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La tecnología favorece la pesca sostenible

Isaac Altable

La pesca artesanal, por sí misma y atrapada en el mundo de los mercados está condenada a languidecer hasta extinguirse. Más de 200 millones de personas en el mundo la practican y proveen comida para 2.000 millones de personas. Sus artes aporta el 50% del pescado que se come. Pero, aún así, no tiene un futuro muy halagüeño si no evoluciona.

La pesca artesanal crea empleo local y por lo tanto arraigo en comunidades pequeñas. Da vida a zonas rurales pequeñas y las mantiene alejadas del desierto social. Además, este tipode relación con el mar es respetuosa y casi la única que garantiza una sostenibilidad de los ecosistemas marinos. Así que cualquier iniciativa que la promueva y, sobre todo, le dote de herramientas para hacerla viable económicamente, se constituirá en palanca para revertir una dinámica dañina para el mar y la población que vive en sus costas.

Antonio García Allut comprendió esto y desde hace más de cinco años está desarrollando Lonxanet. Un modelo integral y sistémico de pescar que hace “viable económica y socialmente la pesca artesanal, actuando sobre los factores que ponen en peligro la existencia de las comunidades pesqueras tradicionales en el mundo. Partiendo de principios como convertir a los pescadores en los protagonistas reales del cambio o defender la redistribución de los logros y éxitos entre el mayor número de agentes sociales que intervienen en un proyecto”, explica. Este proyecto se incrusta en una fundación que desarrolla otras ideas siempre con el mar y el pescador como ejes inspiradores del motor de cambio social.

La idea es que la pesca artesanal rente. Desde su perspectiva, la comercialización del pescado es la clave que hunde las prácticas artesanales porque en el proceso, los intermediarios imponen unos precios y por tanto beneficios que no permiten a los pescadores artesanales sobrevivir. Lonxanet incide en este aspecto al desarrollar un sistema de conexión directa entre el mar y los consumidores . El pescador se hace protagonista de su propio destino.

Lonxanet puja por el pescado como cualquier otro agente pero, previamente, ya conoce la demanda que va a tener porque se apoya en las nuevas tecnologías para contactar con comercios y particulares. Aporta estabilidad a los precios, es decir, los pescadores no están al albur de los avatares de grandes grupos. Además, Lonxanet aporta un 3% de plus a las capturas tradicionales. Y, no contento con eso, el proyecto hace que los grupos de pescadores participen como accionistas de Lonxanet por lo que luego acceden a los beneficios de la empresa.

El proyecto promueve la creación de Áreas Marinas Pesqueras de Interés Pesqueros Congestionadas donde las prácticas son respetuosas con el medio ambiente. Ya existen las de Os Miñarzos y Ría de Cedeira pero el proyecto es, además de consolidar éstas, crear nuevas. Estas áreas están diseñadas por los propios pescadores y permiten una mayor eficiencia de los recursos marinos y donde se faena con el horizonte de “sostenibilidad, colaboración, autonomía e interés colectivo” que se aplica en el mundo real, no sólo el papel. Basta con echar un vistazo a los ejemplos de las cofradías de Cedeira o Mar de Lira

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