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Activistas del transporte sostenible

Rita González

Van en bicicleta, un vehículo que apenas ha cambiado desde su invención en 1890, pero representan “un puente hacia el futuro” para España. Pedaleando combaten el inmovilismo en ineficiencia energética, el elevado gasto en combustible, las inercias desorganizativas y la vida contaminada de las ciudades. Y, además, resultan económicamente muy competitivas. Son las empresas de reparto sostenible de mercancías en el entorno urbano, el transporte de última milla.

En 2006 nació Txita, en Donostia, “un salto evolutivo –indican sus creadores– que implementa la calidad del servicio, con mayor amplitud horaria y proximidad”, que mejora la imagen de sus clientes “porque el sistema Txita provoca la comunión entre el receptor y el emisor de las mercancías”.

El programa de emprendimiento social Momentum Project en el que participó describe el impacto social del proyecto en 13 toneladas ahorradas en emisiones de CO2. Y Txita ha asesorado ya a ocho empresas para que apliquen sus criterios.

En Valladolid se desarrolla otra de estas iniciativas. Se llaman Xiclo y llevan unos siete meses realizando la distribución regular de revistas, productos de la huerta local y mensajería para instituciones como el Teatro Calderón. Paralelamente, reciben encargos puntuales. El día 5 de enero, por ejemplo, pedalearon la entrega de los roscones de reyes de varias confiterías de la ciudad. Usan triciclos con asistencia eléctrica y capacidad de carga de unos 160-180 kg y una bici especial con carga delantera, ideales para el tipo de paquetes que reciben en ciudad, más del 80% de los cuales no exceden los 30 kg.

Amor por las dos ruedas y conciencia social se aunaron para que César Paúl Tomillo y Tran Vu Mai emprendiesen Xiclo. Para ellos, el valor es nítido: “Logras una ciudad más habitable, más amigable, sin vehículos pesados –sobre todo, cuando coincide con los cascos históricos–, menos contaminada a todos los niveles; ahorras bastante dinero y agilizas la entrega, pues llegas hasta la puerta, no necesitas buscar aparcamiento y puedes acceder a zonas peatonales”.

“En otros puntos de Europa –dicen– han tomado nota de ello”. Entonces, ¿por qué no se extiende el uso en territorio español cuando existen ejemplos de un modelo afianzado ya en países como Francia y Reino Unido? “Estamos convencidos de que es cuestión de tiempo. Se acabará imponiendo. La falta de concienciación se tiene que organizar y potenciar desde las instituciones, porque cambiar las cosas no es nada fácil. Requiere mucho tiempo que las empresas se den cuenta, sobre todo cuando la opción tradicional, aunque ineficiente y problemática, al final logra el objetivo de entrega y los paquetes llegan a su destino”.

Sintoniza con esta opinión la Asociación de ciclistas urbanos/as Hiriko Txirrindularien Elkartea, de Gipuzkoa, quienes aseguran en la web de Txita que son las inercias las que alejan a las empresas de las evidentes ventajas en el uso de este tipo de vehículo, pero “al final, este sistema se impondrá”.

Transporte, mayor consumo que la industria

Junto al de viajeros, el transporte de mercancías por carretera continúa encabezando el consumo energético final y de emisiones de CO2, 26% y 28% frente al 40% de la industria, a pesar de que la crisis haya supuesto una merma en la frecuencia y en la carga transportada –casi cien mil millones de toneladas/km menos que en 2008–. Según el Informe 2012 del Observatorio de Energía y Sostenibilidad en España, las emisiones de CO2 aumentaron un 2% en 2011 y el nivel de dependencia exterior alcanzó un 84%, debido a una subida en el uso del carbón, importado en su mayoría. Por cada litro de gasolina consumido se emiten unos 2,35 kg de CO2 a la atmósfera. Por cada litro de gasóleo, unos 2,64.

El uso del ferrocarril, un medio más limpio para el traslado de mercancías aún es residual, un 3%, lejano al promedio europeo del 18,2%. Además, el Estado español cuenta con más de 1.500 estaciones de tren; muchas de ellas, potenciales centros logísticos urbanos para recogida de mercancías en la cadena de distribución de pedidos. También son casi inexistentes otros aprovechamientos ferroviarios para la eficiencia energética. Lo denuncia el proyecto Ferrolinera, apoyado por Adif, que aboga por el uso de la frenada regenerativa de los trenes como carga de batería del transporte eléctrico. Hoy esa energía se disipa.

Coches eléctricos, ¿otra alternativa?

Hace menos de un mes, Xiclo recogió el Premio a la Mejor Práctica de Movilidad Sostenible en la categoría de emprendedores, que otorga la Fundación Renault. El galardón incluye la disposición durante un año de un Renault Twizy, un coche de motor eléctrico.

En las nuevas estrategias de distribución eficiente de última milla se comienza a integrar el empleo de estos vehículos –cuyas mayores ventas se encuentran en flotas profesionales–. Entre otras cuestiones, abaratan costes. Hay que tener en cuenta que el 50% del gasóleo que se consume en el entorno urbano corresponde al transporte de mercancías, donde, además, la velocidad media es de entre 15-20 km/hora.

Correos es una de las empresas con mayor experiencia en el empleo de vehículos eléctricos en ciudades, con una flota de más de 200. También Urbaser, que dispone de 300 unidades para prestar servicios municipales en Madrid y Barcelona. Pero hay otras compañías que han optado por incorporarlos, como las cadenas de supermercados Condis, que arrancó en 2009 en Barcelona, y Consum, para el reparto en algunas ciudades, o, de manera puntual, Caprabo y Leche Pascual en Madrid.

Este modelo de vehículo pone fin, sin embargo, a la contaminación acústica que genera en un 80% el tráfico, y que hace exceder a muchas ciudades españolas la recomendación de la OMS contra la contaminación ambiental de no superar los 50 decibelios. Ni es tan amable para la convivencia como las bicicletas de carga. Requiere espacio de aparcamiento, pero es una alternativa ecoeficiente al transporte tradicional.

13 empresas en territorio español

En el activismo por un transporte sostenible Txita y Xiclo no están solos en España. Entre los 130 miembros que integran actualmente la European Cycle Logistics Federation (ECLF) –una organización profesional para representar las necesidades de las empresas de logística en bicicleta que actúa como grupo de presión en la UE–, hay 13 socios españoles. En abril de 2014 finalizará una de las principales iniciativas de la ECLF con el apoyo de la Unión Europea, el proyecto Cyclelogistics-Moving Goods by Cycle, en marcha desde 2011. Su objetivo es fomentar la sustitución de vehículos motorizados innecesarios por bicicletas de carga. Según la ECLF, un 25% deberían ser cambiados.

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