¿Tu gato no quiere comer? Diez trucos para ayudarlo

Foto: TeamK

Eva San Martín

0

Cuando tu gato no se siente bien o sufre estrés felino, hay muchas posibilidades de que pierda el apetito. También ocurre si tu camarada peludo acaba de pasar por el quirófano o tiene un problema serio de salud: sencillamente, puede no tener ganas de comer. El problema es que constituye un círculo vicioso: no se siente bien y deja de comer; pero sin alimento se sentirá aún más débil. Y vuelta a empezar. 

No es broma: tu gato puede desarrollar lipidosis hepática (o síndrome del hígado graso felino), una enfermedad peligrosa y mortal, no infecciosa. Y puede afectar a tu camarada de ronroneos en un plazo muy corto: bastan dos o tres días.

1. Los gatos tienen preferencias, igual que tú

El primer consejo: vete al veterinario. Y dale la comida que tu camarada gatuno prefiera, siempre con el consentimiento de su doctor felino. Es probable que tu minino rechace el alimento que solía devorar solo porque lo asocia con un malestar. 

Por eso, no es buena idea dejarle la comida en su plato, o peor, forzarle a comer con una jeringuilla. Pregunta al veterinario y rastrea todas las opciones de alimentos felinos disponibles, para encontrar la que sea de su agrado. 

2. Separa su comida del agua, ¡y del arenero!

La comida de tu amigo debería estar siempre alejada de sus cuencos de agua. En la naturaleza, los felinos prefieren mantener separado su alimento del agua para evitar que se contamine. Por eso, asegúrate de que ambas estén lo más separadas que resulte posible. ¿Y qué hay de los areneros? Lo mismo: aléjalos. Mejor: colócalos en habitaciones completamente distintas. 

3. Dale de comer en un espacio seguro, y separado de la pared

La comida es un momento de vulnerabilidad. Puesto que tu gatita necesita agachar la cabeza, su habilidad de vigilar el entorno, ¡algo tan importante para tu minina!, queda mermada. Es una herencia de su ancestro salvaje (el Felis silvestris lybica), un cazador solitario y una especie muy territorial que necesita controlar su espacio en todo momento para sentirse seguro. 

Por eso, colocar el cuenco pegado a la pared o en una esquina puede ser problemático: tu amiga se verá forzada a darle la espalda a su territorio gatuno. Al contrario, es más mucho más gatuno alejar la comida de la pared para que pueda girarse y comer en una posición que le permita seguir controlando su territorio, vuestra casa. 

Además, escoge un lugar de la casa tranquilo donde no vaya ser distraída ni por el ruido ni por la actividad del resto de la familia. Esto es especialmente importante si en tu casa viven más de un gato, ya que puede evitar tensiones, otro perro o un bebé. Y también es recomendable consultar con un experto o experta en comportamiento felino acreditado.

4. Raciones más pequeñas, más frecuentes

Los gatos mayores pierden el apetito a medida que su capacidad de oler y de saborear la comida se reduce. Una forma sencilla de estimular sus ganas de comer es ofrecerle pequeñas raciones más a menudo: por ejemplo, entre cuatro y seis raciones diarias. 

Otro truco: experimenta tanto con comida que le sea familiar como con otros alimentos nuevos. Pero evita dejar la comida que no haya consumido en el plato. Mejor guardarla y probar unas horas más tarde. 

5. Tu minino quiere su propio plato, ¡y más gatuno!

Si el cuenco de tu gato es profundo, de plástico y se mueve cada vez que tu amigo trata de darle un bocado a su latita de salmón es normal que no se sienta cómodo. Por mucho que sea noruego. Al contrario, tu camarada de ronroneos te agradecerá usar un plato de loza ancho y plano. 

Para ello sirve un plato de postre para humanos, pero no: compartir su plato con su hermanito gatuno tampoco es buena idea. Recuerda que tu minino procede de un cazador solitario; y esto implica que le gusta comer solo. 

6. Una comida gatuna más divertida

Y prueba a hacer su comida más divertida y estimulante: hay muchos rompecabezas para gatos que puedes usar tanto con comida seca como con húmeda. E incluso puedes hacerlos en casa con algo tan sencillo como una caja de cartón y unos cuantos rollos de papel higiénico. 

7. Latitas gatunas: sácalas 30 minutos antes de la nevera

Tu camarada de ronroneos prefiere su comida a temperatura ambiente. Si la latita ya está abierta y la guardas en la nevera, sácala media hora antes o caliéntala unos segundos en el microondas: esto aumenta su palatabilidad, es decir, ¡la hace más gatunamente atractiva! 

8. ¿Croquetas o latas? 

Hay gatos a los que les pirran las croquetas, mientras que otros enloquecen con las latitas de textura tipo mousse, y otros prefieren la comida húmeda con trocitos que poder mordisquear. Por eso, conviene experimentar con la textura. También puedes probar a añadir un poco de agua templada a su comida y aplastarla con un tenedor. 

9. Eleva el cuenco de tu gatito

Si tu gatito es mayor, alza su cuenco de comida un poco y colócalo, por ejemplo, sobre una caja de cartón. Esto puede lograr que se sienta más cómodo durante la comida; sobre todo si tu amigo sufre dolor en las articulaciones del cuello. 

10. ¡Y no olvides los mimos!

Es hora de maullarlo bien alto: tu gato te quiere, y mucho. De hecho, los felinos agradecen las palabras amables mientras comen, que te sientes a su lado y que le dediques tiempo. Prueba a darle pequeños trozos de alimento directamente de tu dedo para que pueda lamerlo: este pequeño gesto puede animarlo a seguir comiendo. ¿A cambio de todo esto? Ronroneos y mucho más amor peludo del bueno. 

síguenos en Instagram

Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines

Etiquetas
stats