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Ni tinta, ni agujas, ni dolor: el tatuaje electrónico es un doctor en tu antebrazo

Ni agujas ni dolor. Nada de eso tiene que ver el tatuaje electrónico (Foto: Car.Bono! | Flickr)

Pilar Chacón

A todos se nos ha parado el corazón alguna vez al ver como el móvil escapaba de entre nuestras manos para practicar puenting sin cuerda. Y todos hemos vuelto a la vida tras comprobar que a nuestro pequeño no le había sucedido nada. Ni la lente de la cámara ni la pantalla estaban rotas. Qué alivio...

Sin embargo, no siempre resulta ser así. Muchas veces la pantalla del móvil, campeona de los golpes, termina surcada de rayajos y piquetes, que nos siguen doliendo cuando días y meses después consultamos la hora, los mensajes del Whatsapp o el nivel de batería.

Afortunadamente, todo tiene solución. Y ya hace tiempo que los científicos la encontraron: sólo había que dotar de flexibilidad a la pantalla. Y así ha sido. Gigantes como Samsung o LG han presentado ya sus respectivos prototipos con pantalla flexible, una tecnología que dejó a muchos boquiabiertos.

Pero eso ya no es nada nuevo, ¿verdad? Cierto. Lo novedoso no está en la posibilidad de crear pantallas flexibles para móviles. Lo extraordinario son las múltiples aplicaciones que los científicos están sacando a la electrónica flexible. Lo último, el tatuaje electrónico.

Incluso Google está trabajando en el desarrollo de este nuevo tipo de tatuaje, cuyo uso no tiene nada que ver con el tradicional. No es otra cosa que un dispositivo electrónico plagado de sensores que se conectan entre sí por medio de cables flexibles de silicio. Y entonces, ¿por qué se le denomina tatuaje? Por la forma en que se aplica. El dispositivo, tan delgado como una hoja de papel, está dentro de un plástico y se coloca sobre la piel igual que aquellos dibujos que encontrábamos en las bolsas de gusanitos: basta con retirar dicho plástico para disfrutar de las posibilidades que ofrece la calcomanía electrónica.

Beneficioso para la salud

Las aplicaciones del tatuaje electrónico pertenecen, sobre todo, al ámbito de la salud. Así, los sensores que se encuentran dentro del dispositivo funcionan como monitores de los signos vitales, registrando en cada momento la temperatura, la respiración, la hidratación o los latidos del corazón del portador.

“Nosotros nos centramos en aplicaciones relacionadas con el cuidado de la salud porque creemos que los dispositivos de monitorización tienen un gran valor social”, explica a HojaDeRouter.com John Rogers, responsable del grupo de investigación de la Universidad de Illinois que ha inventado el tatuaje electrónico. “La gente aún desconoce cómo de lleno está el cuerpo de información, y sobre todo, cómo se puede emplear para mantenerse en buen estado de salud”.

En una de las conferencias que celebra FlexTech, la organización estadounidense que impulsa el desarrollo de la electrónica flexible, Davor Sutija, CEO de la empresa pública ThinFilm, señaló que esta nueva tecnología abrirá dos áreas de mercado: la logística móvil, y, precisamente, el cuidado de la salud en casa ('Healthcare-to-Home' es el término en inglés).

Las empresas del sector parecen tenerlo claro. De acuerdo con FlexTech, un buen número de compañías del Fortune 500 han comenzado ya a adoptar la electrónica flexible y, por supuesto, han nacido nuevas firmas alrededor del tatuaje. Como ejemplo encontramos a Electrozyme, una 'startup' que comercializa tatuajes temporales con sensores que analizan los componentes básicos del sudor que traspiran los deportistas, entre ellos el ácido láctico o lactato, clave para conocer el nivel de fatiga de los atletas.

Flexibilidad, ¿de dónde?

A nivel empresarial ya está comenzando a despegar y, sin embargo, la investigación en electrónica flexible continúa en marcha y tiene un largo camino por delante. Sobre todo en lo que respecta a los materiales que se emplean para dar elasticidad a los dispositivos: óxido de zinc, silicio y polímeros orgánicos (plásticos).

De los tres, destaca el silicio. Un material que en cantidades minúsculas – en nanopartículas -, tiene la peculiaridad de estirarse. Esta característica es la que se aprovecha para fabricar el circuito que hay dentro de un tatuaje electrónico, formado precisamente por cables flexibles de silicio.

Por su parte, “los polímeros orgánicos se utilizan fundamentalmente en pantallas, las conocidas como OLED, que pueden ser flexibles”, explica Luis Alfonso Entrena, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. Una de las principales ventajas que ofrecen estos materiales plásticos es que pueden ser impresos en 3D, algo que abre la puerta a la fabricación de productos futuristas como periódicos y revistas electrónicas enrollables.Son muchos los que están de acuerdo en que el silicio ganará la batalla de la electrónica flexible. “Llevamos 50 años buscando por todo el planeta materiales con propiedades flexibles, así que tenemos un profundo conocimiento científico de la situación”, expone Rogers. “Hay muchos requisitos que el resto de materiales no cumplen y que solo se pueden superar con el silicio”.

En definitiva, sea con el material que sea, lo cierto es que la flexibilidad alcanzará pronto nuestra vida cotidiana. Los tatuajes se convertirán en el aliado perfecto del doctor y no tendremos que volver a preocuparnos cuando el móvil se caiga por la integridad de su pantalla.

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