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De Android a WhatsApp: así aterriza la tecnología en la lengua de signos

El 14 de junio se celebra el Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas

Álvaro Hernández / José Manuel Blanco

La Real Academia de la Lengua limpia, fija y da esplendor, pero no se caracteriza por su velocidad a la hora de incluir nuevos términos en las páginas de su diccionario. Esta lógica carencia se ve disminuida con las recomendaciones que habitualmente Fundéu, la Fundación del español urgente, hace respecto al uso de palabras provenientes de otras lenguas, conceptos modernos o simplemente vocablos de moda que no han aterrizado aún en el diccionario de la RAE.

De igual forma, un grupo de expertos se dedica a registrar y analizar las muy distintas formas con las que aterrizan esos nuevos términos en la lengua de signos que, como cada 14 de junio, está de celebración por el Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas, con el que se conmemora la aprobación de la ley de 2007 que supuso su primer reconocimiento oficial. 

El Centro de Normalización Lingüística de la Lengua de Signos Española (CNLSE) es el equivalente al Instituto Cervantes: se trata de un organismo público creado en 2011 y vinculado a la CNSE cuyo objetivo es promover, difundir y reforzar el aprendizaje de la lengua de signos.

Teniendo en cuenta que una de sus principales funciones pasa por resolver las dudas que tenga la comunidad a la hora de atribuir signos a las palabras de reciente creación, recurrimos a la ayuda del CNLSE para conocer cómo se recomienda signar ciertos términos tecnológicos que aún no tienen cabida en diccionarios.

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¿Cómo llegan los neologismos a la lengua de signos?

En España, es la Fundación de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), a la que pertenece el CNLSE, la encargada de recoger esos signos con los que los usuarios de la lengua adaptan los nuevos términos para analizarlos y determinar cuáles son las mejores opciones para recogerlas en un futuro en el diccionario. “Es un proceso que parte siempre del uso y termina con su inclusión en los diccionarios normativos”, explica a HojaDeRouter.com David Sánchez, coordinador de producción en lengua de signos española de la Fundación CNSE.

Un equipo de profesionales especializados en lexicografía bucea constantemente en busca de nuevas fórmulas que la comunidad esté empleando de manera cotidiana. A partir de ahí, su misión pasa por estipular cuáles son los términos con “más garantías tienen de perdurar y estandarizarse [...] para clasificarlos después y recoger en el diccionario aquellos con mayor índice de uso”, explica el especialista de la Fundación CNSE. 

Más allá de los términos que comienza a utilizar el millón de personas que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (de hace casi una década), cuentan con algún tipo de deficiencia auditiva, la propia Fundación CNSE propone algunos signos para reflejar nuevas palabras “a la espera de que sean refrendadas por su comunidad lingüística usuaria con su mayor índice de uso”, afirma Sánchez.

Si se comprueba que son de uso común, los signos pueden ser recogidos en el Tesoro de la lengua de signos española, la base de datos a partir de la cual se elaboran los distintos diccionarios. Para los términos que aún no gozan de una clara aceptación por parte de la comunidad, la Fundación CNSE elabora glosarios temáticos en los que propone (no establece norma) unos signos que luego los usuarios podrán incorporar o no.

Unas lenguas con mucha historia

Aunque hoy se celebre el décimo aniversario de la norma que reconoció oficialmente la lengua de signos española, lo cierto es que son muchos años de historia los que tiene detrás. La que está considerada la primera manifestación en nuestro país “es un manuscrito, el Tratado Lasso, que está fechado en torno a 1550”, explica a HojaDeRouter.com Inés Antón, comisaria de la exposición sobre la lengua de signos con la que la Biblioteca Nacional quiere conmemorar la señalada fecha.

Precisamente, ese tratado que es el documento más antiguo en manos de la Biblioteca Nacional sobre la materia “no trata la lengua de signos como tal, pero sí habla de lo que al parecer fue un proceso de educación de dos sordos, sobrinos del condestable de Castilla, y habla de un posible sistema que ya existiera entonces”, explica Antón.

Sin embargo, al igual que la lengua hablada, desde el siglo XVI hasta nuestros días la lengua de signos ha estado en constante evolución. “Se adapta a todas las novedades que nos rodean”, afirma Antón. “Igual que un oyente ha aprendido recientemente lo que es tuitear, lo que es googlear, lo que es un ‘hashtag’ o lo que es dar un 'like'”, un sordo lo adapta igual a su día a día“, sentencia la comisaria de la exposición que abrirá sus puertas el próximo 4 de julio.

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Las imágenes del artículos son propiedad de butupa y Wikimedia Commons.

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