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El rastro de la Segunda Guerra Mundial amenaza con dejar a Gibraltar aislado en caso de un Brexit sin acuerdo

Vista del paso fronterizo con Gibraltar.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

Gibraltar tiene un estatus único y singular en la Unión Europea. Porque es miembro de la UE no por ser un territorio británico, sino por ser un territorio europeo cuyas relaciones exteriores dependen de un miembro de la UE: Reino Unido.

Y esto es así por herencia de la Segunda Guerra Mundial, tras la cual Francia se anexionó el Sarre, territorio alemán de potencia industrial que había estado dos siglos cambiando de tutela. Francia se anexiona el Sarre, como territorio independiente bajo su protección, y en la firma del tratado fundacional de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA) en 1951, se incluye el artículo 79 que dice lo siguiente:

Este Tratado es aplicable a los territorios europeos de las partes firmantes. También se aplica a los territorios europeos de los cuales un Estado signatario asume sus relaciones exteriores; en cuanto al Sarre, se anexa al presente Tratado un intercambio de cartas entre el Gobierno de República Federal de Alemania y el Gobierno de la República Francesa. Cada parte firmante se compromete a extender los Estados miembros las medidas preferentes, para el carbón y el acero, en los territorios no europeos sujetos a su jurisdicción.

El Sarre era un territorio histórico en disputa entre Alemania y Francia. Tras la Primera Guerra Mundial, Francia logra que el Sarre quedara bajo gobierno de la Sociedad de Naciones, administrado por París, durante un periodo de 15 años a contar desde 1920.

Era una parte del diktat, como Alemania definió a los tratados tras la Gran Guerra: la cesión del Sarre a Francia era una compensación de las pérdidas sufridas durante la guerra. Al final del periodo de 15 años, el 90% de los habitantes del Sarre vota reincorporarse a Alemania, ya gobernada por Adolf Hitler.

Después de la Segunda Guerra Mundial se repitió la historia: Francia ocupa el territorio y consigue su protectorado por encargo de Naciones Unidas, con el nombre de “Unión económica entre Francia y el Sarre”. El 1 de enero de 1957 vuelve a anexionarse a Alemania, después de que sus habitantes rechazaran en 1954 albergar alguna institución europea de la incipiente Unión, en forma de Comunidad del Carbón y el Acero, en cuyo tratado hay un artículo específico sobre su estatus.

Aquel tratado ha ido pasando de tratado en tratado, hasta convertirse en el artículo 355(3) del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que dice así:

"Las disposiciones de los Tratados se aplicarán a los territorios europeos cuyas relaciones exteriores asuma un Estado miembro"

Son 18 palabras. 18 palabras por las cuales Gibraltar entra en las Comunidades Europeas en 1972, no como territorio británico, sino como territorio europeo sobre el que Reino Unido asume las relaciones exteriores. Un estatus asumido por España en 1986 en su adhesión a la CEE, y más tarde en el Tratado de Lisboa, en vigor desde 2009.

Gracias a ese artículo 355 (3), Gibraltar ha gozado hasta ahora de una legislación a la comunitaria a la medida: no pertenece al territorio de la unión aduanera; las normas sobre la libre circulación de mercancías no son aplicables; está excluido de la política comercial común; de la política agrícola común y de la política pesquera común; se excluye de la obligación de cobrar el IVA; fue excluido –hasta 1999, por una sentencia judicial– de las elecciones al Parlamento Europeo; no es parte de la zona Schengen, como consecuencia de la no participación del Reino Unido en Schengen.

Por tanto, el artículo 355 (3) es el que permite que la legislación europea, con sus particularidades únicas, se aplique a Gibraltar. Pero en caso de Brexit, el artículo 355 (3) decae, deja de aplicarse a Gibraltar y, en consecuencia, afirma la Comisión Europea, “las medidas de contingencia no se aplican en Gibraltar”. Es decir, en caso de Brexit sin acuerdo, Bruselas no tiene planes específicos para Gibraltar y, por tanto, quedará aislado dentro de la Unión.

La lectura que hace el Gobierno español por el hecho de que los planes de contingencia no contengan concreciones sobre Gibraltar , es que “España tiene la mano y es la única potencia política que puede negociar con el Reino Unido sobre Gibraltar si quiere tener planes de contingencia y mantener los memorandos”, según el secretario de Estado para la UE, Marco Aguiriano. 

Esos planes son “soluciones urgentes de transición” para paliar la posible falta de acuerdo. Según ha dicho Aguiriano, si hacen falta planes de contingencia sobre Gibraltar es algo que “considerarán España y Reino Unido, poniéndose de acuerdo sobre si hacen falta, cuáles hacen falta, en qué dimensión y con qué duración”.

Y, mientras tanto, si hay un Brexit sin acuerdo, Gibraltar permanecerá como un pequeño territorio británico aislado, sin planes de contingencia diseñados por la UE: el rastro de la Segunda Guerra Mundial que mantenía al Peñón con un estatus especial en la UE puede borrarse al fin, 74 años después de haberse terminado.

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