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Colombia da un paso de gigante hacia la paz

Colombia da un paso de gigante hacia la paz

EFE

Bogotá —

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Colombia ha dado un paso de gigante hacia la paz con la firma del segundo acuerdo parcial entre el Gobierno y las FARC sobre la eventual participación en política de la guerrilla, un complejo asunto que ha tomado cinco meses de discusión y que ha despejado uno de los temas más polémicos.

La rúbrica del segundo punto de la agenda de los diálogos llegó este martes para apagar las críticas hacia la lentitud e ineficacia de los diálogos de paz, que cumplirán su primer aniversario el próximo 19 de noviembre.

Como en el primer preacuerdo sobre desarrollo rural anunciado en mayo pasado, se intuye que ambas partes han cedido terreno para llegar al consenso y han planteado, aunque sin llegar a concretarla, una “revisión integral de la organización y el régimen electoral”.

Esa posible reforma de las condiciones electorales colombianas, que será analizada por la mesa más adelante, daría cabida a una guerrilla que en el pasado ha rechazado la posibilidad de hacer política en el país al considerar que el sistema actual no es del todo democrático.

Otro avance destacado del segundo acuerdo es el de crear “circunscripciones transitorias especiales por la paz” en la Cámara de Representantes, que se sumarán a las ordinarias y que aumentarán la representatividad de las opciones políticas de las regiones más afectadas por el conflicto.

Este punto significa en el fondo un reconocimiento de lo que sucede en las regiones remotas que viven bajo el fuego cruzado, un reclamo histórico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que ahora podría servirles de plataforma política y que también reformaría el panorama electoral desde las bases.

El acuerdo incluye además la redacción de un Estatuto de la Oposición por parte de una comisión formada por distintos partidos, y la creación de un partido o movimiento político de las FARC, aunque el tránsito que las convertiría en un movimiento legal será definido más adelante.

Según aclararon en el segundo acuerdo, la mesa de diálogos con sede en La Habana debatirá estos temas clave cuando toque el punto tres, sobre el “fin del conflicto”, que incluye la discusión del cese el fuego, la dejación de las armas por parte de las FARC y establecerá qué mecanismo de justicia transicional se usará para llegar a la paz.

Pero antes de abordar ese punto tres, las FARC y el Gobierno empezarán a revisar a partir del próximo ciclo que comenzará el 18 de noviembre, las posibles soluciones al problema de las drogas ilícitas, lo que no comprende demasiados retos.

El quinto punto será el de la compensación a las víctimas y el sexto el de la “implementación, verificación y refrendación” de los acuerdos que se firmen, que tiene como principal dificultad establecer si serán o no sometidos a consulta popular como propone el Gobierno o a través de una Asamblea Constituyente, como insisten las FARC.

Aunque sólo hay dos acuerdos sellados para un total de seis puntos de la agenda, el investigador Ariel Ávila de la Corporación Nuevo Arco Iris dijo a Efe que “concentran cerca del 65 % de la discusión y son los temas más críticos para lograr la paz en Colombia”.

También el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha señalado que “nunca antes se había llegado tan lejos en el camino para terminar el conflicto”.

Este empujón al proceso de paz puede tener un buen efecto en la imagen del mandatario y en su eventual aspiración a la reelección en los comicios del 25 de mayo de 2014, que definirá el próximo 25 de noviembre.

También servirá para mejorar la percepción de los colombianos sobre el proceso de paz, que según una encuesta realizada por la Universidad de los Andes con el apoyo de la Universidad de Vanderbilt (EE.UU.), cuenta con el 53,7 % de respaldo, el 32,6 % de rechazos y un 13,7 restante que se muestra indiferente.

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