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Dinamarca celebra jornada electoral con los socialdemócratas como claros favoritos

Mette Frederiksen, líder del partido socialdemócrata en Dinamarca.

Dinamarca celebra este miércoles elecciones generales en las que la oposición socialdemócrata lleva clara ventaja en las encuestas, que apuntan a un desplome del xenófobo Partido Popular (DF), segunda fuerza y árbitro de la política danesa durante las últimas dos décadas.

Los algo más de 4,2 millones de electores llamados a las urnas votan desde las 8.00 horas en los colegios electorales, que permanecerán abiertos hasta las 20.00 horas.

Los sondeos sitúan al bloque opositor encabezado por la socialdemócrata Mette Frederiksen más de diez puntos por delante, lo que de confirmarse sería su victoria más amplia en casi medio siglo.

Tan segura parece la victoria de la oposición que el propio primer ministro, el liberal Lars Løkke Rasmussen, aseguró ayer que su primera prioridad ya no es intentar gobernar con sus socios, sino un ejecutivo de centro con las principales fuerzas políticas.

Rasmussen, cuyo partido podría recuperar la segunda posición perdida en 2015 ante el DF, pretende aislar así a los “extremismos”, apuntando a dos nuevas formaciones xenófobas con posibilidades de entrar en el Parlamento y a los excomunistas.

Pero esa posibilidad, que ya había sugerido al comienzo de la campaña, ha sido rechazada por Frederiksen, cuya idea es gobernar en minoría en solitario, pactando la política de extranjería con la derecha, como ha hecho la pasada legislatura, y los temas sociales y económicos con sus aliados en el bloque opositor.

Pese a los intentos del bloque gubernamental de poner en duda su credibilidad por la línea más aperturista en inmigración del resto de fuerzas del centroizquierda y las presiones de sus aliados, Frederiksen –que a sus 41 años se convertiría en la primera ministra danesa más joven– ha reiterado que no habrá cambios sensibles.

A pesar de las buenas cifras macroeconómicas obtenidas por Dinamarca durante el mandato de Rasmussen, a este le han perjudicado las divisiones internas en el bloque gubernamental en política fiscal entre ultraliberales y el Partido Popular.

La formación ultra ha sostenido los ejecutivos liberal-conservadores desde 2001 y ha transformado la discusión sobre inmigración y asilo, arrastrando a toda la derecha y a parte de la izquierda.

Un escándalo sobre el uso fraudulento de ayudas de Bruselas aún no resuelto, la aceptación de sus ideas por la mayoría de partidos, sus coqueteos con los socialdemócratas y su negativa a entrar en el anterior gobierno pese a ser la segunda fuerza en el Parlamento han provocado una caída continua en los sondeos en los últimos tiempos.

El primer varapalo llegó en las últimas elecciones europeas, donde cayó del 26,6% al 11% y del primer al cuarto puesto. Los sondeos para los comicios generales de este miércoles apuntan a una caída similar.

La campaña danesa ha estado dominada por cuestiones clásicas como la inmigración y el sistema de bienestar por delante de los temas relacionados con el cambio climático.

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