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Sánchez y Casado escenifican en Galicia el choque entre Gobierno y oposición sin corsé institucional

Sánchez apoyó al candidato socialista, Gonzalo Caballero, en un mitin en Ourense.

María Pampín

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Las elecciones en Galicia y País Vasco son la primera evaluación en las urnas tras la peor fase de la pandemia. En este campo de juego electoral que estrenaron el sábado, Pedro Sánchez y Pablo Casado escenificaron en Galicia un rifirrafe de reproches entre el Gobierno y el principal partido de la oposición. Sin el corsé institucional de jefe del Ejecutivo central, Sánchez acusó al PP de utilizar la expansión del virus para tratar de “destruir” al Gobierno. Mientras, Casado practicaba en territorio de Alberto Núñez Feijóo el juego a dos barajas que tan bien aplica el presidente gallego: al tiempo que defendía que la actitud del PP en la oposición fue ejemplar durante la pandemia, cargaba contra el Gobierno de Sánchez a costa del número de fallecidos.

Con actos a la misma hora, pero en diferentes provincias –ya que Sánchez escogió Ourense para arropar a su candidato y Casado arrancó el primer fin de semana electoral en un escenario tradicional del PP gallego como es la plaza de toros de Pontevedra–, los líderes del PSOE y el Partido Popular aprovecharon el espacio de contienda electoral para cruzar acusaciones y dejar claro que cualquier acercamiento en el Congreso no ha enterrado el debate sobre la gestión de la pandemia ni ha arrinconado el uso del argumentario del PP sobre los fallecimientos a causa del coronavirus.

Pedro Sánchez retrató a un principal partido de la oposición guiado por la crispación, que no ha ayudado ni apoyado al Gobierno central en una situación sin precedentes. “¿Si el PP no arrima el hombro ante la crisis más grave de los últimos cien años, cuándo va a arrimar el hombro el PP?”, inquirió el líder socialista. Por su parte, Casado dibujó a un partido mayoritario en la oposición que brindó su apoyo al Ejecutivo central en las primeras declaraciones del estado de alarma, votando a favor del decreto de la “nueva normalidad” o buscando un pacto por la reconstrucción en el que tendrá un papel importante la diputada Ana Pastor, una voz respetada por su partido y la oposición que se encontraba ayer entre el limitado público que accedió a la plaza de toros. “Hemos tendido la mano para un pacto de reconstrucción”, aseguró Casado.

Sin embargo, el PP continúa tirando de su argumentario, tanto en el Congreso como en los mítines, para sembrar dudas sobre la veracidad de los datos de muertes por el virus que da el Gobierno central. 40.000 da por sentado Casado ante sus fieles y votantes, frente a los más de 28.300 que marcan, por el momento, las cifras oficiales. En una extraña comparación, el presidente del Partido Popular quiso poner en la misma bandeja el papel de la oposición en la pandemia por coronavirus con “otra mucho menos grave”, la del ébola en 2014, de la que hubo un caso de contagio en territorio del Estado: “Nos denunciaron como nación en la Unión Europea por el sacrificio de un perro de una enferma de ébola. Nos hicieron escraches en la puerta del hospital. Nosotros no hemos hecho eso. Todo lo contrario, nosotros estamos apoyando a España en la Unión Europea”.

Otro punto de fricción que saltó en Galicia. Europa es también escenario de las disputas entre los bloques de socialistas y populares con la pandemia de fondo. Sánchez se despachó contra un PP que, dijo, “va a Bruselas a decir que los fondos de la recuperación para España deben exigir una ultra condicionalidad”. Los populares buscan que el plan de recuperación mantenga altas exigencias para países como España, en la línea de países como Dinamarca, Austria, Suecia y Países Bajos, al tiempo que la jefa de la delegación del PP envía un informe al comisario de Justicia en el que acusa al Gobierno de querer “encubrir cifras que colocan a España entre los países con el mayor número de muertes en términos relativos”. “Somos el país con más sanitarios contagiados, hemos sido el país con más muertos del mundo en comparación con el número de habitantes. Por lo tanto, algo habrán hecho mal y algo podremos decir para que se puedan fijar en nosotros para salir de este atolladero”, aseguró Casado en el mitin de Pontevedra marcando la relación entre gestión y rédito electoral.

Sánchez pone rumbo a Euskadi para un nuevo asalto en escenario electoral sin estar confirmada de nuevo su presencia en Galicia, ya que su agenda está marcada por la evolución de la pandemia en la “nueva normalidad”. Casado insistirá hasta en cinco ocasiones en visitas a la comunidad, pese a que las encuestas pronostican que a Alberto Núñez Feijóo poca falta le hace su apoyo para revalidar una cuarta mayoría absoluta. Nadie podrá decir que no participó de una victoria que parece clara.

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