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El YouTube de las 'puntocom' que quemó en fiestas el dinero de sus inversores

Pseudo.com nació en 1994 como una cadena de televisión 'online'

Lucía Caballero

‘Papá rabioso’ llegaba a enfadarse tanto que su cabeza explotaba como un globo. El personaje, creado por Bart en uno de los capítulos de la popular serie ‘Los Simpson’, estaba inspirado en su padre. Después de observar cómo las pataletas de Homer siempre culminaban con un ataque de irá seguido de un tronchante accidente, al chico se le ocurrió satirizar las desgracias de su progenitor en un cómic que acabó en manos de todos sus compañeros de colegio.

En vista del éxito cosechado entre los escolares, Bart recibió una oferta que no pudo rechazar: los responsables de productora BetterThanTV.com le propusieron llevar ‘Papá rabioso’ a internet en forma de dibujos animados. Con una estética simple, como recién salido del lápiz del niño, la serie supuso todo un ‘hit’ para la ficticia plataforma fundada por un equipo de jóvenes emprendedores.

Pese a convertirla en la “web no pornográfica más popular de todos los tiempos”, la ‘startup’ terminó cayendo en bancarrota, todo un reflejo de lo sucedido en el mundo real: el estallido de la burbuja 'puntocom’ a principios de los 2000 arrastró consigo a un buen puñado de empresas de internetburbuja 'puntocom’ que pasaron de valoraciones millonarias a la quiebra. Entre ellas, una cuya historia se parece bastante a la salida de la amarilla cabeza de Bart (y de los ocurrentes guionistas de la serie), aunque aderezada con alocadas fiestas y artistas excéntricos.

Retrocedamos hasta 1994. “Acababa de graduarme en la Universidad de Nueva York y me metí en medios interactivos”, cuenta a HojaDeRouter.com el emprendedor estadounidense Dennis Adamo. Después de trabajar unos meses en México, regresó a la Gran Manzana, donde conoció a Josh Harris, un apasionado de las redes con quien se alió para fundar Pseudo.com. Esta innovadora plataforma de vídeo, anterior a YouTube y Vimeo, atrajo a importantes inversores, pero tuvo una vida tan intensa como fugaz: se declaró en bancarrota en septiembre del año 2000.

El proyecto nació en el seno de Pseudo Programs, la ‘startup’ creada por Harris en 1993 primero bajo el nombre de Jupiter Interactive, desde donde comenzaron creando contenidos y ‘software’ para Prodigy, una firma pionera en el campo de los portales de internet. Gestionaba noticias y foros en BBS [tablones de anuncios electrónicos] y ofrecía servicios de correo electrónico. “Entre 1994 y 1995 Prodigy Network era más grande que la CBS”, señala Adamo. “Nos convertimos en el mayor proveedor externo de contenidos, facturando del orden de 700.000 dólares mensuales”.

Harris, experto en ‘marketing’ y comunicación, ya tenía experiencia en la producción audiovisual para internet. Junto a un equipo de programadores había creado un vídeo animado al que bautizó ‘Launder my head’ (algo así como ‘Blanquea mi cabeza’, en castellano). Estaba protagonizado por un grupo de extrañas figuras con pantallas de ordenador por cabeza que discutían sobre el significado de un episodio de ‘La Isla de Gilligan’, una serie estadounidense que se emitió entre 1964 y 1967. “Era su visión sobre cómo el mundo se comunicaría en un entorno de comunidad multiusuario”, detalla Adamo, y el germen de Pseudo, que Harris concibió con el objetivo de animar a los internautas a adoptar diferentes identidades para relacionarse en la Red.

El corto se hizo muy popular y Harris aprovechó el tirón para hacerse un hueco en Prodigy, gestionando y dinamizando un canal de chats sobre la vida de los famosos. Fue entonces cuando Pseudo se consolidó como proyecto. La mayoría de los usuarios de aquellas salas virtuales eran “adultos casados que querían ligar”, cuenta Adamo. “Las categorías más concurridas tenían 700.000 usuarios pagando para participar en las conversaciones”, prosigue.

Pero entonces llegó la verdadera World Wide Web y, en 1994, Prodigy se convirtió en una de las primeras empresas en dar conexión a internet y servicios de alojamiento web. Desarrolló incluso su propio buscador. Sin embargo, sus principales inversores terminaron por vender la compañía y Pseudo quedó huérfana.

Espectáculos eróticos y videojuegos 'online'

“La globalización de la Red cambió el modelo de negocio y nos constituimos como un canal independiente de televisión en internet”, recuerda Adamo. Pseudo.com incluía unos 14 canales temáticos, cada uno con su propia parrilla de programas. Entre los más populares se encontraban All Games Network, dedicado a los videojuegos, y Streetsound, sobre música electrónica; otros versaban sobre poesía o contenidos eróticos. La mayoría disponían de chats donde la audiencia podía comentar los programas en tiempo real y en los que a veces participaban los propios actores y artistas.

Harris comenzó a experimentar con los programas de radio ‘online’, grabados en el mismo sitio que los contenidos audiovisuales y actuaciones que se emitían en directo: la sexta planta de un edificio en pleno SoHo neoyorquino que utilizaban como estudio, centro de reuniones y sala de fiestas. La sede, que más adelante expandieron a otras tres plantas, tuvo más repercusión mediática que la propia empresa. Una o dos veces al mes celebraban eventos multitudinarios que duraban toda la noche, amenizados con música electrónica, proyecciones, obras de arte digital, espectáculos, sesiones de poesía y videojuegos en realidad virtual. Incluso la banda Metallica dio un concierto en el cuartel general de la ‘startup’.

En mayo de 1997, el excéntrico emprendedor, que acudía a las juergas maquillado y con una boa de plumas rodeando su cuello, organizó una fiesta que se alargó durante tres días. Se trataba de una reunión de amantes de los videojuegos que congregó a más de 300 ‘gamers’ de todo el mundo. En las juergas abundaban el alcohol y las drogas, por lo que no es de extrañar que dos miembros del equipo de Pseudo tuvieran que abandonar la empresa para desintoxicarse.

Pero aparte de los festejos, Pseudo se encargó de dar cobertura a eventos de interés global. En diciembre de 1999, con el apoyo de Omega Watch Company y la NASA, retransmitió en directo el aterrizaje en Marte de la sonda Mars Polar LanderMars Polar Lander, acompañado de un documental sobre la misión. Un año más tarde se encargaron de grabar y emitir en tiempo real la Convención Nacional del Partido Republicano Convención Nacional del Partido Republicanocelebrada en Filadelfia, mientras los usuarios discutían sobre política en los chats dedicados al evento.

Las ocurrencias de Harris iban más allá del espacio y la política. En otro de sus experimentos, bautizado ‘Quiet: we live in public’, convirtió su vida y la de un centenar de artistas alojados en una especie de colmena humana en una especie de Gran Hermano. Durante un mes, grababa y emitía en directo cada uno de sus movimientos (hay una película sobre el trasgresor proyecto).

El precio del éxito

Las cosas les iban bien. Tenían anunciantes y patrocinadores, como la citada marca de relojes Omega Watch o Levi’s, que pagaban grandes cantidades por publicitarse en los canales. “La compañía levantó más de 32 millones de dólares de los inversores de capital de riesgo de más alto nivel”, presume Adamo. Entre otros, gozaban del apoyo de Intel, la red de medios Tribune Company y el fondo Prospect Street Ventures.

Tenían dinero, pero al puzle le faltaba una pieza fundamental: “No teníamos un modelo de negocio sólido, pese a que yo intentaba no perder la perspectiva”, admite el estadounidense. La dirección de la empresa cambió de manos varias veces y “el propósito de Pseudo se diluyó, el proyecto dejó de ser productivo y al final fracasó comparándolo con otras ‘puntocom’ de aquel tiempo”.

Se centraban en los eventos y la farándula artística en la que se movían, olvidándose incluso de medir el impacto que tenían sus contenidos.  “Esa fue la razón principal por la que Pseudo nunca llegó a sobrevivir a la ‘burbuja puntocom’: no teníamos métricas, no teníamos audiencia y no pensábamos en cómo íbamos a monetizarlo, era algo muy experimental todavía”, recuerda Adamo.

En realidad, nunca tuvieron la intención de consolidarse ni madurar como empresa. “Otras compañías como Yahoo tenían varios millones de usuarios diarios que les convertían en viables comercialmente y una gran oportunidad para los inversores”, añade el cofundador de la plataforma.

Para el 2000 tenían programada una oferta pública de venta, la salida a bolsa de la compañía, pero el procedimiento no llegó a culminarse. “Entramos en bancarrota”, recuerda Adamo. Los inversores se negaron a seguir sufragando un proyecto que no iba a ninguna parte. Un año después, otra empresa de internet, INTV, adquirió lo que quedaba de la compañía por dos millones de dólares. Así terminaba la vida de la Pseudo original, el primer canal de televisión en internet, después de que sus fundadores quemaran 32 millones de dólares en dos años.

La web sigue existiendo hoy en día como parte de la red páginas de Urbanlinks Media, una firma que engloba proyectos de medios digitales y plataformas de contenidos. Después de la opulencia de aquellos años, Harris vive actualmente en Las Vegas de una forma bastante más austera. Por su parte, Adamo ha fundado otra ‘startup’ junto a dos miembros del antiguo equipo de Pseudo‘startup’. Es una aplicación de realidad virtual que también combina el entretenimiento con la interacción entre usuarios. “Todo esto tiene que ver en gran medida con la experiencia que tuvimos en Pseudo y los errores que cometimos entonces”, dice el emprendedor.

El fin de BetterThanTV.com en 'Los Simpson' fue algo diferente. La productora no pudo hacer frente al pago de un enorme pedido de sillas ergonómicas, así que, para liquidar la deuda, tuvieron que ceder los derechos de las series, incluida ‘Papá rabioso’, a los fabricantes de los asientos. Bart sacó provecho de la quiebra: los nuevos propietarios de su creación decidieron hacer una película protagonizada por el irascible personaje que obtuvo un premio Óscar. Un galardón al que, probablemente, optaría sin muchos problemas quien se animara a recrear en el cine la estrambótica historia de Pseudo.

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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Weliveinpublic/IndiepixFilms y SpaceoutVR

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