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Tsipras intenta convencer a los griegos con su rostro más pragmático

Tsipras saluda al ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, en el Parlamento.

Iñigo Sáenz de Ugarte

El primer ministro, Alexis Tsipras, inició en la noche del martes su ofensiva para convencer a los griegos –y sobre todo a los votantes de su partido– de la necesidad de aceptar el principio de acuerdo con la troika, a pesar de sus durísimas condiciones económicas. En una entrevista con dos periodistas de la televisión pública, Tsipras ha dejado claro que no había más opción que seguir el camino trazado en Bruselas. La alternativa era mucho peor. La salida de la eurozona hubiera sido una catástrofe por dos razones, según su versión. Hubiera sido “un desastre” para la clase media y los más pobres, y el Estado no cuenta con reservas suficientes para respaldar al nuevo dracma.

“Era aceptar el acuerdo o salir del euro según un plan preconcebido” por otros gobiernos europeos, en especial el alemán.

La partida aún no ha terminado. El líder de Syriza dijo que Grexit aún se encuentra “en los cajones” de muchos líderes europeos, y podría volver a aparecer si el acuerdo no se plasma en las próximas semanas.

Tsipras se presentó como el líder que es capaz de abandonar sus ideas si cree que es necesario en beneficio de los intereses del país: “Asumo toda la responsabilidad por los errores cometidos y por poner mi firma en un documento en el que no creemos”, dijo. Esta frase sobre un acuerdo, cuyos detalles concretos sólo se empezarán a negociar cuando el Parlamento griego apruebe las reformas legislativas impuestas por la troika, creará dudas en otros gobiernos europeos, pero por otro lado otros líderes, como el alemán Wolfgang Schäuble, también han dejado claro que este no es el pacto que estaban buscando.

En otros momentos de la entrevista, Tsipras sí ha defendido claramente los términos del acuerdo. “La propuesta de junio (anterior al referéndum) sólo era para unos pocos meses, ahora hemos conseguido 82.000 millones de euros para 3 años” (es posible que la cifra real sea mucho menor). Los depósitos de los bancos están “garantizados”, porque esa fue una de las condiciones exigidas por los negociadores griegos. Será la ayuda exterior la que se utilice para sanear unos bancos que ahora casi no valen nada, y no los depósitos de ciudadanos y empresas. Incluso cree que los 25.000 millones que probablemente se emplearán en su saneamiento no serán necesarios, porque bastarán con 10.000 o 15.000 millones.

El optimismo del primer ministro llegó al extremo de afirmar que el acuerdo incluye la reestructuración de la deuda después de 2022. El comunicado final del Eurogrupo habla de “medidas posibles” sobre la reestructuración que pueden discutirse en los próximos meses, pero descarta por completo que se pueda producir una quita de la deuda.

También hizo promesas a los pensionistas. El acuerdo obliga a que el “complemento de solidaridad” de las pensiones se elimine de forma progresiva en los próximos años. Tsipras dijo que a partir de 2020 se garantizará un ingreso mínimo a los jubilados. Por otro lado, se comprometió a que no haya un descenso de salarios y pensiones, pero en el caso de las segundas la pérdida del complemento supondrá una reducción. En la línea de las peticiones de los gobiernos europeos, anunció que se “desincentivará” la jubilación anticipada: “No es progresista defender que nadie se jubile a los 45 años”.

“Dentro de estos márgenes tan estrictos, buscaremos la manera de repartir el esfuerzo entre las diferentes capas sociales”, dijo Tsipras para intentar explicar a la audiencia de que su política no será la misma que la del Gobierno anterior de Nueva Democracia y el Pasok.

Sobre los bancos, no hubo promesas de una apertura inmediata. No abrirán hasta dentro de un mes: “Cuando haya acuerdo dentro de un mes, abrirán los bancos”. Hacerlo antes sería imposible porque se quedarían sin fondos cuando los clientes quisieran retirar todos sus fondos.

En este punto, contó una de las concesiones que arrancó a sus interlocutores. Su intención inicial era que los fondos obtenidos de las privatizaciones se utilizaran sólo para reducir la deuda. Afirma que consiguió que también se empleen en la recapitalización de los bancos.

Un mensaje a Varufakis

Los periodistas le preguntaron por el exministro de Finanzas, Yanis Varufakis, que se ha mostrado muy crítico con el acuerdo, al que ha comparado con los dos anteriores rescates que hundieron a Grecia en la recesión y que contribuyeron a aumentar la deuda del país a los niveles actuales. Tsipras fue elogioso con su exministro, pero también condescendiente: “Ser un académico excelente no te convierte en un buen político”. En cualquier caso, asumió la responsabilidad por los errores que pudiera haber cometido Varufakis.

Frente a los sectores de Syriza que se oponen al acuerdo y los diputados que han dicho que votarán en contra en el Parlamento, Tsipras descartó castigos o expulsiones: “No soy un dictador, soy un primer ministro”. A los dirigentes de Syriza, les recordó que “la cultura de nuestro partido es la del diálogo”. Y les dejó un mensaje contundente: “No existe la seguridad de la pureza ideológica en tiempos de crisis”.

Sí descartó la formación de un Gobierno de gran coalición con la derecha o la convocatoria de elecciones anticipadas. Su intención es continuar con el Gobierno actual de coalición con la derecha nacionalista de Anel, a cuyo líder, el ministro de Defensa, Kamenos, elogió en la entrevista por su apoyo en las últimas semanas.

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