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La Xunta evita prohibir las cuatro corridas de toros que quedan en Galicia

Toro sacrificado en una corrida en Triacastela (Lugo)

David Lombao

“Es una batalla ganada”, una victoria de la que solo se desconoce el momento concreto en que sucederá. Hace casi media década A Coruña acogía una conferencia internacional por la abolición de la tauromaquia en la que los abolicionistas mostraban así su esperanza sobre el fin de las corridas de toros en una de las ciudades que era símbolo de la resistencia de estos espectáculos a desaparecer gracias, fundamentalmente, al apoyo directo o indirecto del dinero público. Cinco años después la retirada de los fondos del Ayuntamiento ha provocado que las corridas de toros coruñesas sean, como en casi toda Galicia, un evento del pasado, un espectáculo residual del que en el último año solo hubo cuatro muestras pero que la Xunta se resiste a prohibir. Tampoco lo hará con la ley de protección de los animales que, tras ser aprobada por el Gobierno gallego como anteproyecto hace más de un año, la Consellería de Medio Ambiente prevé remitir próximamente al Parlamento.

Según la conselleira Beatriz Mato, la previsión del gabinete de Alberto Núñez Feijóo pasa por enviar a la Cámara en el actual período de sesiones -como muy tarde, a principios de verano- el proyecto de Ley de Protección y Bienestar de los Animales de Compañía en Galicia. Como ya había advertido el propio presidente, la norma excluye desde su propio título los espectáculos taurinos, pero también lo hace en el articulado. Así, el artículo 2 del anteproyecto advierte de que ninguno de los preceptos de la nueva norma “será de aplicación a los animales que sean objeto de regulación específica” y cita, “entre otros”, a los “animales empleados en cualquier espectáculo taurino, incluidos los encierros”.

Se producirá así la paradoja de que, si es aprobada sin cambios, las corridas de toros no se verán afectadas en absoluto por una ley que incluye entre sus fines “conseguir el máximo nivel de protección y bienestar de los animales”, teniendo en cuenta su “condición de seres vivos dotados de sensibilidad”, así como “compatibilizar el bienestar de los animales con su disfrute y mantenimiento por las personas”, dice el anteproyecto. La ley también marcará como objetivo “sensibilizar” para que la ciudadanía sea consciente de que “maltratar” a un animal “no significa sólo violencia extrema”, sino también “someter a los animales a condiciones higiénicas y sanitarias muy cuestionables” o su “empleo en espectáculos prohibidos o en otros en los que no es posible garantizar el cumplimiento de unas condiciones mínimas de bienestar, com ocurre en los espectáculos circenses”.

Cuatro espectáculos en todo el año

Galicia avanza hacia este contradictorio panorama en un contexto en el que la propia Xunta admite el declive de los espectáculos taurinos, excepto contadas excepciones como la de la plaza de Pontevedra o la corrida que se prepara para el próximo junio en O Páramo (Lugo). En la línea de lo avanzado en los sucesivos anuarios estadísticos del Ministerio de Cultura, el Gobierno gallego refrenda la práctica desaparición des esta práctica, proceso acelerado desde las últimas elecciones municipales, con el fin de los apoyos públicos por parte de instituciones como el Ayuntamiento de A Coruña o la Diputación de Pontevedra. Así, en una reciente respuesta parlamentaria a una batería de iniciativas de En Marea la Vicepresidencia y Consellería de la Presidencia detalla que los 9 espectáculos taurinos celebrados en 2014 pasaron la siete en 2015 y sólo cuatro en 2016.

En respuesta al mismo grupo el Gobierno de Feijó no sólo deja claro que no prevé prohibir las corridas de toros, sino que además traslada la responsabilidad sobre su celebración a los ayuntamientos, que pueden promoverlas y decidir apoyarlas o no, pero carecen de competencia para prohibirlas. “La realización de este tipo de espectáculos o actividades se inserta en el exclusivo ámbito de decisión de los gobiernos locales y algunos ayuntamientos de Galicia suelen incluirlas como parte de la oferta cultural tradicicional dentro de la programación de los festejos locales o patronales”, indica otra respuesta de la Vicepresidencia, que se escuda en el “principio de autonomía local” para esquivar la prohibición de unos eventos a los que, resalta, “no concede subvención o ayuda alguna”.

En este escenario, cabe esperar que la única decisión de la Xunta en este ámbito en los nos próximos tiempos sea limitar la presencia de menores de edad en las mismas. En la línea del acuerdo alcanzado en el Parlamento, el Gobierno ratifica que ve “necesario regular el acceso” de este sector de la población a “determinados” eventos. Esa reglamentación, avanza, llegará en la próxima ley de espectáculos públicos y actividades recreativas de Galicia.

Sanciones a espectadores en Pontevedra

Cuando entre en vigor la nueva norma continuará, entonces, sin haber impedimentos legales para la celebración de espectáculos como los que todavía sobreviven en la plaza de toros de Pontevedra, a los que se refieren específicamente las mencionadas iniciativas parlamentarias. En su respuesta el Ejecutivo explica que en el período por el que preguntó En Marea (2010-2016) “no se inició ningún expediente sancionador en la feria taurina de Pontevedra relacionado con la autorización” para la celebración del evento “o en lo referido al desarrollo del espectáculo propiamente dicho”, pero sí hubo algunas sanciones al público.

Concretamente, la Vicepresidencia certifica que, “con base en las denuncias formuladas” por la Policía, en ese período “se tramitaron cuatro expedientes sancionadores por infracciones relacionadas con el comportamiento de algunos espectadores que presenciaban el espectáculo”. La Xunta, recuerda la respuesta, controla “estas actividades” en aspectos como “las condiciones de seguridad de la plaza, la idoneidad del equipo material y personal médico o las certificaciones veterinarias sobre la adecuación de las condiciones higiénico-sanitarias”.

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