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La escuela gratuita de programadores que desarrollan 'apps' para cambiar el mundo

Cristina Sánchez

Una plataforma permite que Kopernik, una organización sin ánimo de lucro que distribuye estufas o lámparas en zonas rurales de Indonesia, mida su impacto sin recurrir al boli y al papel. Una herramienta ‘online’ ayuda a organizar los eventos de Conference on Crimes Against Women, un proyecto estadounidense para combatir la violencia contra las mujeres. Una aplicación gestiona una flota de vehículos con Google Maps para llevar al trabajo a las personas con discapacidad intelectual del programa Options Inc en Minnesota.

Todas estas ‘apps’ no han sido creadas por desarrolladores con experiencia contratados para ello, sino por voluntarios que han aprendido a programar gratuitamente y lo agradecen escribiendo líneas de código. Free Code Camp, una organización sin ánimo de lucro, está detrás de este curioso sistema que promueve el recibir para después dar: gracias a su plataforma de aprendizaje, sus foros o sus vídeos, cualquiera pueda acercarse a HTML5, JavaScript o Python y usar después los lenguajes de programación por una buena causa.

“Por un lado, las organizaciones sin ánimo de lucro necesitan ‘software’ de código abierto y gratuito. Por otro, los que quieren aprender a programar necesitan experiencia en el mundo real”, explica Quincy Larson, creador de Free Code Camp, a HojaDeRouter.com. “Así que crear ‘software’ gratuito y ‘open source’ que estas organizaciones pudieran utilizar parecía una buena idea”. Una idea a la que, según cuenta, ya se han sumado más de un millón de personas que utilizan Free Code Camp cada mes y que han creado sus primeras aplicaciones con fines sociales.

De profesor en China a crear una comunidad de código

Larson, que con modestia se define públicamente como profesor en Free Code Camp, creó hace tres años este proyecto para ayudar a los que quisieran aprender programación fuera de la aulas. Tras estudiar un máster en administración de empresas en China y trabajar como profesor en colegios del país asiático y de los Estados Unidos, quiso adentrarse en el desarrollo de ‘software’. Sin embargo, la travesía para lograrlo fue “solitaria”: no conocía programadores que empezaran desde cero e instruyéndose por su cuenta encontraba “callejones sin salida” que le impedían avanzar en la dirección correcta.

“Pensé en toda las personas que se beneficiarían de aprender a programar, y muchas de ellas estaban en una situación similar a la mía: con una familia y un trabajo, muy ocupadas para dejarlo todo y aprender a programar y probablemente con recursos limitados para volver a la universidad”, detalla Larson.

Tras trabajar como desarrollador, decidió crear una iniciativa de educación ‘online’ que en poco se parece a una ‘startup’. Defensor del acceso universal a la educación, decidió que Free Code Camp fuera una plataforma gratuita, de código abierto, aupada por una comunidad de voluntarios y que, además, creara ‘software’ para ayudar a otras personas.

Poco tiempo después de lanzar la plataforma, se dio cuenta de que algunos usuarios comenzaban a participar activamente en los foros ayudándose los unos a los otros. Miles de alumnos ya han conseguido sus certificados gratuitos en desarrollo de interfaces o visualización de datos a través de un currículum de cientos de horas.

La plataforma también les ofrece preparación para enfrentarse a las entrevistas de trabajo y, según los datos que publicaron este verano, 6.000 de los usuarios que han pasado por sus programas han conseguido su primer empleo en el sector. Las lecciones y ejercicios de la plataforma, mejorados por la propia comunidad de usuarios, son solo una zona de este amplio campamento ‘online’ que se mantiene gracias a las donaciones.

Decenas de sus miembros publican artículos sobre desarrollo web en Medium, su canal de YouTube cuenta con más de 200.000 suscriptores, miles de personas participan en su foroparticipan en su foro (al que ellos mismos denominan su Stack Overflow) y sus comunidades locales se reúnen en Facebookcomunidades locales o físicamente en todo el mundo, también en España. El propio Larson asegura estar “impresionado” de que tanta gente esté aprendiendo a programaraprendiendo a programar gracias a la página que creó con tanta ilusión.

Él mismo se ha convertido en un referente en la comunidad de programadores: en Quora, multitud de usuarios le preguntan por sus planes, su opinión sobre entornos de programación o sobre la humilde forma de vida que lleva para volcarse en este proyecto. “En lugar de hacer que mi patrimonio aumente -un número que solo me impacta a mí [...]- prefiero centrarme en ayudar a las personas a aprender a programar para que puedan tener carreras productivas y significativas y puedan mantener a sus familias”, asegura Larson.

Gracias al funcionamiento de Free Code Camp, esos usuarios utilizan sus nuevos conocimientos de programación para desarrollar de forma altruista aplicaciones web que beneficien a proyectos sociales.

Al principio, solo los que completaban el programa podían crear plataformas específicas diseñadas a medida para cada organización. Sin embargo, hace un año, uno de sus primeros usuarios y actual responsable de operaciones lanzó Open Source for GoodOpen Source for Good, un programa al que los alumnos pueden acceder cuando se sienten preparados para ello con el fin de aportar su granito de arena a aplicaciones de código abierto que cualquier ONG pueda utilizar.

Una herramienta para crear campañas de ‘email marketing’crear campañas, una plataforma para gestionar la logística en un banco de alimentos o una aplicación para coordinar reuniones son algunas de las herramientas que ya se han creado.

Enseñando a programar sin ánimo de lucro

Free Code Camp no es el único proyecto que enseña a programar de forma gratuita. Otras organizaciones sin ánimo de lucro también ofrecen formación en ese ámbito, aunque la mayoría no están orientadas a los estudiantes de mediana edad, sino a los más jóvenes.

Khan Academy fue una de las primeras: creada hace más de una década, ofrece cursos de programación, matemáticas o economía a alumnos, padres y profesores en diferentes idiomas. Code.org, orientada también a educadores y alumnos y organizadora de La Hora del Código, un evento que ya se celebra en centros educativos de todo el mundo, es otro buen ejemplo.

Hay incluso ONG que dedican sus esfuerzos a cerrar la brecha de género en el sector tecnológicobrecha de género: Girls Who Code organiza desde hace un lustro diferentes programas para que las niñas estadounidenses se adentren en el desarrollo de ‘apps’ y Girls in Tech también promueve la formación de mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas a través de una plataforma virtual, entre otras actividades.

Enseñar a escribir líneas de código gratuitamente puede ayudar a crear una sociedad más igualitaria, y, en ocasiones, esas líneas pueden contribuir a cambiar el mundo.

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Las imágenes que aparecen en este artículo son propiedad de Free Code Camp

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