Puesta al día del baúl de los recuerdos
Los matices marcan la diferencia. Son las pequeñas cosas las que nos emocionan, las que nos hacen sonreír y se quedan indelebles en la memoria. Puede decirse que ocultas en cualquier rincón o guardadas en cualquier sitio, todos conservamos fruslerías que, en sí mismas, no son un bien de valor pecuniario. Pero conforman parte de la biografía material que día a día, casi sin darnos cuenta, vamos construyendo.
“Este es un proyecto que se asocia mucho a la nostalgia, pero yo siempre quiero destacar que también tiene mucho de identidad”. Lo dice Rocío Muñoz, una sevillana que se ha propuesto recuperar productos que se ganaron un puesto en el imaginario colectivo y que, con el paso del tiempo, pueden haberse difuminado en el olvido. La idea le surgió con un “trabajo casi científico” en el que se embarcó durante dos años (en 2010). Un viaje por tiendas y tiendas. “Iba descubriendo tesoros y me daba cuenta de que muchos estaban desapareciendo rápidamente”. Con tesoros se refiere a juguetes, libretas, cajas, libros antiguos e incluso comidas. Un escaparate manufacturero de la industria artesanal. Iconos de la producción.
EL proyecto lo ha llamado Real Fábrica Española. “Al pasar de la teoría a la práctica, trabajamos con 200 proveedores diferentes”. Y con la idea de impulsar las marcas y productos “en un movimiento hacia el futuro, no de ensimismarnos con el pasado”. De hecho, señala, muchas pequeñas empresas familiares que estaban desapareciendo han aprovechado para volver a decir: “¡Eh, que estamos vivos!”. Rocío desvela que anda en busca de financiación –también se ha acogido al plan Yo Soy Empleo– para ampliar lo que define como “dinamizacion o catalizacion de industrias o artesanías que estaban languideciendo”.
Real Fábrica es un emprendimiento que trabaja con lo material, pero que alude a lo inmaterial. Al tiempo que intenta idear fórmulas para revalorizar este legado, reaviva un tejido productivo a pequeña escala: el comercio más local, la creación de una red económica en zonas normalmente abocadas a la depresión económica. Al menos esa es la llama que surgió –explica Rocío– de su tesis sobre “productos centenarios aún en comercialización transformada en plataforma online”.
