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Bruselas quiere perseguir a los europeos que viajen fuera con “fines terroristas”

El ISIS en Siria

Pablo García

El goteo de medidas propuestas al calor de los ataques terroristas de París del pasado 13 de noviembre destinadas a reforzar la seguridad europea no se ha detenido aún. En poco más de dos semanas se pretenden controlar los pasaportes de todos los que llegan desde fuera de Schengen, comunitarios incluidos; compartir los datos de pasajeros a bordo de las aerolíneas para detectar criminales; restringir el acceso a armas de fuego y reforzar Europol, la agencia policial europea donde cada cuerpo intercambia información. Y desde este martes 2 de diciembre también se persigue criminalizar a los propios ciudadanos de la Unión Europea que viajen fuera con “fines terroristas”, es decir, a personas con pasaporte de alguno de los 28 estados miembros sospechosas de querer huir, por ejemplo, a Siria o Iraq para unirse al ISIS.

Se trata de una Directiva sobre Terrorismo presentada por el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, que aún debe ser discutida con los estados miembros y el Parlamento Europeo pero que es imposible de disociar de los terroristas que llevaron el terror a las calles de París: de los diez participantes, los seis hasta ahora identificados son franceses y belgas. “No deberíamos subestimar la amenaza de terroristas locales, atacantes solitarios radicalizados y terroristas ‘frustrados’ a los que se les quita el pasaporte”, explica la Comisión en una nota aclaratoria.

Es una idea preventiva que busca detener al radicalizado antes de que cometa el atentado y cuyas consecuencias son aún insondables: cualquier ciudadano europeo que regrese de zonas de conflicto puede ser visto como sospechoso. Para justificar la medida, Bruselas echa mano de un informe de Europol sobre el Estado del Terrorismo en la UE publicado en junio. A partir de este informe revisado, la Comisión estima a día de hoy en 5.000 el número de comunitarios que habrían cambiado hoy su país por áreas de conflicto asociadas al terrorismo.

Hubo un pionero entre los llamados “combatientes terroristas extranjeros”, recuerda el informe de Europol: Mehdi Nemmouche, nacido en Roubaix (Francia) en 1985, que el 24 de mayo de 2014 asesinó a cuatro personas en el Museo Judío de Bélgica antes de ser detenido en Marsella a los pocos días. “Fue el primer ataque cometido en la UE por un retornado del conflicto sirio”, señala el documento. Concretamente, Nemmouche había combatido en las filas del ISIS.

Desde la acción de Nemmouche, el informe repasa otros ataques muy recientes pero bastante olvidados debido a otros más trágicos y espectaculares que coincidieron en el tiempo (Charlie Hebdo en enero o el del viernes 13 de noviembre). Todos ocurren en Francia. “El segundo atentado inspirado en el terrorismo religioso tuvo lugar en Francia cuando un individuo solitario entró en una estación de Joue-Les-Tours donde acuchilló varias veces en la garganta, oreja y manos a un policía e intentó robarle el arma a un policía, que lo disparó e hirió pero no le impidió continuar. Después asestó varias puñaladas a otros dos policías hasta que un tercero le disparó mortalmente”.

Europol pone de manifiesto cómo los ataques se produjeron la víspera de la masacre de Charlie-Hebdo y el supermercado Euro-Cocher el 9 de enero: el 21 de diciembre de 2014 un hombre hirió por atropello en Dijon a 11 personas a gritos de Allahu Akbar; el 22 de diciembre en Nantes sucedió lo mismo –atropello- con un muerto y nueve heridos…

Son ejemplos reales en los que se basa la Comisión para endurecer las directivas, que no solo incorporan el viaje a áreas que promueven el terrorismo como motivo de delito, sino que incluyen además la opción de “recibir entrenamiento” y la “financiación terrorista”. “Ninguno de estos hechos están contemplados en la legislación comunitaria”, reconoce el Ejecutivo.

De acuerdo con la Comisión, “las nuevas reglas garantizarán que cualquiera que viaje al extranjero con fines terroristas será castigado al volver a la UE”.

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