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Los socialdemócratas alemanes, “encantados” con Merkel

El líder del SPD, Sigmar Gabriel

Salvador Martínez Mas

El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) disfruta como socio de la gran coalición que forma con la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de una significativa influencia sobre las políticas del Ejecutivo germano. Gran parte de lo hecho hasta ahora en esta legislatura por el Gobierno alemán se explica en buena medida por el trabajo de los socialdemócratas. Sin embargo, el partido de centro-izquierda se encuentra en una seria crisis. En el SPD hay, por ejemplo, quien ha sido calificado de “fan” de la canciller Angela Merkel, algo que dice bastante de la capacidad de liderazgo de Sigmar Gabriel, el líder del partido, vicecanciller alemán y ministro de Economía.

Hace unos días, el socialdemócrata Torsten Albig, presidente del Land de Schleswig-Holstein (norte alemán), dijo en una entrevista refiriéndose a Angela Merkel: “pienso que lo hace magnífico, es una buena canciller”. Es más, en vista de la situación de su partido, Albig reconocía de cara a los próximos compromisos electorales: “Es difícil ganar frente a Merkel”. La prensa tardó poco en elaborar titulares que presentaban a Albig como “fan” de Merkel, según el término empleado por el diario conservador Die Welt. El periódico populista Bild veía a Albig dando “por perdidas las próximas elecciones generales”.

Por su parte, el diario progresista Süddeutsche Zeitung entendía que lo que el presidente de Schleswig-Holstein estaba planteando eran sus dudas sobre si el SPD puede alcanzar la “cancillería”. En teoría, el SPD ha de estar satisfecho con su gestión en el Gobierno. Suyas son populares propuestas ya implementadas como la creación del salario mínimo o la última mejora de las condiciones para la jubilación. “El SPD está inspirando la acción del Gobierno alemán”, apunta en declaraciones a eldiario.es Andrea Römmele, profesora de ciencia política y de comunicación política en la prestigiosa Escuela Herthie de Gobierno de Berlín. Tanto es así que, para ella, “Angela Merkel podría ser una canciller socialdemócrata”.

Heiko Giebler, politólogo del Centro de Ciencias Sociales de Berlín (WZB, por sus siglas en alemán) comparte en buena medida esta opinión. “El SPD ha sido capaz de obtener la puesta en marcha de muchas políticas que estaban en su agenda y, básicamente, lo que el Gobierno ha hecho hasta ahora representa a los socialdemócratas y a su programa electoral de 2013”, afirma Giebler a este periódico. “En el SPD están contentos con la gran coalición, pero no quieren ser el partido pequeño de la coalición y les gustaría ser capaces de tener como canciller a un socialdemócrata, algo que en estos momentos no es realista”, añade.

Para Giebler, las palabras de apoyo a la canciller pronunciadas por todo un presidente de un Land como Albig expresan una opinión “realista”. Hay pocas esperanzas puestas en que el SPD pueda situar a uno de sus miembros como sustituto de Angela Merkel tras las próximas elecciones generales, que tendrán lugar en 2017. A día de hoy, en las encuestas de intención de voto, al SPD se le atribuye un 25%. Está quince puntos porcentuales por detrás de la pareja conservadora que forman la CDU que lidera Angela Merkel y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).

“No hay probabilidades de que el SPD, aliado con Los Verdes, pueda superar a la CDU/CSU, por eso la única posibilidad en la que el SPD puede gobernar es en una gran coalición y, ahí, la CDU seguirá siendo el principal partido”, subraya Giebler. De cara a las próximas elecciones generales, el SPD tiene tiempo para mejorar, “aunque a partir del año próximo habrá elecciones difíciles, como las del Land de Baden-Württemberg”, recuerda Römmele, la profesora de la Escuela Herthie de Gobierno. Para ella, pese a la influencia del SPD en la política del Gobierno, el partido liderado por Sigmar Gabriel tiene que resolver una importante crisis de liderazgo. “El SPD es un partido sin líder”, según Römmele.

En los días en los que la crisis griega ocupaba toda la atención pública, a Gabriel se le escuchó decir aludiendo al Ejecutivo del primer ministro griego Alexis Tsipras: “no queremos pagar las promesas de un Gobierno comunista”. “Gabriel no consultó con su partido antes de decir eso como tampoco consultó cuando dijo que el SPD debería hablar con Pegida”, subraya Römmele, aludiendo al acrónimo alemán de la organización xenófoba Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente. Por detalles así, Raed Saleh, líder del SPD en el Parlamento regional berlinés, ha dicho que su partido “ha perdido el compás” y que “carece de credibilidad”. Además, sobre la tendencia de Gabriel a adoptar posiciones como las de Merkel, Saleh ha dicho que “copiando a la canciller no se consigue nada”.

Aunque después de que Albig mostrara sus preferencias por Merkel casi todo el SPD se desmarcó de sus declaraciones, la crisis del SPD no escapa a la vista de los observadores. Ni siquiera pasa desapercibida para la prensa afín. Así, el editorialista Kurt Kister, ha señalado en el Süddeutsche Zeitung que “el SPD se ha convertido a nivel federal en un partido perdedor”. “Al SPD le faltan figuras carismáticas”, pero “incluso si las tuviera, el partido sólo podría soñar con situar a alguna de ellas en la cancillería”, según este periodista.

En este sentido, Römmele mantiene que lo que el “SPD necesita es alguien que una al partido”. Aunque no sólo precisa de eso. Giebler, el politólogo del WZB, entiende que lo que urge al SPD es “averiguar cómo comunicar y dejar claro que algunas políticas, como el salario mínimo, fueron políticas que llegaron gracias a ellos y contra la voluntad de los conservadores”. “Tienen que encontrar una mejor estrategia de comunicación, algo que por supuesto no es fácil, pero esa es la única salida que tiene el partido”, concluye Giebler.

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