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No es solo Curry: el dinero y la filosofía de Silicon Valley, tras el éxito de Golden State

Los Warriors, campeones de la temporada pasada y equipo de moda de la NBA

Álvaro Hernández

La bahía de San Francisco está de enhorabuena. En Oakland, a unos 10 kilómetros de la gran ciudad, un equipo de baloncesto está tejiendo su propia leyenda, con la que podría hacer historia de la NBA. Los Golden State Warriors parecen imparables. Sin haber perdido aún un encuentro esta temporada y con su última victoria, su racha va ya por un impresionante 23-0. Sumándole los cuatro últimos triunfos de la temporada regular anterior, estos Warriors llevan 27 partidos sin perder.

La franquicia californiana está a solo seis victorias de alcanzar el récord de aquellos Angeles Lakers que, en la temporada 71/72, encadenaron 33 partidos invictos. En el horizonte, la temporada casi perfecta que hicieron los Chicago Bulls con 72 victorias y solo 10 derrotas a mediados de la década de los 90: la combinación de superar a los Lakers y a los Bulls nos pondría, probablemente, ante el mejor equipo de la historia.

Si los angelinos contaban con Wilt Chamberlain y los de Chicago tenían a Jordan y Rodman, los Warriors tienen en Stephen Curry a su hombre fuerte. No en vano, el MVP de la pasada temporada va camino de convertirse en el mejor tirador de la historia de la NBA, superando a estrellas como Larry Bird o Steve Nash. Sin embargo, este chiquitín de 1.91 nacido en Akron, Ohio, no es el único ingrediente secreto de los Warriors.

Todas esas estadísticas asombrosas (el máximo anotador de la liga y el equipo con más puntos) encuentran parte de su explicación en las gradas, y no es que la afición de los Warriors sea la mejor: a los asientos del Oracle Arena acuden algunos de los principales mandamases del mundo de la tecnología, que algo tienen que ver con el éxito de la franquicia californiana.

Jack Dorsey, CEO de Twitter; el padre de Oracle, Larry Ellison; los fundadores de Twitch o algunos de los directivos de Uber disfrutaron el pasado verano desde los mejores asientos de los choques entre los Warriors y los Cleveland de LeBron James en su disputa por el anillo, demostrando que los Warriors han logrado cautivar a los magnates de la tecnología.

La excelente relación de los Warriors con el sector tecnológico va mucho más allá de los nombres que ocupan las filas VIP de su estadio. A pesar de estar a unos 60 kilómetros de Silicon Valley, lo cierto es que el ganador del último anillo de la NBA es la nueva obsesión de sus multimillonarios. Para empezar, uno de sus propietarios es Joe Lacob, socio de uno de los fondos de capital riesgo más famosos de Silicon Valley.

Los lazos con el área en que nacieron los gigantes de internet se estrechan aún más en su junta ejecutiva, de la que forman parte un exdirectivo de Facebook (Chamath Palihapitiya), el inversor Mark Stevens (exempleado de Intel y miembro de Sequoia Capital) o el cofundador de YouTube, Chad Hurley.

Así, no es de extrañar que los propios inversores comparen la franquicia deportiva con una ‘startup’. Al fin y al cabo, han contratado al mejor talento para dirigirlo, tienen un modelo escalable y cuentan con usuarios (aficionados, en este caso) que compran por anticipado el producto (las entradas) con la fe de que el equipo crecerá aún más.

El resumen perfecto de una ‘startup’ adquirida en 2010 por 450 millones de dólares (algo más de 410 millones de euros), una cantidad que por aquel entonces parecía desorbitada para una franquicia en el dique seco y que ahora ha demostrado ser más que rentable.

Toda una filosofía

El hecho de que Silicon Valley esté detrás del éxito de los Warriors no solo se percibe en el apoyo económico, sino que la franquicia también se ha beneficiado de lo que hay detrás de todo ese dinero: toda una filosofía empresarial capaz de revolucionar el mundo y, al parecer, hacer historia en la NBA.

Los que sudan la camiseta en la cancha también saben algo de la gestión empresarial que se lleva a cabo en la bahía. No en vano, el alero Harrison Barnes trabaja como asesor en Facebook; el MVP de las pasadas finales, Igoudala, trabajó en Twice (una ‘startup’ de compraventa de productos de segunda mano recientemente adquirida por eBay) y la estrella del equipo, Curry, es socio de CoachUp, un buscador de entrenadores de un sinfín de disciplinas deportivas.

Obviamente, la tecnología se ha convertido en un componente clave más del éxito de la franquicia californiana, que está a la vanguardia en lo que a ‘wearables’ de medición de la actividad física se refiere.

De hecho, las rotaciones que el pasado año permitieron que los jugadores llegaran bien a las finales contra Cleveland se deben al complejo sistemas de cámaras SportVU: grabando los movimientos de los jugadores a 25 'frames' por segundo, el equipo técnico dispone de información sobre la intensidad del esfuerzo físico de cada uno.

Por si fuera poco, entrenan con Catapult Sport, un dispositivo que hasta el año pasado pocos en la NBA utilizaban. El dispositivo de esta ‘startup’ australiana cuenta con un sistema de localización de posicionamiento (GPS), un acelerómetro para medir paradas y arranques, un giroscopio para medir la flexión y torsión del cuerpo y un magnetómetro para medir la dirección. Todo ello con un microprocesador que recoge y analiza más de 1.000 datos por segundo para que Steve Kerr, el entrenador de los Warriors, sepa quién debe descansar en cada momento.

Adiós, Oakland

No todo son buenas noticias sobre el idilio entre Silicon Valley y el equipo de moda de la NBA. Al igual que las grandes compañías llevaron la gentrificación a la bahía, el amor de los capos de la tecnología por la camiseta amarilla y azul de los Warriors está alejando a los aficionados habituales, aquellos que cada vez miran con más recelo a los gigantes de internet.

Todo apunta a que esta ruptura será definitiva cuando, en un par de años, los Warriors estrenen su flamante complejo deportivo en San Francisco. La franquicia abandonará Oakland para volver a los brazos de la ciudad que la acogió en los años 60 tras abandonar su Filadelfia natal. Lo hará para aterrizar en un nuevo estadio que incluirá un centro de alto rendimiento para la preparación de los jugadores y un área comercial espectacular: más de 90.000 metros cuadrados que confirmarán que Golden State Warriors, la franquicia que opta a tener el mejor grupo de la historia de la NBA, es el equipo de Silicon Valley.

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Las imágenes del artículo son propiedad, por orden de aparición de Golden State Warriors (y 2) y la NBA

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