más jóvenes del legislativo le ha correspondido ser parte de la Mesa de Edad junto a Paula Quinteiro (En Marea) y el popular Carlos López Crespo, el parlamentario de más edad.

Las votaciones de la Mesa han transcurrido sin sobresalto alguno y, tras ellas, Santalices ha tomado juramento o promesa de sus cargos a los diputados y diputadas. Como era de esperar, los representantes de PP y PSdeG se han ajustado estrictamente a la fórmula reglamentaria -juramentos y promesas de la Constitución y del Estatuto, en los populares, y sólo promesas en los socialistas-, mientras que la mayoría de miembros de En Marea y BNG han optado por agregar una promesa propia. Villares ha prometido en nombre “de una marea de alegría y de ilusión” a favor de la “dignidad” de la ciudadanía: “Comprometo mi palabra y si necesario fuera, mi vida”, enfatizó. La líder del Bloque, Ana Pontón, ha comprometido la defensa “de los derechos nacionales y sociales de Galicia” y, como todo su grupo, ha prometido el cargo “por imperativo legal” junto a un clavel y un ejemplar del Sempre en Galiza de Castelao, como es tradición en la formación soberanista.

Una vez constituida la Cámara, el intercambio de saludos y abrazos entre miembros de los grupos y con las personas invitadas -desde representantes de colectivos sociales a miembros del Congreso, exdiputados como Xosé Manuel Beiras, alcaldes y alcaldesas o los antiguos presidentes de la Cámara José María García Leira y Tomás Pérez Vidal- ha servido de cierre de la jornada mientras el socialista Xoaquín Fernández Leiceaga comprometía “decisión, interés y eficacia” en la labor de oposición y entre los populares se piensa ya en la conformación del Gobierno, así como en el significado interno de los nombramientos de la Mesa. Unos y otros tienen ante sí el reto de ir más allá de lo esperado. De que la política gallega no marche por inercia burocrática hasta la apertura, ahora sí, del debate de la sucesión de Alberto Núñez Feijóo.

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