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La oposición denuncia un ataque del Gobierno sirio con armas químicas en la provincia de Idlib

Fotos de las víctimas del ataque hechas públicas por grupos de activistas de Idlib.

EFE

El Cairo —

Aviones de guerra de origen desconocido atacaron el martes las inmediaciones de un centro médico en la ciudad siria de Jan Shijún, que quedó fuera de servicio, horas después de que esa localidad fuera blanco de un supuesto ataque químico, según una denuncia de activistas.

El director del opositor Centro de Información de Idlib, Obeida Fadel, dijo a Efe por teléfono que el hospital Al Rahma de Jan Shijún fue atacado en varios bombardeos y quedó fuera de servicio. Fadel explicó que en ese centro no quedaban heridos del ataque anterior con sustancias químicas, porque habían sido trasladados a otros centros del norte de Siria y de Turquía.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó que hubo bombardeos en las inmediaciones de un “centro médico” en Jan Shijún, situado en el sur de la provincia septentrional de Idleb, tras los ataques aéreos con supuestas sustancias químicas. La ONG, que forma parte de la oposición al Gobierno de Asad, añadió que hubo también bombardeos en otras zonas de Idlib, como Yisr al Shogur, Al Habit, Sarya y Yabal al Arbain, donde solo se produjeron daños materiales.

Según el Observatorio, al menos 58 personas, entre ellas once menores de edad, perecieron en un presunto ataque aéreo químico en Jan Shijún. Grupos de activistas locales y de la oposición difundieron imágenes de cadáveres, incluidos niños, y de heridos evacuados por servicios de emergencia. 

Una fuente militar siria de alto rango negó en declaraciones a Efe que las fuerzas gubernamentales o las rusas estén detrás del supuesto ataque químico. “Esas alegaciones son nulas y sin efecto. Ni los aviones sirios ni los rusos han empleado nunca armas químicas en su lucha contra el terrorismo”, aseguró la fuente, que pidió el anonimato.

Rusia negó rotundamente que su aviación haya bombardeado esa localidad: “Los aviones de las fuerzas aéreas de Rusia no han efectuado ningún ataque en la zona en torno a la localidad de Jan Shijún, en la provincia de Idlib”, informó el ministerio de Defensa ruso en un comunicado.

Por su parte, la Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal alianza opositora, acusó en un comunicado a aviones gubernamentales de haber bombardeado Jan Shijún con proyectiles que contenían gas sarín. 

Obeida Fadel elevó a 40 muertos y 200 casos de asfixia el número de víctimas en este bombardeo. Conforme a esa fuente, los aparatos eran aviones de tipo Sukhoi 22 y bombardearon barrios residenciales de Jan Shijún con proyectiles que contenían gas sarín. “Poco después del ataque, comenzó a expandirse un olor a gas por la ciudad”, añadió.

El activista indicó que Jan Shijún es una ciudad de 75.000 habitantes, muchos de ellos desplazados procedentes de la vecina provincia de Hama, que está bajo el control del Ejército Libre Sirio (ELS). La mayor parte de la provincia de Idlib está controlada por una coalición insurgente de la que el principal grupo es Fateh al-Sham, el mismo que antes se llamaba Frente Al Nusra y que estaba vinculado a Al Qaeda. 

Anteriormente, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos había informado de al menos 35 fallecidos, entre ellos nueve menores, y de decenas de heridos por este supuesto ataque químico.

La mayor parte de la provincia de Idleb está bajo el control de facciones rebeldes e islámicas, entre las que figura el Organismo de Liberación del Levante, la alianza de la exfilial de Al Qaeda.

Francia pide la intervención de la ONU

Las autoridades francesas han solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar la denuncia del ataque con armas químicas: “El uso de armas químicas constituye una violación inaceptable de la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas y un nuevo reflejo de la barbarie de la que la población siria es víctima desde hace tantos años”, declaró el ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, en un comunicado.

“Condeno con fuerza este acto despreciable”, añadió Ayrault, que pidió que cada uno “asuma sus responsabilidades” ante hechos “de tal gravedad y que suponen una afrenta a la seguridad internacional”.

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