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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Cospedal faltó al examen de ciberdefensa de la UE por la reunión para recurrir el 1-O

El ministro de Defensa de Estonia, Jüri Luik, segundo por la izquierda, rodeado de otros representantes europeos, momentos antes de comenzar el ejercicio.

Aroa Fernández

“El adversario no necesita un ejército, solo un ordenador con conexión a internet”. Fueron las palabras de la ministra de Defensa alemana, Ursula von der Leyen, las que mejor resumieron el grave peligro al que se enfrentan los países hoy en día. Las pronunció durante la cita que congregó ayer a todos los ministros de Defensa de la Unión Europea para someterse a un examen informal sobre ciberseguridad.

Celebrado en Tallin, la capital de Estonia que acoge este semestre la presidencia del Consejo Europeo, este encuentro buscaba, además de concienciar a los representantes de los 28 sobre la necesidad de poner el foco en los ciberataques, evaluar sus conocimientos para reaccionar ante posibles incidentes.

Pero en esta reunión, bautizada CYBRID 2017, hubo una ausencia destacada. La ministra española de Defensa, María Dolores de Cospedal, no pudo acudir a causa de la reunión del Consejo de Ministros que se convocó de forma extraordinaria para recurrir ante el Tribunal Constitucional las leyes aprobadas por el Parlament para facilitar la desconexión de Cataluña.

En su representación, estuvo presente el almirante Juan Francisco Martínez Núñez, a cargo de la Secretaría General de Política de Defensa, para participar en la primera prueba de este tipo a la que se han sometido ministros y representantes de la Unión Europea bajo la atenta mirada del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Martínez Núñez, como el resto de representantes europeos, tuvo que demostrar su capacidad para contener un ciberataque simulado contra una de las bases navales del bloque. Concretamente, se trataba del sabotaje de las comunicaciones de la misión naval de la Unión Europea en el Mediterráneo, acompañado de una campaña de desprestigio en redes sociales destinada a provocar protestas ciudadanas.

Para participar en este ejercicio, a cada ministro o representante se le facilitaba una tableta en la que responder a una serie de preguntas en un máximo de una hora y media. Entre las cuestiones, por ejemplo, se les planteaba si creían conveniente emitir un comunicado oficial o preferían mantener sus acciones en secreto.

Este encuentro, en el que también se pudo ver a la ministra francesa, Florence Parly, junto a sus homólogos de Italia, Reino Unido o Portugal, también sirvió para plantear los desafíos de seguridad en las regiones del Sahel y el Cuerno de África y debatir medidas contra la amenaza de Corea del Norte.

De principio a fin: en busca de una respuesta conjunta

Este tipo de ejercicios destinados a poner a prueba nuestro sistema de defensa ante ciberataques no son nuevos para la Unión Europea. Desde 2010, la Agencia Europea de Seguridad de las Redes y de la Información (ENISA) celebra cada dos años el encuentro Cyber Europe, en el que se simulan una serie de incidentes virtuales para determinar la seguridad de nuestras redes, identificar sus errores y ponerles solución.

Porque, más allá de incidentes puntuales que ponen en riesgo la ciberseguridad de empresas y organismos, existe una amenaza a gran escala. La ciberguerra es un concepto mucho más amplio que, en el peor de los casos, puede conducir a un colapso total: el robo masivo de datos o el bloqueo de sistemas sensibles, tanto públicos como privados, son armas que pueden activarse a golpe de clic y hacer que se tambalee la estructura de una nación o de un conjunto de países.

Ante estos riesgos, la Unión Europea pretende implicar a sus miembros en la consecución de un marco conjunto capaz de hacer frente a las nuevas ciberamenazas. Para ello, el bloque pone a disposición de los Estados una serie de organismos y herramientas, como el Centro de Inteligencia y de Situación de la Unión Europea (INTCEN), la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) o los grupos de trabajo StratCom, que permiten una coordinación y cooperación desde el análisis de la crisis y la evaluación del impacto hasta su resolución.

Sin embargo, aún quedan cuestiones en las que avanzar. CYBRID 2017 no ha abordado temas técnicos con los ministros, algo que está previsto que suceda en próximos eventos, aunque ya lleva tiempo realizándose desde otros ámbitos como la OTAN.

Así son las pruebas de preparación para el frente virtual

Desde 2010, el Centro de Excelencia Cooperativa de Ciberdefensa de la OTAN organiza cada año el encuentro Locked Shields, uno de los ejercicios técnicos más avanzados a nivel internacional. Allí, los equipos de los países de la Alianza se enfrentan al reto de preservar las redes y servicios de un país ficticio que recibe todo tipo de golpes virtuales.

Con una visión más global, la OTAN también celebra otro evento en otoño, la Cyber Coalition. Programado para noviembre, este encuentro está diseñado para ofrecer a sus participantes una comprensión mayor de las capacidades de la OTAN en materia de ciberdefensa e identificar sus áreas de mejora. Para ello, se llevan a cabo ataques imprevistos, como por ejemplo intrusiones en sistemas, que deben ser analizados y solucionados ya sea de forma teórica o práctica.

“El año pasado vimos un incremento del 60 % en los ataques a las redes de la OTAN, y es importante que trabajemos junto a la UE para defender a nuestros aliados y miembros ante diferentes tipos de ataques”, recordaba Stoltenberg en CYBRID 2017.

Independientemente del contexto, estar preparado es clave para combatir las amenazas. En España, el Mando Conjunto de Ciberdefensa es el organismo encargado de velar por la seguridad del ciberespacio. Pero más allá de su labor técnica de proteger nuestros sistemas ante cualquier riesgo, también es necesaria una gestión política eficiente. Dar respuesta y saber cómo hacerlo en este ámbito será fundamental para librar las guerras del futuro.

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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Annika Haas (EU2017EE), Raul Mee (EU2017EE) y Amo Mikkor.

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