¿Puede tu estado de ánimo afectar a tu gato? Esto es lo que dice la ciencia

Gato y mujer

Eva San Martín

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Tu gato puede parecerse a ti más de lo que pensabas. Según un estudio publicado en Plos One, nuestra personalidad parece tener una influencia directa en el comportamiento de nuestro gato. No solo eso: también puede influir en su bienestar. Esto es: determinar que tu gato sea más o menos feliz.

Por mucho que queramos a nuestros felinos, y que tu gato te quiera a ti (como la ciencia ha confirmado), resulta evidente que somos dos especies muy diferentes. Y que, a veces, lo que hacemos (o lo que dejamos de hacer) tiene un impacto en el bienestar de nuestros gatos; incluso si no nos damos cuenta o, sencillamente, aunque no seamos conscientes, por desconocimiento.

Un ejemplo: muchos gatos lo pasan fatal (y sufren estrés o miedo) con pequeños cambios en su territorio (nuestra casa) que a ti te pueden parecer insignificantes, incluidos sonidos y olores nuevos, pero también el cambio de muebles o llegada de visitas a casa.

A veces cuesta ver el impacto negativo de estos cambios en tu camarada peludo, hasta que tu gato lo expresa de forma evidente (y normalmente, incómoda para ti): por ejemplo, con orinas fuera de su arenero, rascado excesivo del sofá (en lugar de usar su rascador), un acicalado extremo hasta dejarse calvas o, sencillamente, evitando ciertas zonas de la casa; todos ellos temas recurrentes en las consultas de comportamiento felino, que te ayudan a entender mejor a tu gato y a hacerlo feliz. 

Pues bien: existen otros modos más sutiles de influir en el bienestar de nuestros gatos. Y tienen que ver con nuestra personalidad.

¿Sientes ansiedad? Puedes estar estresando a tu gato

El estudio de Plos One indaga en el impacto directo que nuestra personalidad puede tener en el tipo de cuidado y relación que ofrecemos a nuestros gatos. Un aspecto bien estudiado en las relaciones entre padres, madres y sus hijos; pero no tanto cuando se trata de entender la influencia de la relación humana con nuestros animales más cercanos, sobre todo, gatos y perros. [Gente de gato y gente de perro: ¿de verdad somos tan diferentes?]

Mientras investigaban a más de 3.000 personas que comparten su vida con al menos un gato, los científicos les preguntaron una batería de cuestiones con el fin de valorar su personalidad, y categorizarla según el modelo de los Cinco grandes factores de personalidad.

Este modelo es una de las valoraciones de personalidad más utilizadas en los estudios psicológicos y mide cinco rasgos de personalidad claves: neuroticismo (inestabilidad emocional), extraversión (facilidad relaciones sociales), apertura, amabilidad y responsabilidad. 

¿La conclusión? Algunos rasgos de personalidad encontrados en los encuestados también fueron hallados en los gatos con los que compartían la vida. Es más: esta investigación arroja unas conclusiones similares a las halladas en los estudios que indagan en la relación entre padres e hijos: en ambos casos, la personalidad del cuidador afecta al bienestar y a la felicidad del que cuidan, sea su hijo, sea su gato. 

Así, quienes obtuvieron mayor puntuación en la categoría de neurotismo o inestabilidad emocional, es decir, personas que experimentan con más frecuencia emociones negativas de estrés o ansiedad, también reportaron más comportamientos relacionados con el estrés en sus gatos.

También más “problemas de comportamiento felino”, como conductas agresivas, de ansiedad o relacionadas con el miedo. Y puntuaron alto en problemas de salud relacionados con el estrés; como cistitis, vómitos, diarreas o una mala condición del pelaje.

Estos gatos también tienen más probabilidades de sufrir sobrepeso, y se comportan con mayor frecuencia de forma agresiva o con miedo. Es decir, no solo ellos, sus gatos también obtuvieron puntuaciones más bajas en las categorías de bienestar o felicidad gatuna. [¿Es bueno tratar a gatos y perros como si fueran humanos?]

Y al contrario: un humano responsable y positivo hace más feliz a su gato

Y al contrario, los investigadores también han encontrado que otros rasgos de nuestra personalidad parecen estar relacionados con aspectos más positivos, que mejoran el bienestar de los gatos. Así, aquellas personas que puntuaron más alto en la categoría de amabilidad, también afirmaron tener una buena relación con sus gatos.

Mientras que aquellas personas con mayor puntuación en la categoría de responsabilidad, aseguraron que sus gatos mostraban menos conductas relacionadas con el miedo, la ansiedad o el estrés.

No es tan raro: cada vez más, consideramos a nuestros gatos (y perros) parte de nuestra familia y construimos fuertes lazos afectivos con ellos: los queremos, y nuestros perros y gatos también nos quieren a nosotros. En consecuencia, parece razonable que nuestro comportamiento, así como nuestra personalidad, pueda afectar al modo en cómo interaccionamos con ellos. Y también a nuestra capacidad para hacer a nuestros gatos felices. 

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