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Así murió el plan de Putin para empezar de cero en las relaciones con Estados Unidos

Putin supervisa las maniobras conjuntas ruso-bielorrusas Zapad-2017, en Luga el 18 de mayo.

Javier Biosca Azcoiti

De vacaciones en Hawai y con un pie y medio fuera de la Casa Blanca, Barack Obama aprovechó sus últimos días como presidente para sancionar a Rusia por su supuesta interferencia en las elecciones de 2016, confirmada por el FBI y la CIA, a favor de Donald Trump. En menos de un mes habría un nuevo inquilino en el Despacho Oval y Putin tenía grandes planes en la relación con su eterno gran rival: Estados Unidos.

Obama ordenó la expulsión de Estados Unidos de 35 diplomáticos rusos y aumentó las sanciones económicas. “Sin duda responderemos a estas acciones. La reciprocidad es un principio básico en la diplomacia y por eso el Ministerio de Exteriores y colegas de otras agencias hemos presentado una propuesta al presidente de Rusia para declarar persona non grata a 35 diplomáticos estadounidenses”, afirmó el ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov.

Pero Putin rompió el “principio básico” y, sorprendentemente, no actuó. “Gran jugada, siempre supe que Putin era muy inteligente”, comentó Donald Trump en Twitter. En su lugar, Putin prefirió esperar a la toma de posesión del nuevo presidente para plantearle un giro de 180 grados en su relación, gravemente deteriorada por las guerras en Ucrania y Siria y las acusaciones de interferencia en las elecciones presidenciales de EEUU.

Dos meses después de aquel incidente, Putin envió en marzo a uno de sus diplomáticos al Departamento de Estado de EEUU para entregar una propuesta revolucionaria: restauración inmediata y absoluta de las relaciones bilaterales. Borrón y cuenta nueva.

Buzzfeed publicó esta información el 13 de septiembre tras tener acceso al documento elaborado por Rusia. El Departamento de Estado no ha negado ni confirmado tal suceso, limitándose a indicar que, de existir, sería una “conversación privada”. Un portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, sin embargo, sí ha confirmado la información del medio estadounidense. “Sí, por supuesto que se trasladaron tales propuestas a Estados Unidos”, afirmó Dimitry Peskov.

El establishment apunta a Rusia

A pesar de su historial de buenas palabras hacia el presidente ruso, Trump no tenía nada fácil aceptar esa propuesta que, en cierto sentido, consolidaría a nivel internacional los avances rusos tan cuestionados por EEUU, especialmente en lo relativo a Ucrania y Siria.

El establishment político no quería hacer borrón y cuenta nueva. Así lo demostró la ley de sanciones aprobada el 22 de julio casi con unanimidad en las dos cámaras legislativas (98-2 en el Senado y 419-3 en la Cámara de Representantes) y titulada 'Contrarrestar a los adversarios de EEUU'. Trump se opuso frontalmente a la ley, pero afirmó: “La voy a firmar por el bien de la unidad nacional”.

Desde entonces, el ambiente político y social contra Rusia en Estados Unidos no ha dejado de aumentar e impide en la práctica cualquier acercamiento al país liderado por Putin. El fiscal especial Robert Mueller, que investiga la posible cooperación entre el Kremlin y el equipo de Trump en la campaña electoral, ha estrechado el cerco sobre el presidente pidiendo más información a la Casa Blanca sobre algunas de sus decisiones desde que ocupó el cargo, según han informado recientemente the New York Times y the Washington Post.

Tras semanas de presiones, Facebook ha decidido entregar al Congreso el contenido de 3.000 anuncios comprados por rusos durante la campaña presidencial de 2016 que podrían demostrar la interferencia del Kremlin. A principios de mes, Facebook reveló también una operación con base en Rusia consistente en la compra de 100.000 dólares en anuncios para promover mensajes políticos y sociales que fomentaran la polarización social en el país.

Además, este viernes el Departamento de Interior de EEUU informó que Rusia intentó hackear los sistemas electorales de 21 estados poco antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2016.

Ante el fortalecimiento de la visión de Rusia como enemigo de Estado, Putin ha dado por descartado su plan inicial. “Estados Unidos ha tomado una decisión no provocada para empeorar las relaciones con Rusia. Teníamos la esperanza de que la situación podía cambiar, pero parece que no lo va a hacer en el futuro cercano. He decidido que es el momento para demostrar que no vamos a dejar nada sin responder”, aseguró el presidente ruso tras la imposición de las sanciones.

Inmediatamente después, Putin ordenó la expulsión del país de 755 diplomáticos de Estados Unidos en suelo ruso, lo que ha desencadenado una guerra diplomática que se extiende hasta hoy.

Y Estados Unidos devolvió el golpe. Un mes después, la Administración de Trump ordenó el cierre del consulado ruso en San Francisco y de su oficina comercial en Washington y, además, entró en los edificios y los registró.

El Departamento de Estado intentó vender el registro como un “tour” al que invitaron a las autoridades rusas, pero ante las insistentes preguntas de los periodistas sobre el pretendido “tour”, Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado, afirmó: “¿Sabéis qué? No sé si hoy trabajáis todos para Russia Today o qué pasa”. Una retórica belicista que recuerda a los peores momentos en las relaciones entre ambas potencias.

El último intercambio en este ojo por ojo ha sido la decisión de Putin la semana pasada de eliminar las plazas de aparcamiento reservadas a los diplomáticos estadounidenses en Rusia, algo que EEUU ya ha planteado como queja al Ministerio de Exteriores ruso.

La muerte del plan de Putin

Ante el evidente deterioro de la situación, el ministro de Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, se reunieron dos veces la semana pasada para abordar las relaciones bilaterales. “Obviamente, tenemos que reparar nuestras relaciones”, afirmó Lavrov tras la segunda reunión. “Nosotros no fuimos los que lanzamos esta espiral de acciones hostiles recíprocas”, añadió.

Nos preguntamos si Estados Unidos tiene un programa único en relación a Rusia o si los diferentes organismos tienen posturas diferentes. Están los congresistas, el Departamento de Estado, los servicios de seguridad y la Administración Trump y todos ellos hacen declaraciones diferentes y toman acciones diferentes”, denunció la portavoz de Exteriores rusa, Maria Zakharova.

A pesar de tener un presidente estadounidense abierto a la idea, el plan de Putin no ha funcionado. Las investigaciones en EEUU evidencian cada vez más claramente el papel polarizador que jugó el Kremlin durante la campaña electoral y ello impide echar el freno en la deriva del sentimiento anti-ruso adoptada por EEUU.

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