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Bruselas propone subir las tasas a combustibles contaminantes y gravar queroseno

La Comisión Europea presenta su hoja de ruta para descarbonizar la UE en 2050
Bruselas —

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Bruselas, 14 jul (EFE).- La Comisión Europea (CE) propuso este miércoles aumentar el tipo mínimo de impuestos a los combustibles fósiles y gravar por primera vez el queroseno utilizado en la aviación en la Unión Europea (UE) para reducir el uso de fuentes de energía contaminantes en la próxima década.

Esta iniciativa, que modificará las normas europeas sobre tributación de la energía, forma parte de un paquete de trece medidas planteadas por el Ejecutivo comunitario para que los Veintisiete reduzcan las emisiones contaminantes para 2030 en un 55 % con respecto a los niveles de 1990 y se acerquen así a la neutralidad climática en 2050.

Bruselas considera que la actual directiva sobre fiscalidad energética, que data de 2003, se ha quedado obsoleta, fijando tipos mínimos para cada sector que suelen ser inferiores a los que ya imponen los Estados miembros y permitiendo excepciones nacionales que incentivan el uso de combustibles fósiles muy contaminantes cuando la UE quiere avanzar justo en la dirección contraria.

Para corregirlo, plantea eliminar las exenciones que ahora favorecen a estos combustibles y permitir los tipos reducidos solo para fuentes de energía limpias, así como fijar las tasas en función del contenido energético del combustible (medido en euros por gigajulio) y no de su volumen.

Actualmente los tipos mínimos se miden en euros por litros de combustible, lo que beneficia al diésel o la gasolina en detrimento de los biocombustibles, ya que estos tienen menos contenido energético por litro, una “ventaja escondida” que desaparecería con el nuevo sistema, según fuentes comunitarias.

Bruselas propone también aumentar los tipos mínimos para los combustibles fósiles. Estos subirán ya con la entrada en vigor de la nueva directiva, prevista para 2023, e irán incrementándose después progresivamente hasta 2033, cuando termine el periodo transitorio para aplicarla.

Por el contrario, se reducirán los tipos mínimos para las renovables con la intención de favorecer su uso y convertir a la electricidad en la fuente más barata de energía en términos fiscales.

Además, se introducen por primera vez impuestos al queroseno, un combustible usado en aviación, así como a los fuelóleos pesados que se utilizan en navegación marítima para los viajes dentro de la UE, que hasta ahora estaban exentos.

“En un periodo de diez años, las tasas mínimas para estos combustibles aumentarán gradualmente, mientras que los combustibles sostenibles para estos sectores tendrán un tipo mínimo cero para fomentar su uso”, explicó la CE.

Además, pasan a estar cubiertos por la directiva los vuelos de negocios o la navegación en yates, que hasta ahora escapaban a estas normas.

La idea en general es introducir un nuevo sistema de clasificación basado en el contenido energético y el impacto climático de los combustibles, de modo que los países estén obligados a gravar más a los más contaminantes, así como ampliar la base imponible eliminando exenciones y tipos reducidos.

“Las normas tienen veinte años, estaban subsidiando los combustibles fósiles y tenemos que eliminarlo”, dijo el comisario de Economía, Paolo Gentiloni.

La tasa al queroseno, defendida por algunos países comunitarios, genera el rechazo del sector de la aviación, que considera que no reducirá las emisiones de los vuelos a largo plazo ni incentivará la producción a gran escala de combustibles alternativos y reducirá la competitividad de la industria europea, según la organización Aerolíneas para Europa (A4E).

Por el contrario, las oenegés medioambientales apoyan la medida y piden garantías al aplicarla. “Una tasa muy baja, un retraso en la implementación y una serie de excepciones, incluido para viajes privados, transporte de mercancías o aviación empresarial, podrían privar a las nuevas medidas de cualquier impacto real”, advirtió Greenpeace.

La propuesta tiene que ser negociada por los Estados miembros y el Parlamento Europeo y necesitará el apoyo unánime de los veintisiete países para entrar en vigor.

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