Biden dice que reza para que haya un “veredicto correcto” en el juicio contra el agente que mató a George Floyd
El presidente de EEUU, Joe Biden, ha dicho este martes que está rezando “para que el veredicto sea el veredicto correcto” en el juicio contra el exagente de policía Derek Chauvin, acusado de matar al afroamericano George Floyd el año pasado. Biden ha señalado que cree que el caso es “abrumador”.
El presidente llamó el lunes a la familia de George Floyd, coincidiendo con el inicio de las deliberaciones del jurado, aislado en un hotel de Mineápolis y que debe decidir por unanimidad si Chauvin es culpable o no de los tres cargos que enfrenta: asesinato en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad.
“El presidente Biden llamó a la familia de George Floyd ayer para hablar con ellos y para decirles que su familia estaba en sus oraciones”, dijo en su cuenta de Twitter este martes la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki. “Son una buena familia y están pidiendo paz y tranquilidad sea cual sea el veredicto”, ha dicho Biden a los periodistas.
Sobre esta llamada, el hermano menor de Floyd, Philonise Floyd, explicó que Biden “sabe lo que es perder a un miembro de la familia y conoce el proceso” por el que está pasando la familia del afroamericano.
Philonise se refería al hecho de que Biden perdió, cuando tenía 29 años, a su primera mujer, Neilia, y su hija, Naomi, en un accidente. Y también a otro de sus hijos, Beau, en 2015, por culpa de un cáncer cerebral.
“Nos estaba haciendo saber que estaba orando por nosotros con la esperanza de que todo saliera bien”, agregó el hermano de Floyd en una entrevista con la cadena de televisión estadounidense NBC.
Biden hizo esta llamada el día que terminaron los alegatos finales de la Fiscalía y de la defensa de Chauvin y con el comienzo de las deliberaciones.
La recta final de este juicio llega en un contexto de creciente tensión en el país tras la muerte por disparos de policías del afroamericano Daunte Wright, de 20 años, en Brooklyn Center (Minesota) y de Adam Toledo, de 13 años, en Chicago, ocurridos ambos en las últimas semanas.
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