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La propaganda LGTBfóbica de Hazte Oír llega en masa a centros educativos de Galicia

Campaña de la Asociación Nós Mesmas

Marcos Pérez Pena

Desde la primera semana de este curso empezó a llegar a los centros de enseñanza de todo el Estado propaganda enviada por la asociación ultraconservadora HazteOír. Se trata de cartas, folletos y panfletos que cuestionan la realidad LGBTIQ+ y la enseñanza que, siguiendo la legislación, fomenta la diversidad, la igualdad y la tolerancia. En esos documentos se demanda, además, la aplicación del denominado Pin Parental, es decir, la exigencia de una “autorización expresa” por parte de los padres y madres antes de impartir cualquier materia, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones socialmente controvertidas o sobre la sexualidad.

La situación ha sido denunciada por entidades LGBT, como la Asociación Nós Mesmas y por la FELGTB en su conjunto, la federación estatal de asociaciones LGBT. Lo hizo también la Red Educativa de Apoyo LGBTIQ+ de Galicia, una entidad de reciente creación que agrupa a 160 maestros y maestras gallegas. La Red, con integrantes en 98 centros de enseñanza de toda Galicia, señala que la propaganda ha llegado a casi todos ellos, dirigida al director o directora del centro. Se calcula que HazteOír, que en los últimos comicios hizo campaña a favor de VOX, ha enviado su propaganda a 23.000 centros de todo el Estado, a las Direcciones de los mismos, a profesorado concreto y también a las ampas.

Además de denunciarlo públicamente, la Red Educativa de Apoyo LGBTIQ+ acaba de remitir una carta de protesta a la consejera de Educación de la Xunta, Carmen Pomar, y también a la Valedora do Pobo. En estos envíos, la Red denuncia que la campaña de HazteOír “atenta contra los derechos fundamentales de las personas, el derecho a la educación y la libertad de la enseñanza, fomenta odio hacia las personas y familias LGBTIQ+, incumpliendo tanto la vigente ley educativa como las leyes en materia de Igualdad y Diversidad y, por lo tanto, pueden incurrir en un delito de odio”.

En esta carta, la Red le exige a la Consellería “un posicionamiento público y firme” contra la campaña de HazteOír, “a través de un comunicado que llegue a todas las comunidades educativas gallegas, así como a las familias, anpas y escuelas de familias”. 

La entidad recuerda “el derecho del alumnado a recibir formación en valores que apelen a la convivencia, a la tolerancia y a la no discriminación por cuestiones de identidad de género u orientación sexual”, un derecho presente tanto en la LOMCE, en los currículos de Educación Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato, y en la Ley por la Igualdad de Trato y la no Discriminación de Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales en Galicia aprobada en el año 2014.

Esta norma prevé la inclusión de la realidad LGBTI en los planes de estudios, la formación del personal docente en esta cuestión y la divulgación de la realidad LGBTI entre las ampas. Además, se señala que la Xunta fomentará la realización de actividades dirigidas a la comunidad escolar para la prevención de actitudes y comportamientos discriminatorios por la orientación sexual o la identidad de género. Y que se establecerán actuaciones para combatir el acoso escolar por esta razón.

La Red Educativa de Apoyo LGBTIQ+ le solicitó ya en septiembre este pronunciamiento a la Xunta, demandando además que la Consellería instara a los equipos directivos de los centros de enseñanza “a retirar la propaganda falaz y anticonstitucional de Hazte Oir con la mayor diligencia posible, y así garantizar la legalidad vigente educativa en Galicia”. Sin embargo, desde entonces nada se hizo, lo que obligó al colectivo a redoblar sus denuncias.

Ana Ojea, una de las portavoces de la Red, alerta de que la propaganda puede tener efectos muy perjudiciales sobre los chicos y chicas del colectivo LGBT, que en muchas ocasiones ya están sufriendo situaciones de acoso o estados de depresión. “La realidad del acoso escolar LGBTfóbico está muy presente, un acoso que está siendo especialmente agresivo en el caso del alumnado trans”, señala Ojea, que recuerda que hace tan sólo dos semanas se produjo un nuevo suicidio de una chica trans en Valencia. 

“Se siguen escuchando insultos por los pasillos: maricón, bollera... Y hay mucho alumnado sufriendo”, dice. “Esta situación hace muy necesario nuestro trabajo por la igualdad y la diversidad”, añade. “Uno de los grandes problemas es la invisibilización, situaciones de acoso que son ignoradas por la mayoría y que quedan ocultadas. Esto dificulta la vida del alumnado y del profesorado LGBT”, señala.

Comenta que “el trabajo por la diversidad está empezando a desarrollarse en los centros educativos de todo el Estado sólo desde hace dos o tres años. Antes había únicamente algunas experiencias aisladas. En el momento en que comenzamos a trabajar en serio este tema, vemos como la incorporación de alumnado y profesorado es masiva y está teniendo una muy buena respuesta”. Y subraya: “al igual que está pasando en otros ámbitos, la ultraderecha está asustada, viendo como se están produciendo avances sociales, en diversidad y en igualdad, que no quieren que existan”.

La Red

La Red Educativa de Apoyo LGBTIQ+ de Galicia se formó en las primeras semanas de este curso académico, y tuvo en octubre su primera reunión. Agrupa a 160 maestros y maestras de 98 centros, la mayor parte públicos. “Somos un grupo de docentes que quisimos juntarnos a nivel gallego para trabajar estos temas”, explica Ana Ojea, que añade que hay también algunos orientadores y orientadoras, que pueden desarrollar programas de atención a la diversidad, y también educadores de formación no regladas (cursos, talleres).

Explica que “en general somos personas que queríamos trabajar en cuestiones de diversidad. Muchas hacía tiempo que querían trabajar en este campo pero sentían que necesitaban formación para hacerlo”. “Por eso compartimos recursos y materiales didácticos, pero la Red es también un foro de unión, en el que ponemos problemas en común”, dice. “Por ejemplo, en los claustros hay profesorado y equipos directivos lgbtfóbicos que buscan frenar todas las iniciativas de avance”, advierte.

La Red recuerda que 3 de cada 100 alumnos y alumnas de enseñanza secundaria ha sufrido agresiones verbales por “parecer” LGBT y que 1 de cada 100 ha sufrido agresiones físicas por el mismo motivo. Y que, según el mismo estudio, el 60,5% del alumnado no se siente “totalmente protegido” por el profesorado.

¿Qué papel cumple el profesorado para luchar contra el acoso y apoyar al alumnado LGBT? “Tiene que ser un papel activo, dejar ya de lado la pasividad, la falsa neutralidad y el mirar para otro lado, justificándose en que 'son sólo cosas de niños”, dice Ana Ojea. “Tenemos que ser consciente de que el acoso dificulta la vida de un número cada vez más alto de chicos y chicas, porque cada vez se visibilizan más”, afirma. 

“Tenemos que intervenir. Intervenir significa frenar las situaciones de acoso cuando somos testigos, aplicar protocolos cuando hay casos evidentes de acoso escolar LGBTfóbico. Y también la visibilidad: desde que existe el activismo LGBT sabemos que nuestro mayor peligro es la invisibilización, el no hablar del tema”, concluye.

En este sentido, añade que “no le podemos pedir que se visibilice al alumnado -que a veces tiene problemáticas familiares duras- si el profesorado LGBT no se visibiliza antes, si no habla del tema abiertamente. Sobre todo el profesorado estable, que tiene una plaza fija. Tenemos que ser un poco valientes y dar un paso al frente”, añade.

Agresión en Carballo a dos chicas por besarse

Las advertencias de la Red Educativa de Apoyo LGBTIQ+ de Galicia coincide en el tiempo con la salida a la luz de una presunta agresión homófoba sufrida hace dos semanas por dos chicas de 16 y 17 años mientras se besaban en un parque de Carballo, en la provincia de A Coruña. Según ha informado La Voz de Galicia, tres chicos también menores de edad se acercaron a las jóvenes y comenzaron a insultarlas, momento en el que ellas intentaron escaparse.

Según la información que ha trascendido, los presuntos agresores las siguieron y acabaron por golpearlas, una paliza que les provocó hematomas en todo el cuerpo, en un ojo e incluso un corte en un labio. Ambas fueron atendidas en un centro médico, pero no presentaron denuncia “por miedo a represalias” y porque sus familias desconocen su orientación sexual.

Imágenes del estado de las jóvenes después de la paliza comenzaron a ser compartidas en las redes sociales por un conocido de las jóvenes. En caso de llegar a la vía judicial, la agresión encajaría en un delito de odio al tener su origen en la orientación sexual de las víctimas

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