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Periodistas y robots, la extraña pareja que puede salvar a los medios

Porque robots y periodistas sí que pueden trabajar codo con codo (Foto: CJ Isherwood | Flickr)

José Luis Avilés

Junto a los jueces, los periodistas son los profesionales menos valorados por los ciudadanos españoles. Al contrario de lo que sucede con la medicina, el periodismo se ha convertido en una tarea denostada por muchos actores sociales. Sin ir más lejos, la ciudadanía se ha acostumbrado a situar a los periodistas en el bando contrario, en el de aquellos cuyos intereses dependen de que la verdad no salga a la luz.

Sin embargo, y pese a las enormes posibilidades que han demostrado las redes sociales en el ámbito informativo, lo cierto es que no puede existir información sin periodistas porque, aunque la inmediatez y la obsesión por las primicias imperen en las redacciones, lo cierto es que, ahora más que nunca, el análisis se torna de vital importancia. Y como quizá 140 caracteres resulten insuficientes, tan solo los periodistas estarán capacitados para situar en su contexto los hechos y mostrárnoslos en profundidad.

Las máquinas toman el control

En las redacciones de todos los medios, grandes y pequeños, locales o globales, las secuelas de todos estos cambios ya han causado estragos. Los periodistas tiemblan al pensar qué puede ser de ellos con el desarrollo de las nuevas tecnologías. Sin ir más lejos, hay medios, como Chicago Sun-Times, donde 28 reporteros gráficos han sido sustituidos por móviles entregados a los redactores, y hay quien ya ha creado una guía básica para desempeñar la labor informativa desde un iPhone.

Las máquinas han llegado para tomar el control. Si ya con la cámara de un teléfono inteligente se puede incluso tomar la imagen de portada de medios tan prestigiosos como el mismísimo The New York Times, no es de extrañar que ya existan nuevos software capaces de construir las historias que antes les tocaba redactar a los periodistas.

La compañía Narrative Science parece haber dado el paso definitivo en esa dirección. Esta start-up con sede en Chicago ha ideado ‘Quill’, una plataforma capaz de suplir el trabajo de los profesionales de la información. Se trata de un algoritmo que compila todos los datos relacionados con un tema para trasladarlos a un texto informativo. ‘Quill’ es capaz de trasladar sus propias conclusiones a partir de los datos recabados para acabar dando vida a las historias, ya sea a través de un esquema con los principales puntos de un asunto complejo, un simple tuit o un pormenorizado análisis.

Con la premisa fundamental de todo periodista, ‘Quill’ elabora sus redacciones con el objetivo de solventar las dudas de los lectores. Por ello, de entre todos aquellos datos reunidos para llevar a cabo su tarea, tras una serie de procesos, es capaz de discernir cuáles son más importantes de cara al público objetivo y tan solo se sirve de esos para realizar el texto periodístico. Pero ahí no acaba todo. Con los parámetros establecidos, el sistema es capaz de presentar los datos no solo en texto, sino también mediante gráficos, formatos variados o de la forma que sea necesaria para satisfacer las necesidades de sus lectores.

Los periodistas pueden respirar aliviados

Pocos son los detalles que han dejado al azar los creadores de la plataforma. Tanto es así que ‘Quill’ ha llegado a burlar el ojo periodístico de algunos profesionales de la información que, de entre varios artículos sobre el mismo partido de béisbol, pensaron que el de este software había cometido un error garrafal al dejar para el final un dato de vital importancia. Sin embargo, no había sido el programa sino un periodista de carne y hueso.

Pero por mucho que intimide, los reporteros pueden respirar tranquilos. Dejando a un lado las grandes crónicas parlamentarias, los análisis de las ruedas de prensa del presidente del Gobierno de turno o las coberturas de las grandes manifestaciones que a día de hoy se producen en diversos puntos del planeta, las miras de los propietarios de Narrative Science apuntan en otra dirección.

El director de tecnología y también cofundador de la compañía, Kris Hammond, explica que, al contrario de lo que se pudiera pensar, su prioridad es contar aquellas historias a las que ni los medios locales ni los globales tratan de llegar. Comenzando por las miles de pruebas deportivas que tienen lugar a lo largo de Estados Unidos y hasta la llegada de ‘Quill’ nadie se encargaba de cubrir. Tanto es así, que solo el 1% de estos eventos recibían atención mediática.

Ningún medio de comunicación sería capaz de asumir los costes de una plantilla que le permitiese trasladar a un periodista a cada estadio donde se disputa uno de estos partidos. Al menos, eso debió pensar la compañía Big Ten Network, uno de los primeros clientes de Narrative Science, a la hora de contratar los servicios de ‘Quill’.

Las posibilidades que ofrece este software son enormes. Como escenifica Michael Scott (Steve Carell) y Óscar Núñez (Óscar Martínez) en la serie ‘The Office’, ‘Quill’ se puede convertir en el encargado de dar forma a los extensos e incomprensibles informes de resultados y, en general, toda información sobre las cuentas de las empresas. Una opción por la que se ha decantado la revista Forbes, que de esta forma libera a algunos de sus redactores especializados en economía y facilita a sus lectores información que les puede resultar útil.

Robots y periodistas, codo con codo

Aunque, como hemos visto, hay medios que han suplido a sus reporteros con artilugios tecnológicos y otros que, como Forbes, han convertido este nuevo software en uno más de la plantilla, la estrategia a día de hoy más rentable y exitosa es apostar por la fusión de lo mejor de la tecnología con lo mejor de la labor periodística. En Buzzfeed, su fundador, Jonah Peretti, empeñado en descubrir los factores que empujan a una información, un vídeo o una imagen a ser viral en internet, dio vida a una plataforma capaz de detectar aquello que mejor está funcionando en la red para que los periodistas apostasen por ese tema. Una fórmula que les ha reportado más de dos millones de usuarios únicos al mes, según datos de Quantcast.

Es por ello que, más allá de ver en ‘Quill’ una amenaza, los periodistas deberían recordar todo lo bueno que las nuevas tecnologías han aportado a su trabajo y aprender de lo que aún está por llegar. Sí, quizá no contraten a reporteros en las grandes empresas económicas para redactar aburridos e insulsos informes repletos de datos, pero alguien tendrá que seguir contando todo aquello que sucede a pie de calle, ¿no creéis?

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