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El pánico a los ciberataques está haciendo resurgir la radio o la máquina de escribir

¿Escribir notas confidenciales con una máquina de escribir? Alemania y Rusia se lo plantearon

José Manuel Blanco

Comunicaciones por satélite, internet, Bluetooth… Es lo habitual, pero los hay que han decidido volver a la clásica radio. El miedo a los ciberataques está haciendo que algunos países desarrollen sistemas de navegación con este tipo de ondas para sus barcos. Hace poco se supo de veinte buques desorientados después de que su GPS los hubiera llevado a un lugar diferente al previsto. Hace unos años se supo también de organismos que estaban interesados en recuperar la máquina de escribir para que nadie pueda robar sus documentos digitales.

Es el caso de Corea del Sur, que al parecer está desarrollando un sistema alternativo de navegación terrestre, denominado eLoran, que cuenta con el apoyo de Brad Parkinson, uno de los padres del GPS. El año pasado, el país asiático dijo que cientos de sus barcos habían regresado a puerto después de una intrusión en sus barcos por parte de ciberatacantes de Corea del Norte, algo que su vecino negó. Ahora, el Ejecutivo quiere probar la nueva tecnología en 2019.

Estados Unidos, Reino Unido y Rusia también han sentido interés por eLoran, una tecnología todavía en pañales o en proceso de actualización, ya que habría que reajustar los dispositivos de radionavegación que ya no se usan y construir una nueva red. eLoran está inspirado en un sistema creado durante la Segunda Guerra Mundialun sistema creado durante la Segunda Guerra Mundial, y los expertos aseguran que es 1,3 millones de veces más fuerte que la señal de un GPS, pero que para que funcione necesita de mucha energía y de una gran antena.

eLoran se populariza justo cuando la industria está alertando de las ciberamenazas a las que se ven expuestas las embarcaciones. No solo se trata de que el GPS pueda guiarlos a otro sitio, sino de que sus sistemas informáticos se puedan ver infectados por algún tipo de 'malware' que permite tomar el control, modificar el rumbo o alterar cualquier otro aspecto de su funcionamiento. 

El retorno de la máquina de escribir

Aunque todavía se siguen usando como elemento 'retro' e incluso reinventadas y adaptadas a la tecnología digital, algunos países ven en las máquinas de escribir un recurso para evitar el robo y difusión de documentos. Ya en 2013, coincidiendo con la publicación de grandes cantidades de documentos por parte de WikiLeaks, se informó de que una agencia responsable de la seguridad en el Kremlin ruso las había comprado para evitar filtraciones

Alemania también ha contemplado recuperarlas tras las filtraciones sobre el ciberespionaje de la NSA por parte de Edward Snowden, que llevaron a que se constituyera una comisión para investigar esos sucesos. El temor era tal que hasta un político de la Unión Demócrata Cristiana, el partido de Angela Merkel, aseguró que habían pensado en las máquinas de escribir como alternativa. 

En cualquier caso, tirar de mecanógrafos no es sinónimo de riesgo cero. En tiempos de la Guerra Fría se desarrollaron sistemas con los que 'hackear' máquinas de escribir tradicionales. Por ejemplo, con micrófonos que registraran los golpes a las teclas o con pequeñas cámaras que filmaran a las personas mecanografiando, sin olvidar que esos documentos con letra de imprenta se podrían fotografiar.

Ordenadores sin conexión a internet

Otra aparente opción para escapar del espionaje es emplear dispositivos electrónicos que no se pueden conectar a la Red. En una entrevista, el escritor Arturo Pérez-Reverte revelaba que escribe en un ordenador sin acceso a internet para evitar las ciberamenazas. En el argot tecnológico, el término 'air gap' se utiliza para hacer referencia a un equipo que no está conectado (ni lo ha estado previamente) ni de forma directa (por cable, vía wifi...) ni indirecta a través de la vinculación con otros dispositivos (mediante, por ejemplo, Bluetooth).

Desgraciadamente, hace unos años se comprobó que el 'air gapping' tampoco es todo lo seguro que nos gustaría pensar. Hay una serie de ataques, denominados de canal lateral, que permiten acceder incluso a estas máquinas gracias a la información obtenida de fuentes tan diversas como el sonido de las teclas, el consumo energético del ordenador, el calor que genera, las luces que se encienden en su CPU o sus emisiones electromagnéticas.

A la cocina para evitar ataques

Y no solo es volver a tecnologías analógicas y olvidarse de determinadas conexiones, sino que también podemos optar por objetos de andar por casa para evitar los robos. Se hace para proteger, sin ir más lejos, las llaves inalámbricas de coches como los de Tesla (algunos de cuyos componentes se fabrican en España), cuyas señales se pueden copiar a distancia para abrir los vehículos sin el permiso de su dueño. Los atacantes lo hacen interceptando la frecuencia de radio entre la llave y la antena del coche con un amplificador de señal o dispositivos como el RollJam.

Para ahorrarnos disgustos, incluso cuando la llave está en nuestro bolsillo o a buen recaudo en casa, no hace falta que nos estrujemos la cabeza. Es tan simple como forrar la llave con papel de aluminio cuando no la estemos usando. Si no queremos envolverla y desenvolverla todo el tiempo, también se puede guardar en una caja forrada de este papel.

En casos como este, protegerse de los ciberataques puede convertirse en algo tan rudimentario que cualquiera lo puede hacer en casa, sin necesidad de desempolvar la vieja radio o la Olivetti.

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Las imágenes son propiedad de Pexels y Eric Wienke

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