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Aquí se teje el futuro de la web: el instituto de 'open data' que fundó Tim Berners Lee

The Open Data Institute

Analía Plaza

Londres —

Hay un lugar en Londres desde el que se ve el futuro de la web. Lo fundó su padre, Tim Berners Lee, veintidós años después de inventarla: es The Open Data Institute y trabaja para que los datos, públicos y privados, sean abiertos, en formatos reutilizables y gratuitos y tanto empresas como ciudadanos los usen para lo que quieran. De proyectos sociales a comerciales o artísticos: los datos están ahí y son un bien a disposición de todo el mundo.

“El objetivo es catalizar la cultura de los datos abiertos. Ayudamos a las organizaciones que quieren publicar sus datos y a las que quieren reutilizarlos a hacerlo mejor”, explica su directora técnica, Jenni Tennison. “Así entramos en un ciclo positivo de datos. También comunicamos su valor, historias de éxito e impacto en la economía”.

Tennison nos recibe en la tercera planta del 65 de Cliffton Street, la sede de The ODI, a un par de calles de la 'rotonda Silicon', el nombre que le han puesto al centro del sector digital de la ciudad. Su localización no es casualidad, sino parte de la historia. “En 2009, decidí impulsar el uso de más datos en la web. Muchas web podían generar atractivos informes, pero no había forma de acceder a los datos para comprobarlos y tomar decisiones”, contaba el propio Berners Lee en una columna sobre los distintos significados de apertura en la web.

“Pregunté por los datos en una charla TED y logré que la audiencia coreara que quería datos en bruto. En abril me reuní con Gordon Brown y con él arrancó la innovadora iniciativa de gobierno 'open data'. Ese mismo año, el presidente Barack Obama anunció su compromiso con la 'US Open Government Initiative'. En 2010 regresé a TED y mostré algunos logros conseguidos, como el papel de Open Street Map en las labores humanitarias del terremoto en Haití”.

“En 2012 lanzamos en el Reino Unido The Open Data Institute (su cofundador es el profesor Nigel Shadbolt). ODI es una institución sin ánimo de lucro que acelera 'startups' y promueve negocios 'open data' en la Tech City del este de Londres”, continúa. “Nació para aprovechar las ventajas y orientar la corriente actual de adopción de datos abiertos por parte de las empresas. Se trata de un momento interesante, pero todavía quedan muchas cosas por hacer”.

¿Qué queda por hacer?

The ODI consiguió diez millones de libras de financiación pública, del Technology Strategy Board de Reino Unido, 750.000 dólares de la red filantrópica del fundador de eBay, Omidyar Network, y genera ingresos propios, entre otras vías, por formación. Su visión está clara: los datos son un bien y tienen tanto valor económico como social. Su trabajo consiste en crear la oferta (que más empresas y gobiernos abran sus datos), la demanda (que más 'startups' y ciudadanos los aprovechen) y ser el laboratorio que lidere el desarrollo del 'open data' en el mundo. ¿Cómo?

Primero, insistiendo en las razones para abrir datos. “La gente distingue entre el sector público y el privado, cuando los mismos argumentos para abrir datos o no hacerlo se aplican a ambos. Para el sector público es más fácil justificar la apertura, porque es un bien público”, explica Tennison. “Una razón es la marca: ser abierto hará que gustes a la gente (si eres público, por razones de transparencia; si es privado, como marketing o responsabilidad social corporativa).”

“Otra, innovación y crecimiento económico”, continúa. “El sector público quiere que se cree economía porque eso son más impuestos recaudados, ¿no? Y las empresas… Luchan contra la innovación dentro y una de las formas de potenciarla y beneficiarse de ella es abriendo los datos. La innovación sucede fuera y pueden incorporarla después. Y otro argumento tiene que ver con la eficiencia: al hablar con clientes, proveedores y 'partners' o internamente, sobre todo si eres gran empresa. En vez de pedir la información accedes a ella cuando quieras. Y eso también se aplica a tus clientes y proveedores”.

Segundo, incubando negocios que usen o produzcan datos abiertos y trabajen en cosas que importan. The ODI lleva 19 'startups' incubadas desde 2012, cuando empezó la primera y todavía única “graduada”: la especialista en 'big data' MastadonC. Con plataforma propia y personalizable para clientes, ofrece servicios de análisis de datos y entre sus logros está descubrir que la seguridad social inglesa se podía haber ahorrado 200 millones de libras en medicamentos si los médicos hubieran recetado los genéricos en vez de los de marca. Lo hicieron con un set de datos de 37 millones de filas publicado por la propia seguridad social. Entre las demás compañías de la primera promoción han generado 2 millones de libras entre contratos e inversiones, demostrando el valor económico que tienen los datos.

Y tercero, divulgando, formando y expandiendo su visión por el mundo. The ODI imparte cursos de pago y gratuitos - cada viernes organiza una clase y cuelga el material -, ayuda a gobiernos - principalmente de Reino Unido, pionero en el tema - y empresas para que abran sus datos y ha creado un certificado para medir la calidad de los datos abiertos de cualquier entidad y que el usuario sepa lo que va a encontrar en los sets. Pero sus ambiciones van más allá. En octubre de 2013 The ODI cumplió un año y anunció la creación de una red de 13 centros en todo el mundo: tres más en Reino Unido, otros tres en Estados Unidos y uno más en Canadá, Francia, Dubai, Italia, Rusia, Suecia y Argentina.

Esto es como el comienzo de la web

Cada uno de los centros se llama “nodo” y el nombre tampoco es casualidad. Cuando creó la web, Tim Berners Lee propuso utilizar el hipertexto “para vincular y acceder a información de diversos tipos como una red de nodos en los que el usuario puede navegar a voluntad”. Sí, The Open Data Institute quiere ser hoy el equivalente al nacimiento de la World Wide Web hace 24 años: “Es como los primeros días de la web. Hay mucho aprendizaje, mucha comunicación que trabajar. Eso incluye que todo el mundo entienda la diferencia entre 'big data', 'open data' y datos personales. La gente se confunde todo el rato”, afirmaba el CEO del instituto, Kevin Starks, en The Guardian.

Su directora técnica, que antes de entrar en The ODI trabajó en el desarrollo del portal de datos de Reino Unido, escribió sobre los retos del 'open data'. Insistía en el uso de datos enlazados para que los datos se comuniquen entre ellos como los textos hacen en la web. “Igual que en los primeros días de la web, tenemos grandes retos. Por ejemplo, simplificar las herramientas para que sea muy fácil que gobiernos y autoridades publiquen datos en ese formato y los consumidores los utilicen. Hay algunos patrones, pero muchas cosas que aún no sabemos sobre la mejor forma de hacer los datos usables”.

¿Y cómo se imaginan el futuro de aquí a diez años? Tennison sonríe. “¿De aquí a diez años? En un mundo un poco de fantasía, la foto que vemos es que todo tipo de organización (gobiernos, sectores públicos, privados) publicará los datos de su web. Irás a la zona de localizar tienda de tu supermercado y habrá datos, podrás descargarlos y hacer con ellos lo que quieras. También veremos URIs estándares para empresas, piezas de legislación o identificadores de un país. Cuando alguien necesite hablar de, por ejemplo, una carretera, irá a una URI que tendrá toda su información. Piensa también en las ofertas de trabajo: todo el mundo las publicará de forma abierta y habrá agregadores que den una vista unificada, lo verás en el día a día. Y ya no sólo en aplicaciones que pongan los datos juntos, sino en otras que informen para la toma de decisiones”, explica.

The Open Data Institute piensa en un momento, no tan lejano, en el que abrir datos sea el equivalente a tener hoy una página web. “De forma rutinaria, las organizaciones publicarán datos como hoy tienen webs. Sí: será un mundo dirigido por los datos”.

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Todas las imágenes de este artículo son propiedad de The Open Data Institute

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