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Un blog sobre leyes y tecnología por y para iLetrados digitales. Derecho para todos los públicos de la mano de Jorge Campanillas, Marina Franganillo, Miriam García, David Maeztu, Jorge Morell, Andy Ramos, Ruth Sala, Alejandro Sánchez, Alejandro Touriño y Roberto Yanguas.

Querido picapleitos, deja de perseguir a la ambulancia y empieza a perseguir el tuit

Saul Goodman, otro abogado que lleva a cabo dudosas prácticas comerciales

Jorge Morell

Érase una vez una ambulancia perseguida por un abogado.

En el sector jurídico, especialmente en el anglosajón, se habla de 'ambulance chasers' o cazadores de ambulancias en referencia a los abogados que solían perseguirlas hasta la misma puerta de urgencias, a la busca y captura de potenciales clientes. Es una práctica ya casi extinta, aunque atendiendo a la actualidad, parece que todavía se da puntualmente.

Lo cierto es que algunos abogados se han hecho famosos, aparentemente, empleando este tipo de artimañas. Uno que frecuentemente es acusado por ello es John Edwards, que estuvo a punto de ser vicepresidente de los Estados Unidos hace unos años y recientemente se reincorporó al ámbito legal. Otro no menos ilustre cazador de ambulancias es Lionel Hutz, el desafortunado abogado de la serie 'Los Simpson', que durante años desempeñó su tarea desde un centro comercial en una oficina llamada “No puedo creer que sea un despacho de abogados”.

Por suerte, este tipo de prácticas son excepcionales hoy en día y están claramente prohibidas en el Estatuto General de la AbogacíaEstatuto General de la Abogacía, concretamente en su artículo 25.2 C), que impide ofrecer servicios legales a víctimas de accidentes en el momento en que carecen “de plena y serena libertad” para elegir a un abogado por encontrarse sufriendo una reciente desgracia personal.

Sin embargo, internet y sus nuevos métodos de comunicación, desde un foro hasta una red social o una 'app' de mensajería, abren la puerta al retorno de este tipo de prácticas, pero a la inversa: ahora estos clásicos picapleitos acuden raudos a la llamada de auxilio que los potenciales clientes realizan a través de la Red.

¿Quién no ha visto algún tuit del tipo “necesito abogado especializado en…”, “busco abogado en la zona de…” o “alguien conoce un abogado para…”? Hablamos de personas que buscan asesoramiento legal a través de un nuevo canal de comunicación, en este caso Twitter, y se trata en principio de solicitudes serias, con potencial incluso para convertirse en clientes. Ahora bien, ¿sería legal darles respuesta?

En principio, no hay norma en materia de publicidad o competencia desleal que impida responder a ese tipo de solicitud, en la que expresa y voluntariamente se requiere la prestación de un servicio profesional. Obviamente, la respuesta deberá ajustarse a las exigencias de la buena fe y no incurrir en ningún tipo de acoso, coacción o influencia indebida que pretendan afectar la libertad de elección del destinatario, tal y como establece la Ley de Competencia Desleal en su artículo 8.1. Más allá de eso, no parece existir limitación alguna.

Con la ayuda del analista de datos Óscar Moya Mesa y a modo de experimento, hemos monitorizado durante cuatro semanas, a través de la API de Twitter y siempre de acuerdo a lo establecido en sus términos y condiciones, tuits públicos que contenían alguna de estas ocho combinaciones de palabras: “quiero abogado”, “necesito abogado”, “contacto abogado”, “algún abogado”, “contactar abogado”, “abogado urgente”, “busco abogado” y “alguien conoce abogado”.

Detectamos 2.032 tuits aparentemente útiles. Tras revisar y limpiar los datos, obtenemos 383 tuits con potencial de ser auténticas solicitudes de servicios profesionales (algo más del 18% del total). La combinación de palabras con mayor porcentaje de utilidad resulta ser “alguien conoce abogado” (87%), mientras que el resto se mueven entre el 20 y el 30% de utilidad.

No obstante, la calidad no se corresponde con la cantidad en todos los casos: hay búsquedas como “alguien conoce abogado” que generan pocos resultados pero casi todos potencialmente útiles, y hay otros términos más voluminosos que, si bien pueden llegar a ser más productivos, requieren más trabajo.

Por materias, excluyendo las consultas indeterminadas, las grandes protagonistas son las consultas sobre derecho laboral (50), seguidas por las de derecho de familia. El resto están bastante repartidas entre ramas como administrativo, penal o mercantil. Hay incluso 4 relativas al derecho tecnológico y otras 4 concretas sobre propiedad intelectual.

En cuanto a la procedencia, dejando al margen las muchas desconocidas, destaca Latinoamérica, con Chile (51) y Argentina (41) a la cabeza. España queda en un meritorio tercer puesto, con 30 tuits que a priori están buscando un abogado o asesoramiento en materia legal. Colombia (28), Venezuela (23) y México (19) ocupan las otras tres posiciones.

Nuestro país está en tercera posición gracias a consultas concretas (“busco abogado”, “necesito abogado” y “algún abogado”), mientras que combinaciones como “abogado urgente” funcionan mucho mejor en Argentina o Chile.

Salta a la vista que la proporción de tuits útiles es bastante baja, pero existe una oportunidad de llevar el negocio a Twitter por dos motivos: por una parte, este canal para encontrar clientes está completamente inexplorado, por tanto, aunque el número sea escaso, está todo por ganar; por otra parte, dado el tipo de potencial cliente (que usa un canal atípico como Twitter para solicitar tal servicio), es posible que un número respetable de consultas pueda resolverse a distancia, lo que podría solventar el problema frecuente de la barrera geográfica (aunque no así el de la barrera normativa).

Cuando este tipo de prácticas comience a ser habitual, también será interesante comprobar si la satisfacción de los clientes contactados de este modo hace que otros se animen a usar el mismo canal en busca de este tipo de servicios.

En definitiva, la gente usa los nuevos canales de comunicación para buscar ayuda profesional, y el sector legal no es (ni debe ser) ajeno a ello. Monitorizar esas búsquedas y ofrecer de forma adecuada ese posible asesoramiento no parece una pérdida de tiempo. Al fin y al cabo, con los datos aquí expuestos, estamos hablando de 30 potenciales clientes al mes únicamente en España.

Dejemos de perseguir a la ambulancia y empecemos (quizá) a perseguir el tuit.

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