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Tres webs de 'crowdfunding' que posiblemente no conoces y seguro que te sorprenden

Scribe es una plataforma para usar el portátil de manera cómoda en la cama (Foto: Quirky)

José Barreiro Solano

A nadie le resulta ajeno a estas alturas de la película el concepto de 'crowdfunding', la financiación colectiva de proyectos a través de medios como internet. Kickstarter es el paradigma de este tipo de webs, que han permitido que miles de personas lleven adelante sus proyectos gracias al apoyo de la comunidad. Como dice el refrán, grano no hace granero, pero ayuda al compañero. Y ese grano no tiene por qué traducirse solo en dinero. Estas tres webs consiguen el apoyo de los usuarios de una manera diferente:

Thunderclap: ¡hazme un retuit por favor!

Pedir dinero a la comunidad es fácil, pero si nadie se entera de que lo estamos pidiendo no conseguiremos la financiación deseada. Thunderclap es una web de crowdfunding diferente, porque se centra en algo igual de importante que la financiación en sí: la difusión. En este portal no vamos a recaudar ni un euro, pero en lugar de eso conseguiremos retuits en Twitter, 'me gusta' en Facebook y menciones en Tumblr. Si el que comparte nuestro proyecto resulta ser alguien con cierta posición en la Red, la promoción que alcanzará será enorme, y ahí sí que el proyecto podría empezar a andar de manera más sencilla.

Combinar las diferentes herramientas de internet es la clave. Un proyecto puede comenzar en Kickstarter para logrra apoyo económico a la vez que mediante Thunderclap se consigue difusión gracias a las redes sociales. Es cierto que cualquiera puede compartir el enlace a un proyecto, pero lo que hace esta plataforma es unificar el mensaje (predefinido por el usuario) para que un enlace o un 'hashtag' concreto se haga popular entre los internautas.

Thunderclap funciona exactamente igual que una plataforma de 'crowdfunding' tradicional. El usuario crea un perfil de su proyecto y lo lanza a la web. El texto estará un tiempo limitado en el portal para que los usuarios puedan difundirlo y, en ese plazo, tratará de alcanzar un número concreto de usuarios que difundan su mensaje. Si llega al 100% habrá conseguido la meta. La diferencia entre Thunderclap y otras plataformas es que aquí no se pierde la difusión obtenida, como sí ocurre con el dinero si no se alcanza el objetivo fijado. Al final se contabilizan los usuarios y, lo que es más importante, se hace una estimación del alcance social del proyecto, es decir, del número de personas a las que ha llegado la campaña.

Kiva

En Kiva hay dinero de por medio, pero funciona de manera distinta a Kickstarter. Se trata de un sistema de 'crowdfunding' de micropréstamos para proyectos de desarrollo y pequeños negocios a lo largo de todo el mundo. Funciona de manera parecida a las plataformas tradicionales, con la salvedad de que las personas que piden dinero no piensan quedárselo a cambio de nada, sino que pretenden devolverlo una vez sus negocios estén en marcha.

El ejemplo del vídeo es bastante ilustrativo. Muchos trabajadores y pequeños empresarios de países en vía de desarrollo no tienen acceso a la financiación tradicional, con lo que son incapaces de empezar nuevos negocios o comprar nuevas herramientas. Si la comunidad ayuda a financiar esas herramientas, el trabajador podrá no solo aumentar su productividad y devolver el préstamo con lo ganado, sino que a partir de ese momento podrá ser autosuficiente, ganar más y vivir mejor.

Lo mejor de todo el proceso es que los 'backers', los usuarios que han decidido colaborar, no pierden en dinero invertido, sino que en algún momento lo tendrá de vuelta, con lo que el coste de todo el proceso para la persona que está en su casa delante del ordenador es prácticamente cero. Los prestatarios no reciben interés por sus inversiones, pero... ¿Y la satisfacción de haber ayudado a una persona a salir adelante?

Quirky

¿Cuántas veces hemos tenido la sensación de que un nuevo producto que está arrasando en todo el mundo, ya se nos había ocurrido a nosotros antes? Los inventores necesitan buenas ideas, pero también recursos para llevarlo a cabo. Vale, pero, ¿y si solo necesitaran la idea y el resto lo dejaran en manos de los usuarios de internet? Esa es la filosofía de Quirky, el 'crowdfunding' de ideas, conceptos e inventos geniales.

Quirky se basa sobre todo en aunar las mejores ideas y consejos de la comunidad. Funciona un poco como una empresa manufacturera: fabrica y vende productos, pero los diseñadores e inventores de esos productos no son ellos mismos, sino los propios usuarios. Cuando a una persona se le ocurre una idea nueva, la sube a Quirky y la comparte con la comunidad. En ese momento empieza el 'brainstorming' para votar y decidir si esa ocurrencia es digna de pasar a la siguiente fase. Una vez aprobada se pasa a la fase de desarrollo, en la que todos los usuarios pueden aportar su experiencia y buen hacer para que el proyecto salga adelante. Una vez finalizado, se fabrica y se vende. Los beneficios se reparten proporcionalmente a la aportación de cada uno. Todos ganan.

La clave aquí está en la capacidad que tiene la empresa para hacer realidad esos productos. Tienen las máquinas, los trabajadores y la tecnología necesaria para hacerlo. Los usuarios son los que ponen las ideas. Así que el inventor, es decir, el usuario que tuvo la idea original, verá hecho realidad su proyecto sin apenas haberse molestado en buscar financiación o alguien que le hiciera un prototipo.

Los productos se venden en la propia web y los beneficios se reparten mediante la 'influencia' que cada uno haya tenido. El inventor se lleva el 40% del beneficio. Otros usuarios que aporten cosas como diseño, el nombre del producto o ciertas mejoras que se han terminen aplicando se lleva un 5%. Al final todo el mundo obtiene su parte del pastel y la compañía gana dinero vendiendo aparatos útiles e ingeniosos que nunca habrían visto la luz si se hubieran quedado en las cabezas de sus inventores.

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