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Las matrículas solidarias

Una de las matrículas que fabrica y vende la empresa. / Bizzi

María Muñoz

La “obsesión” por la educación infantil en zonas rurales hizo que Sara Pizzolato comenzara a investigar, a hablar con directores de escuelas de su Argentina natal y vio que uno de los mayores problemas era la movilidad. Cómo había escolares que dejaban de ir a clase porque ese día el caballo no estaba disponible ya que lo necesitaban sus padres para trabajar o cómo otros alumnos debían vivir de lunes a viernes en la escuela porque era imposible ir y volver todos los días de clase. Este fue el germen de Bizzi, una empresa que fabrica y vende matrículas decorativas para bicicletas para conseguir con los ingresos adquirir vehículos de dos ruedas para que los estudiantes rurales no pierdan sus clases y duerman todos los días en sus casas.

“Nuestro objetivo es doble, por un lado queremos entregar el mayor número de bicis a estudiantes de escuelas rurales y por otro buscamos sensibilizar sobre su uso en las ciudades”, explica Pizzolato, quien vive entre Argentina y España, donde trabaja en una consultora. Explica que mientras investigaba sobre las escuelas rurales le iba dando vueltas a la cabeza sobre cómo unir lo que iba conociendo y el hecho de estos vehículos de dos ruedas han dejado de ser únicamente una pieza de ocio para convertirse en una herramienta más para desplazarse por la ciudad. “Así nacieron estas matrículas decorativas porque el 75% de la venta está destinado a adquirir bicis para los colegios”, señala.

Las placas cuestan siete euros y se pueden comprar en cualquier parte del mundo a través de la página web de la empresa. “Fomentamos el desarrollo local y las matrículas las fabricamos allí donde nos las piden a través de una red de colaboradores”, indica la responsable de Bizzi. En el poco más de un año que llevan funcionando han logrado entregar cinco bicicletas de un total de 850 placas vendidas. En las matrículas, de letras negras y fondo amarillo, se pueden leer mensajes como “Mantén el equilibrio”, “Nunca dejes de pedalear” o “Al trabajo en bici”. También realizan encargos personalizados para empresas o ONG.

Las entregas de las bicicletas siempre las realizan a través de los colegios. “Es en los centros donde saben quiénes tienen más necesidad y los que realmente pueden usar la bici porque a veces el camino no lo permite”, señala. Pone como ejemplo la primera entrega que hicieron, en el Centro Educativo Gregorio Las Heras, situado en la zona rural de Socavones, en la provincia de Córdoba (Argentina). “Es un colegio donde solo hay cinco alumnos y entre todos decidieron quiénes debían quedarse las dos bicicletas”, señala, y añade que de esta manera si algún niño se traslada a otro lugar la bicicleta, al estar a cargo del colegio, puede pasar a otro estudiante.

Entregaron dos vehículos más en otro centro rural de la provincia argentina de Santiago del Estero y el quinto no fue a unos estudiantes pero sí a una ONG de Albacete (España) que la necesitaba para los desplazamientos de los inmigrantes que atiende. “Estuvimos en la ciudad participando en una carrera y vendiendo placas, nos contaron su proyecto y nos gustó”, señala. La próxima entrega será en un colegio de Guatemala. Como subrayan desde Bizzi, cada matrícula tiene una historia y gracias a su compra cada matrícula “hace historia”.

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