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Portugal elige nuevo presidente en las elecciones más concurridas de la historia

Jornada de reflexión de las elecciones presidenciales en Lisboa

Diego Pereira

Lisboa —

El Palacio de Belém en Lisboa, residencia del presidente de la República portuguesa, está a punto de ser ocupado por un nuevo inquilino. Hay hasta diez aspirantes. Nunca antes en la historia se habían presentado tantas candidaturas. A pesar de ello, los sondeos vaticinan que el candidato conservador Marcelo Rebelo de Sousa conseguirá de forma abrumadora este domingo la victoria con más del 50% de los votos.

Aun así, el resto de candidatos, sobre todo el segundo posicionado en las encuestas, Sampaio da Nóvoa -exrector de la Universidad de Lisboa-, esperan que esto no ocurra y que el 14 de febrero, fecha marcada por si hay segunda vuelta, tanto Rebelo de Sousa como Sampaio da Nóvoa vuelvan a enfrentarse, esta vez cara a cara, para decidir finalmente quién se lleva la llave del Palacio más deseado de la política portuguesa.

Los restantes candidatos son conscientes de que llegan sin ninguna opción de victoria, ni tan siquiera de ser los rivales directos de Rebelo de Sousa en la segunda vuelta. El candidato avalado por el Partido Comunista, Edgar Silva, ha expresado su posición en alguno de los mitines que ha realizado a lo largo de estas dos semanas, asegurando que optar por él es “un voto que cuenta para derrotar a la derecha”, dando a entender que todos aquellos votos que no vayan este domingo para Marcelo contribuirán a que haya más posibilidades de llegar a una segunda vuelta con toda la izquierda unida en un único candidato.

Por ahora, les aguarda el primer enfrentamiento de estas elecciones, y puede que el único. Todo dependerá de la fuerza electoral real de Marcelo Rebelo de Sousa y de su popularidad, algo que ha sido un martillo en la testa para el resto de candidatos.

Rebelo de Sousa, una estrella televisiva

¿Es imaginable que un candidato a unas elecciones presidenciales pueda ganar con una abrumadora mayoría sin colocar en las calles un solo cartel, una pancarta, una pegatina, sin incrustar su imagen por todos los rincones del país, o sin estar presente en las vallas publicitarias que adornan las carreteras secundarias? En Portugal va camino de hacerse realidad. El principal favorito para vencer en las presidenciales, el doctor en Derecho y exlíder del PSD, Marcelo Rebelo de Sousa, ha optado por hacer una campaña atípica. No se ha mojado las manos para poner un cartel ni ha pedido a nadie que se los pegue. Lo ha confiado todo a la imagen que tiene de él la opinión pública tras llevar cerca de dos décadas comentando la actualidad política y social de Portugal en televisión.

Gracias a ello, en poco tiempo, se convirtió en una estrella televisiva y su grado de conocimiento entre el público se puede extraer acudiendo a los datos de audiencia de sus emisiones. En los últimos cuatro años, Marcelo Rebelo de Sousa ha contado con una sección dominical adjunta al telediario nocturno de la cadena TVI. Nada más iniciar su andadura, las audiencias del informativo subieron casi un 5%, de un 25% a un 29%. En 2015, antes de despedirse para centrarse en la campaña electoral, Rebelo de Sousa congregó de media frente al televisor a un 28,7% de los espectadores.

La popularidad que ha ido consolidando con sus intervenciones en antena, no la ha conseguido transmitir a su partido, sobre todo desde que a mediados de la década anterior se convirtiera en una de las voces destacadas del país. Católico y conservador, su carácter moderado le ha llevado a captar al votante centrista, algo que le ha apartado claramente de la actual línea liberal que el PSD (Partido Social-Democrata) ha mantenido en los últimos años. A pesar de ello y de obtener a regañadientes el apoyo de su partido y del CDS-PP para esta campaña electoral, a Rebelo de Sousa no le han faltado avales desde otros sectores. Entre sus grandes amigos se encuentran figuras tan reconocidas como José Mourinho, entrenador de fútbol, que le brindó su apoyo en un vídeo que grabó mientras transcurría la campaña.

Nueve contra uno

La mayoría de las encuestas otorgan a Rebelo de Sousa la victoria en la primera vuelta de las presidenciales de este domingo. Los nueve candidatos restantes aguardan que el porcentaje de error de los sondeos tenga su protagonismo y que Marcelo Rebelo de Sousa no consiga llegar al 50%, aunque sea por la mínima, lo que forzaría una segunda vuelta que se celebraría el 14 de febrero. En esa esperanza se encuentran sobre todo, los cuatro candidatos que le siguen en las encuestas: Sampaio da Nóvoa, Maria de Belém, Marisa Matías y Edgar Silva.

Pasear por Portugal durante la campaña electoral ha sido encontrarse con sus caras por toda la ciudad. Son los únicos que han apostado por colocar vallas y carteles propagandísticos con sus rostros. Aunque la cantidad de propaganda electoral es tan nimia que las zonas de mayor afluencia de Lisboa, la capital portuguesa, no parecen estar viviendo una jornada electoral que se celebra exclusivamente cada cinco años.

El PS se divide entre dos candidatos

Los dos primeros, Sampaio da Nóvoa, exrector de la Universidad Lisboa y Maria de Belém, militante socialista y ministra de Sanidad durante 1995 y 1999, han dividido el voto de los electores del Partido Socialista. Cada uno ha buscado apoyos en figuras históricas de este partido. Mientras que el popular expresidente Mario Soáres avalaba a Sampaio da Nóvoa, el no menos conocido y fundador del Partido Socialista, Manuel Alegre hacía lo mismo con Maria de Belém. En los últimos días de campaña, Sampaio da Nóvoa ha crecido en las encuestas y se ha ratificado como el único candidato capaz de ir a una segunda vuelta con Rebelo de Sousa. Ante esta evidencia, Maria de Belém se ha quedado estancada. En los últimos días, la candidata ha desvanecido. La imagen que podía verse en un acto de campaña que ofreció el jueves en Lisboa en el que no había conseguido llenar ni la mitad del aforo lo evidenciaba:

A la izquierda de la izquierda

Un poco más a la izquierda se encuentra Marisa Matías, doctora en Sociología. Es en la actualidad eurodiputada del Bloco de Esquerda, partido del que forma parte de su mesa nacional y que está 'hermanado' con Podemos. Gracias a esta unión, Pablo Iglesias llegó a Portugal la pasada semana para apoyar públicamente a Marisa Matías. En su alocución aseguró que era como el pueblo y que ya era hora de que el presidente de la República se pareciera más a la gente. Las semejanzas entre ambos partidos, llegan a fundirse incluso al ver el cartel electoral de Marisa Matías, donde ella aparece en el medio rodeada de gente, como los primeros anuncios electorales que realizó Podemos con Pablo Iglesias.

Con una tendencia claramente colectiva, profundamente izquierdista y enfocada en la unión de los ciudadanos, aparece el candidato Edgar Silva, militante del Partido Comunista desde 1998. Antes de pertenecer a esta fuerza política, se licenció en Teología y llegó a ser sacerdote católico en su región natal, la región isleña de Madeira. Allí, estuvo siempre ligado a empresas sociales, con especial énfasis a aquellas cuyos destinatarios eran niños en situación de marginalidad. Ha contado con el apoyo unánime de su partido durante la campaña electoral. No era extraño que en sus mítines ondeasen banderas o se mostraran eslóganes propios del Partido Comunista Portugués.

Día de reflexión

La apertura de los periódicos del día reflejaron el respeto con el que se trata la jornada de reflexión en Portugal.  Ni el diario Público, ni el resto de las cabeceras más relevantes del país mencionaron las elecciones de este domingo. Hubo una excepción: el periódico Correio da Manhã, más centrado en sucesos, dedicaba una página interior de su diario en papel para narrar en un par de párrafos y una decena de fotografías como fue el último día de campaña electoral de todos los candidatos. Ese respeto parece haberse transmitido también a las televisiones donde los aspirantes no estuvieron presentes. Tampoco fueron protagonistas de las conversaciones en las tabernas donde los asuntos cotidianos conquistaron a un público al que no parecía interesarle mucho los resultados electorales de este domingo. Las cafeterías presentaban el mismo aspecto desolador y a la pregunta de si conoce a alguno de los siguientes candidatos: Henrique Neto, Paulo de Morais, Cândido Ferreira o Jorge Sequeira, la gente devolvía la respuesta con otra pregunta: ¿Quién?

Algo cambia cuando se menciona a otro de los candidatos que no tiene el apoyo de ninguna formación política, Vitorino Silva (Tino de Rans). Se hizo conocido por su intervención en un mitin socialista durante los años noventa alabando al entonces líder del partido, Antonio Guterres. Desde entonces, Vitorino se convirtió en el prototipo ideal de portugués campechano de ciudad pequeña y trabajador, dado siempre a sus vecinos, y con un toque humorístico natural. Su fama llegó a la televisión, donde participó en dos programas de telerrealidad, entre ellos Gran Hermano VIP. A pesar de este bagaje, Vitorino nunca ha dejado su profesión. Es 'calceteiro'. Así se llaman las personas que realizan con minuciosa precisión, piedra a piedra, la conocida calzada portuguesa, con la que están construidas la mayor parte de las aceras del país luso.

Si hay algo que no va a poder dejar de lado en su relación con el actual primer ministro, António Costa, la persona que se haga con el cargo de presidente es la desoladora imagen que se ha instalado en las calles de Lisboa y otras zonas de Portugal. De unos años para acá, la cantidad de personas que viven en la calle ha aumentado. Paradas de autobuses o entradas de edificios abandonados se han transformado prácticamente en viviendas al aire libre.

De esta situación ya alertó el pasado año el Instituto Nacional de Estadística de Portugal. En un estudio de 2013 aseguraba que casi el 20% de la población era pobre o estaba a punto de entrar en la pobreza. Con una población de 10,5 millones de habitantes, en Portugal podría haber actualmente unas 2 millones de personas a las que vivir no les sale rentable.

Los primeros resultados, a las 21:00 en España

Con todas estas cuestiones sobrevolando el ambiente el día electoral, Portugal abrirá las urnas a las ocho de la mañana y las cerrará a las siete de la tarde (ocho en las Azores). A partir de las ocho de la tarde se conocerán ya los primeros datos provisionales. Con la diferencia horaria, en España se sabrán justo después de las nueve de la tarde. Además, durante la jornada electoral, el portal del votante informará sobre los datos de participación en dos ocasiones.

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