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La burbuja del ‘coworking’ se desinfla: los impostores se están cayendo del carro

No todos los espacios de 'coworking' cumplen con su denominación

Lucía Caballero

Resulta difícil encontrar datos que reflejen el número real de espacios de ‘coworking’ que hay en un país o en todo el mundo. Las únicas cifras que pueden hallarse las brindan los distintos directorios donde se registran, aunque no garantizan que sean todos los que están ni que estén todos los que son.

La desaparecida plataforma Deskwanted estudió entre 2010 y 2013 la evolución de este universo colaborativo en 80 países, incluido España. Lo hacía monitorizando internet y las redes sociales para detectar novedades. Si al principio del recuento contabilizaban 600 negocios a nivel global, en un par de años se había producido un crecimiento del 250%, llegando a los 2072.

Los responsables del directorio virtual afirmaban en su web hermana Deskmag (todavía operativa), que el mayor incremento relativo se había producido en Brasil, Japón y Reino Unido, aunque Estados Unidos continuaba liderando la clasificación por número de espacios. No obstante, destacaban el caso español porque la cantidad de centros se había multiplicado más que en ningún otro lugar: en 2012 éramos el país con el mayor número de espacios de ‘coworking’ por habitante (unos 150 en total).

En 2012 hubo un ‘boom“, explica a HojaDeRouter.com Manuel Zea, fundador de Coworking Spain, uno de los directorios que analizan el estado de la actividad en nuestro país. Ese mismo año, él y su equipo elaboraron una encuesta entre los sitios registrados en la página. A pesar del auge, Zea y su equipo concluían que los espacios no estaban cumpliendo las expectativas de ocupación de sus gestores (la media era del 55%). ”La gente empezó a abrir nuevos negocios y darse de alta en nuestro directorio pensando que la demanda era mayor de la que es“, afirma.

El Censo Global de ‘Coworking’, realizado un año después por Deskwanted, desveló que la burbuja se había hinchado aún más, y ya eran 199 los negocios abiertos en nuestro país, lo que nos situaba solo por detrás de Alemania (230) y Estados Unidos (781) en el ‘ranking’ global.

En la actualidad, hay un total de 726 espacios registrados en el directorio de Coworking Spain, y eso sin contar las otras modalidades: 171 oficinas compartidas, 17 centros de negocios y 103 centros de negocios con ‘coworking’. La etiqueta se la ponen ellos mismo al inscribirse, así que, como indica Zea, “pueden estar mintiendo”. No pueden hacer lo mismo, claro, cuando alguien se acerca a interesarse por el sitio: “Si va un usuario y no es lo que quiere, no se va a quedar”.

Madrid y Barcelona son las capitales del ‘coworking’, con 165 y 208 establecimientos respectivamente. En 2015, Barcelona tiene más espacios que España entera en 2013. Considerando todo el territorio, el número de centros ha aumentado un 364,82% en dos años. ¿Acaso la burbuja sigue creciendo? ¿Cuáles son las tendencias para el futuro?

En muchos casos, los gestores comienzan la actividad porque les sobra sitio, explica Zea. “Le quieren llamar ‘coworking’ para ver si atraen a más gente, pensando que van a tener a una fila de personas esperando en la puerta”. Utilizan el término casi como parte de un eslogan publicitario.

“Hay gente que se lanza sin tener ni idea. Ni siquiera hacen los cálculos básicos de costes o de los ingresos que necesitan para mantenerse”, añade Ramón Suárez, presidente de la Asociación Europea de Espacios de Coworking. Por eso “no todos los espacios que se llaman ‘coworking’ lo son realmente”, aclara.

En Deskmag aseguraban que el crecimiento desmesurado en España, además de tener las características de una burbuja, era el más influenciado por la crisis. En opinión de Zea, la coyuntura económica ha contribuido a que las personas busquen maneras de trabajar más económicas. Señala, no obstante, que la mayoría de usuarios no vienen de trabajar en una oficina o un centro de negocios, sino de su propia casa. “En realidad pasan de no gastarse nada de dinero a hacer una pequeña inversión”, asegura.

Lo que de verdad ha cambiado es el paradigma del trabajo. “Hay posibilidades pero no hay muchos empleos, por lo que cada vez hay más gente lanzando proyectos de manera independiente”, explica Suárez. Señala que el número de ‘coworkers’ ha aumentado, aunque no todos los espacios satisfacen sus necesidades.

“Si llamamos ‘coworking’ a cualquier cosa, entonces sí hablamos de una burbuja”, indica Eduardo Forte, fundador de Betahaus Barcelona, uno de los mayores espacios de nuestro país. Ellos llevan trabajando en la ciudad catalana un año y medio, aunque tienen sedes en otros puntos del globo, como Berlín o Nueva York. En Barcelona, “hemos crecido de cero a casi doscientos ocupantes”, asegura.

El negocio tiene que ser rentable, pero los números, según Forte, no deben hacerse solo en base a los puestos disponibles que tiene un local. “Lo que han hecho muchos es intentar rentabilizar el metro cuadrado. En realidad solo tienen una oficina con conexión a internet”, afirma.

“Es como preguntarse por qué un bar está lleno de gente y otro vacío”, aclara el fundador de Betahaus. ¿Qué ofrece un establecimiento que no tenga otro? “Seguramente no tenga que ver con las instalaciones ni con la comida. Es algo más”.

Las leyes del mercado

Zea ya conoce algunos casos de espacios que han cerrado. Los motivos van desde peleas entre socios hasta no haber acertado con la zona o el modelo de gestión. En otras ocasiones, se ha debido a la apertura de locales mucho más baratos por parte de la administración. No hay que olvidar que se trata de un producto. “Muchas veces a las administraciones les sobra espacio y lo ponen a disposición de la gente a un precio tan bajo que otros sitios pequeños no pueden competir”, explica.

Está sucediendo lo que pasa en cualquier mercado que comienza a madurar, aclara Forte. “Algunos cierran porque no gustan; nadie quiere estar en un sitio que no le satisface”. Además de en los precios, los clientes potenciales se fijan en otros aspectos, como la cercanía, que la filosofía represente sus valores o que el ambiente sea agradable.

“Una máxima del 'marketing' asegura que, a largo plazo, cualquier mercado acaba siendo una carrera de dos caballos”, asegura el fundador de Betahaus. Solo sobrevivirán los que mejor lo hagan. Con el tiempo, “quedarán unos pocos grandes espacios de ‘coworking’ en las ciudades importantes y otros más pequeños que capten una demanda más puntual”.

“Algunos sitios cerrarán, si no lo han hecho ya”, y los restantes intentarán crecer y expandirse a otras localidades, predice por su parte Zea. “Ahora la gente se lo piensa un poco más al abrir; buscan la idea de negocio y el plan que quieren seguir”, explica el director de Coworking Spain. “El ‘coworking’ está dejando ser una actividad complementaria para pasar a constituir el negocio principal”.

La clave del éxito de esos futuros espacios será gestionar el conocimiento que albergan, aportar clientes, crear sinergias y saber a quién llamar cuando una empresa busca un perfil profesional concreto. “No solo hace que los gestores ingresen dinero, también los integrantes de su comunidad”, dice Forte, y estos son los que traerán a nuevos miembros.

En unos años se confirmarán o desmentirán los vaticinios. Todo apunta, eso sí, a que muchos se quedarán por el camino. “No solo los espacios de ‘coworking’ tienen derecho a vivir”, advierte Suárez. “Cada uno tiene que encontrar los clientes para su oferta particular, aunque para eso también hay que trabajar mucho”.

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Las imágenes de este reportaje son propiedad, por orden de aparición, de Betahaus (1,2) y Deskwanted. Los datos del mapa proceden del directorio de Coworking Spain.

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