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¿Imaginas cambiar de operadora cuando te apetezca? En Holanda ya lo tienen y se llama SIM libre

Chicas entretenidas con el móvil (Foto: Mikecogh | Flickr)

Resulta siempre muy emocionante viajar a otro país. Observar asombrados la magnitud de las pirámides de Egipto, sentirnos esquizofrénicos, a lo Woody Allen, paseando por las calles de Nueva York o sorprendernos por la vestimenta estilo manga de los jóvenes japoneses. Todo ello son experiencias dignas de compartir con los amigos y la familia. Experiencias que nos gustaría compartir con ellos en el mismo instante en el que las vivimos.

Hace un par de semanas supimos que el 'roaming', el dichoso recargo que debíamos pagar por utilizar el móvil en el extranjero, desaparecerá en diciembre de 2015. Y ahora, ¿qué va a pasar? Se abren varias posibilidades. Podemos ver, por ejemplo, cómo Orange ha dado el paso a extender su tarifa nacional al resto de la Unión Europea, pero también podemos pensar que ha llegado el momento de la tarjeta SIM libre: la evolución de la tarjeta tradicional que permitiría al usuario elegir la red y la compañía a la que conectarse en cada momento.

De acuerdo con Rudolf Van der Berg, analista político y económico de la OCDE, los usuarios de hoy en día estaríamos encantados de “elegir la red con la que va a funcionar el móvil, cambiar de operador cuando la red falle o se cruce la frontera y evitar a las telecos y sus costes”.

Todo ello sería factible con una SIM libre, pero de momento es poco más que un concepto. Los usuarios aún no pueden disfrutar de ella, e incluso las empresas que desean incorporar internet a sus productos - fabricantes de 'hardware', por ejemplo - necesitan ligar la tarjeta SIM a una operadora de telefonía.

Alguna que otra traba legal

El pasado mes de marzo, Holanda se convirtió en el primer país que permite a las empresas ofrecer a sus clientes la posibilidad de conectarse a internet desde la red de la compañía que prefiera.

La ley aprobada por el país de los tulipanes constituye un avance para las comunicaciones entre máquinas, lo que se ha bautizado como M2M ('machine to machine'). Hasta ahora, si una empresa quería equipar su producto con conexión a internet - imagina que hablamos, por ejemplo, de una nevera - necesitaba contratar tal conexión con una operadora concreta.

El ejemplo más claro lo hallamos en el sector del automóvil. La gama A3 de Audi, por ejemplo, proporciona al conductor acceso a Google Earth, Facebook, Twitter y a la radio digital a través de la conexión LTE. Para ello, el usuario necesita tener una tarjeta SIM LTE. En Estados Unidos, es AT&T la compañía que la vende. Y otro tanto ocurre con General Motors: conexión LTE de la mano de AT&T.

¿Qué pasaría si Audi fuera a lanzar su gama A3 en Holanda? Que podría dejar que sus clientes eligieran la operadora que prefieran en cada lugar y en cada momento. O, dicho de otro modo, el vehículo podría tener una SIM libre.

Algo que no sucede en España. “Para hacer M2M debes ser operador de telecos o contratar un operador de telecos para que te haga esas comunicaciones”, señala Xavier Muñoz, abogado experto en telecomunicaciones.

“La CNMC [Comisión Nacional del Mercado y la Competencia] asigna una numeración móvil específica para M2M y sólo la puede asignar a operadores de telecomunicaciones. Un fabricante de coches, una empresa de alarmas, o cualquier otra empresa no podrá tener acceso a la numeración si no es operador de telecos”.

El IMSI, sólo para operadoras

La numeración a la que se refiere Muñoz tiene un nombre. Se trata de la Identidad del Suscriptor de Móvil Internacional o IMSI (por sus siglas en inglés). De acuerdo con Sergio Bleda, profesor en Ingeniería de Telecomunicaciones de la Universidad de Alicante, “el IMSI es un número que viene a ser como el DNI de la línea telefónica. Sirve para identificar al equipo o al usuario que intenta conectarse a la red”.

La tarjeta SIM funciona como la caja fuerte que custodia en su interior el IMSI. “Cuando encendemos un móvil, éste intenta asociarse a una estación base de la compañía telefónica, es decir, busca cobertura. Cuando localiza una estación base, solicita la conexión”, explica Bleda.

Como si de un portero de discoteca se tratara, la estación base le pide el número IMSI para identificar el móvil. Si el DNI que custodia la tarjeta SIM se halla dentro de la base de datos de los clientes de la compañía, se establece la conexión a la red. Si no, la estación base la rechaza.

Los gobiernos son los responsables de repartir el IMSI entre las operadoras. Pero ¿por qué sólo entre ellas? Afirman que por seguridad. “El IMSI es como el DNI de la línea. Por tanto, por el bien de todos, su creación debe permanecer en manos de una entidad fiable”, afirma Bleda. “Mírelo como si fuera a comprar una cerradura para una puerta blindada. ¿La compraría si se fabricaran en un todo a 100? A saber quién podría tener copias de su llave. Es preferible mantener el control sobre este tipo de datos”.

Libertad para elegir

La posibilidad de elegir la operadora con la que conectarse a internet no es una idea salida de la imaginación de Van der Berg. En 2011, Apple patentó su propia SIM virtual, una tarjeta que, si llegase a comercializarse, permitiría al usuario elegir la operadora al encender su iPhone o su iPad.

Por su parte, 3GPP, el Proyecto de Tercera Generación en el que participan una serie de organizaciones encargadas del desarrollo de estándares de telecomunicaciones, lleva tiempo detrás del concepto de 'soft SIM', que podría ser el futuro de la actual tarjeta.

“Con el soft SIM se sustituye la tarjeta SIM física por un 'software', el cual se almacena en el dispositivo en una memoria interna dedicada al efecto”, indica Bleda. “¿Qué utilidad puede tener esto? Muchas, la principal es que podremos ser capaces de cambiar de compañía sin necesidad de cambiar de tarjeta”.

Pero, además, “pongamos por ejemplo que en el móvil tenemos almacenadas las credenciales de tres líneas de compañías distintas. Podemos usar una u otra en función de nuestras preferencias o necesidades”. Según Bleda, si tenemos mala cobertura con una, usaremos otra de las compañías que tenemos en la SIM. “Si nos vamos al extranjero, empleamos una SIM local”.

En el camino hacia la tarjeta SIM libre, la paciencia será una virtud y la esperanza no habrá que perderla. “Por supuesto que a los usuarios nos interesa tener más control sobre la SIM, nos beneficia bastante, aunque haya un riesgo en la seguridad”, expone Bleda. “¿Tendremos SIM libres? Seguro. Costará, pero todo llegará”.

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