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¿Quieres tener tantos 'fanboys' como Apple? Aprende a conquistar a los demás con la filosofía de Steve Jobs

El periodista Walt Mossberg entrevista a Steve Jobs (Foto: Joi en Flickr)

David G. Ortiz

El dinero no lo es todo. Seguro que en eso estás de acuerdo conmigo. De nada sirve ser el más rico del cementerio si te vas a la tumba solo, amargado y sin haber dejado huella alguna en las personas que te rodean. Lo mismo pasa con las empresas. Habitualmente medimos el éxito o el fracaso en términos de beneficios, ingresos o cuota de mercado, pero ninguno de esos factores hace que una marca sea eterna y viva por siempre en el recuerdo de sus consumidores.

¿Qué es más importante? ¿Ser la firma más valiosa del mundo o que miles de personas duerman en la calle para ser los primeros en adquirir la última de tus innovaciones? Steve Jobs siempre lo tuvo claro. ¿Y tú? ¿Con qué te quedas? ¿Un chalé en la zona noble, un coche de lujo y un ostentoso yate o estar rodeado de personas que te dan las gracias por formar parte de su vida?

Appleízate

“Steve [Jobs] creó la única marca de la industria tecnológica que promocionaba todo un estilo de vida. Hay coches que la gente se enorgullece de tener, como un Porsche, un Ferrari o un Toyota Prius, porque lo que una persona conduce dice algo sobre su personalidad. La gente sentía lo mismo con respecto a los productos de Apple”.

Estas palabras de Larry Ellison, fundador de Oracle, sintetizan del mejor modo posible el efecto 'fanboy' que durante décadas ha acompañado a la firma de la manzana mordida. Apple es más que una empresa y mucho más que un fabricante de alta tecnología. Steve Jobs logró dar forma a toda una filosofía de vida que el informático Álvaro Ojeda nos propone hacer nuestra en su libro 'Appleízate', editado por Empresa Activa.

Se trata de aprovechar las enseñanzas de 'iGod' para alcanzar el éxito que siempre acompañó a sus creaciones. Si a él le ha funcionado, ¿por qué no iba a funcionarnos a nosotros? Al fin y al cabo todos tenemos una marca personal y somos percibidos por los demás como una especie de producto que, afortunadamente, tenemos la capacidad de moldear.

Identifica tus productos

El concepto de marca personal, tal y como se cuenta en el libro, es aún bastante reciente. Entre sus más destacados precursores se encuentra Tom Peters, que lo enunció en 1997 en un artículo para la revista Fast Company titulado “The Brand Called You” (“La marca llamada tú”).

“Independientemente de nuestra edad, de nuestra posición, de los negocios en que estemos inmersos, todos debemos entender la importancia de la creación de marca”, escribía Peters hace más de 15 años. “Todos somos consejeros delegados de nuestra propia compañía: Yo S.L. Para hacer negocios, hoy en día, nuestra labor más importante es ser jefes de marketing de la marca llamada Tú”.

Esa marca personal, que Peters circunscribía al ámbito laboral, también tiene su reflejo en nuestras relaciones personales. Así, el autor de 'Appleízate' considera que cada uno de nosotros viene al mundo con una marca personal, que denomina el 'iYo', y va creando a lo largo de su vida diferentes productos, con sus respectivas marcas, en función de las relaciones en las que se ve inmerso: 'iHijo', 'iHermano', 'iAmigo', 'iAlumno', 'iCompañero', 'iNovio', 'iMarido', 'iEmpleado', 'iJefe', 'iPadre', 'iAbuelo'...

Lo que Ojeda te propone en su libro es que identifiques todos los productos que se 'comercializan' bajo tu marca personal y elabores una lista con sus clientes, indicando el grado de satisfacción de cada uno de ellos. De esta forma, y atendiendo a las cinco claves del éxito de Apple que se desarrollan a continuación, podrás dedicar tus esfuerzos a mejorar cada uno de esos productos para convertirte en el “líder” de ese “mercado”: el mejor hijo, el mejor hermano, el mejor amigo, la mejor pareja, el mejor empleado, el mejor jefe... ¿Te atreves a intentarlo?

Detalles

Steve Jobs vivía obsesionado por los detalles. Lo que para otros podía ser una nimiedad, para él era a menudo la clave del éxito, y esa es la filosofía que siempre trató de aplicar en sus productos. Ojeda ilustra esta faceta del fundador de Apple con un ejemplo que nos remonta a finales de los 70, cuando Jobs trataba de encontrar un elemento diferenciador para Lisa, el ordenador que debía devolver a la firma de la manzana mordida a la senda del éxito tras el fracaso del Apple III.

Para ello, cerró un acuerdo con la multinacional Xerox y comenzó a visitar su centro de investigación en Palo Alto, donde se estaba desarrollando la primera interfaz gráfica de la historia basada en un mapa de bits. Hasta entonces las pantallas de todos los ordenadores mostraban mapas de caracteres, es decir, letras, números y símbolos, pero no podían mostrar imágenes. Las innovaciones de Xerox abrieron la puerta al escritorio, los iconos, las ventanas y el puntero del ratón.

Esos eran los detalles que Jobs estaba buscando para su próximo ordenador, aunque finalmente no logró tener el control del diseño del Lisa, que fue un fracaso, y tuvo que esperar al primer Macintosh para poner en práctica sus planteamientos. Por ejemplo, se empeñó en que las ventanas de su sistema operativo tuvieran las esquinas redondeadas y en que todos los miembros del equipo estampasen su firma en el interior de cada máquina. Pequeños matices que hicieron de sus ordenadores un producto mucho más artesanal y menos frío que el de la competencia.

¿Y cómo aplico yo esto a mi vida?, te estarás preguntando. Es sencillo. Solo tienes que preguntarte si eres una persona suficientemente detallista. “Las personas detallistas”, escribe Ojeda, “son personas que dejan huella, que son capaces con sus detalles de generar experiencias que se recordarán por mucho tiempo”. Así que el autor de 'Appleízate' te propone reflexionar acerca de los detalles que has tenido recientemente con los clientes de cada uno de tus productos.

Como hijo, ¿qué gesto has tenido últimamente con tu padre? ¿Qué sensación le provocó? ¿Y como novio? ¿Has sido todo lo detallista que podías con tus compañeros de trabajo? Dale una vuelta y, ya sabes, si quieres tener tanto éxito como un iPhone deberás trabajar en ese aspecto.

Estética

Los productos de Apple entran por los ojos. Si de algo no cabe duda alguna, más allá de las especificaciones técnicas, es de que un iPhone es un móvil elegante y atractivo. Eso también es fruto de la obsesión de Steve Jobs y, de hecho, hay quien piensa que, desde su fallecimiento, Apple lo está perdiendo a marchas forzadas. El diseño de iOS 7, los rumores de un iPhone de plástico... Y eso que al frente del diseño sigue Jonathan Ive, la mano derecha de 'iGod' y la segunda mente detrás de la apariencia de todos los éxitos de la firma de la manzana.

Como ejemplo de la fructífera amistad entre 'Jony' y Steve, Ojeda cuenta en su libro la historia del “primer gran éxito del diseño” en Apple, el colorido iMac G3. “Jobs quería eliminar el gris metálico tradicional y le pidió a Jonathan Ive que pensara en colores más atrevidos, colores que pudieran vincularse emocionalmente con los usuarios”, relata. Así nació la carcasa 'azul bondi', en referencia al color de las aguas de una playa de Sidney (Australia).

La estética era tan importante que Jobs exigió a los ingenieros que fabricaran una carcasa transparente y le pusieran un asa, a pesar de las enormes dificultades que eso conllevaba por aquel entonces. Su objetivo era que los ordenadores dejasen de intimidar a los usuarios y que se sintieran cómodos utilizándolos, algo que consiguió apoyándose en el diseño.

Pero, ¿cómo puedes hacer tú para aplicar esta lección en tu vida diaria? “Tu apariencia física es tu logo, es la representación visual de tu marca personal”, explica el autor de 'Appleízate'. “Tu apariencia genera sensaciones y debes procurar que esas sensaciones sean agradables, no importa el color de los ojos con el que hayas venido a este mundo, tu estatura o los kilos que peses. La elegancia, el estilo con el que lleves una chaqueta, tu cuidado personal, tu olor corporal, la forma de llevar unos pantalones o un vestido generan sensaciones y conforman tu estética, aquello por lo que visualmente y sensorialmente eres reconocido”.

Así que otra de las claves para ser tan exitoso como un iPhone es que cuides la estética. Solo así tus productos podrán ser líderes y tus clientes estarán plenamente satisfechos.

Innovación

De entre los ejemplos con los que 'Appleízate' ilustra esta clave del éxito de la firma de la manzana mordida, nosotros nos quedamos con uno especialmente evidente: el lanzamiento del iPod. “El 23 de octubre de 2001, Steve Jobs se subió por primera vez a un escenario para presentar algo que no tenía nada que ver con un ordenador”, cuenta Ojeda. Y tal fue el éxito del producto que al poco tiempo ya era responsable de casi la mitad de los ingresos de la compañía.

Jobs se dio cuenta de que tenía que hacer algo cuando empezó a ver cómo el ordenador era desplazado por otros dispositivos: cámaras, reproductores MP3... Su primer reflejo, como es lógico, fue el de convertir el ordenador en un centro multimedia, un cuadro de mandos desde el que gestionar el resto de aparatos. Así surgieron iMovie y iPhoto y, algo más tarde, nació iTunes, que fue un auténtico éxito. Pero Jobs se dio cuenta de que no era suficiente y decidió fabricar su propio reproductor, el iPod, con capacidad para almacenar hasta 1.000 canciones (una auténtica barbaridad para la época) y mucho más sencillo que su competencia.

Steve Jobs vio que el ordenador se estaba quedando anticuado y decidió que Apple debía reinventarse. Esa es la lección que puedes trasladar a tu vida. “Para destacar es necesario hacer las cosas de manera diferente, porque nadie destaca siendo igual que los demás”, afirma Ojeda. “Independientemente de la posición que ocupes en la clasificación tendrás que diferenciarte. Unas veces para ser líder, otras para evitar dejar de serlo”.

Su consejo es que abandones tu “zona de confort” y te atrevas a introducir cambios en tu vida. “Apasiónate con los cambios, con ese nuevo producto que diseñarás o con la evolución de un producto que empieza a aburrir a los clientes”.

Simplicidad

A menudo, cuando un 'fanboy' defiende su iPhone frente a los cada vez más populares Android de sus amigos, apela a este concepto. Con un móvil de Apple puedes hacer todo lo que necesitas de la forma más fácil, sin complicaciones. Vale, es cierto que en algunos sentidos está más limitado y que su sistema operativo no es abierto. ¿Y qué? Por supuesto que lo ideal, al menos para un experto, sería acceder al código, pero es que a la mayoría de los usuarios les asusta esa posibilidad. No quieren un teléfono que les complique la vida o les obligue a leer un manual de instrucciones.

Ahí reside otra de las claves del éxito de Apple y, de nuevo, responde a una exigencia personal de Jobs. ¿Por qué el genio californiano quería una interfaz con ventanas para el Macintosh? ¿Por qué sustituyo los molestos botones de los MP3 por una sencilla y casi mágica rueda? ¿Por qué hizo que el iPhone se manejase con sencillos e intuitivos gestos y no incluyó un teclado? Por lo mismo por lo que tú deberías dejar de darle tantas vueltas a las cosas: para no complicarte la vida. “No hay cosas complejas. Lo simple te rodea y somos nosotros los que transformamos lo simple en complejo”, escribe Ojeda. “Consigamos relacionarnos con los demás de forma satisfactoria sin que el resto del mundo tenga que leer un manual de instrucciones para saber cómo relacionarse con nosotros”.

Experiencia de usuario

“Los millones de individuos que ahora mismo poseen un iPad no adquirieron un dispositivo de alta tecnología. Esos millones de personas compraron el conjunto de sensaciones, de experiencias que ese dispositivo es capaz de suministrar cada vez que se utiliza”. Con estas dos sencillas frases resume Ojeda la que tal vez sea la principal clave del éxito de Apple. En esto se resume todo lo que hemos analizado anteriormente. Los detalles, la estética, la innovación, la simplicidad... En la filosofía de Steve Jobs, todo ello se consagra al fin último de proporcionar al usuario la mejor experiencia posible.

En 'Appleízate', el ejemplo empleado son las 'Apple Store', las tiendas físicas de la firma de la manzana mordida. ¿Por qué Jobs tomó la decisión de edificar sus propios establecimientos además de vender sus productos en las grandes superficies? Porque la realidad le demostró que era la única forma de controlar por completo la experiencia de usuario. Sí, también el proceso de compra debe cuidar ese aspecto.

En un 'Apple Store' todo está perfectamente calculado. Desde la disposición de los productos hasta el ángulo que deben describir las pantallas respecto a la línea de visión del cliente, pasando por el discurso de los empleados. Se trata de mimar cada detalle para que el usuario disfrute, se sienta cómodo y esté predispuesto a comprar.

Eso mismo debes hacer con tus clientes. “De la misma forma que en la experiencia de usuario de un iPad intervienen el tacto, el sentido de la vista, la sencillez de manejo de una aplicación o la velocidad de procesamiento, en la experiencia de usuario que surge en la relación entre dos personas intervienen factores como las palabras, la forma de hablar, el tono de voz o el vocabulario empleado”, explica Ojeda.

De todo eso depende tu éxito, como depende el de una compañía tecnológica o cualquier otra persona o empresa. A Apple le ha funcionado. Es posible que, aplicando los principios de Steve Jobs, tú también logres dejar huella en tus clientes. Por probar no pierdes nada y, al fin al cabo, ¿a quién no le gustaría tener una legión de 'fanboys'?

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