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Las desapariciones y asesinatos de disidentes tailandeses en el exilio

Las desapariciones y asesinatos de disidentes tailandeses en el exilio

EFE

Bangkok —

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Mientras se acumulan las desapariciones y asesinatos de disidentes tailandeses en el exilio acusados de lesa majestad, las autoridades de Tailandia mantienen su mutismo, y otros activistas y sus familiares viven atemorizados dentro y fuera del país.

“Pensaba que mi vida iba a ser más tranquila después de exiliarme, pero no (...) Tengo miedo porque mis amigos están desapareciendo”, dice a Efe Yam Faiyen, una tailandesa de 33 años exiliada en un país que prefiere no revelar tras ser acusada de difamar a la monarquía.

El temor es compartido por otro disidente huido al extranjero, Nithiwat Wannasiri, de 32 años. Ambos han solicitado ayuda al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), de momento sin éxito, por temor a desaparecer o ser asesinados.

En 2014, el año en el que los militares tomaron el poder en Tailandia mediante un golpe de Estado, una veintena de disidentes buscaron refugio en Laos para evitar la estricta ley de lesa majestad que castiga con entre 3 y 15 años las críticas a la familia real.

Desde hace dos años, al menos ocho de ellos han sido secuestrados o asesinados, sin que se sepa quién o quiénes son los responsables.

El pasado 9 de mayo, Kanya Theerawut se encontraba en el taller familiar de reparación de aires acondicionados cuando recibió en su móvil un vídeo en el que se decía que su hijo Siam Theerawut había sido detenido junto con otros dos disidentes al tratar de cruzar de Camboya a Vietnam con pasaportes indonesios falsos.

En la grabación, un portavoz de la ONG Alianza Tailandesa por los Derechos Humanos asegura que las autoridades vietnamitas entregaron a Tailandia a los tres activistas, quienes usaban las redes sociales para criticar a la junta militar y la monarquía.

Pero las autoridades de ambos países no se han manifestado oficialmente sobre este asunto y Human Rights Watch y otras organizaciones los consideran desaparecidos.

“Quiero pedirles que no le maten, que piensen que todos amamos a nuestros hijos”, dice a Efe Kanya en su vivienda en un barrio de clase trabajadora en la provincia de Samut Sakhon, colindante con Bangkok.

Siam, de 34 años, se exilió en Laos en 2014 debido a una orden de arresto por participar en una obra de teatro titulada “La esposa del lobo”, tachada de antimonárquica por las autoridades.

Desde entonces, la madre afirma que hablaba con poca frecuencia con él y que lo vio por última vez hace un año o dos en Laos, donde fue a visitarlo.

Kanya no sabe leer, pero el día que recibió el vídeo comenzó a movilizar a sus amigos y conocidos para divulgar la noticia y fue a la Policía tailandesa a preguntar por el paradero de su hijo, pero hasta el momento no ha recibido respuesta.

Unos días más tarde, participó en una manifestación ante la embajada vietnamita en Bangkok para pedir una aclaración y también solicitó ayuda a la ONU y a la Unión Europea.

“Estoy muy preocupada por la vida de mi hijo porque no sé realmente si llegó a Tailandia o si alguien le secuestró o mató”, cuenta Kanya.

“Es una buena persona (...) Le gustaba estudiar idiomas; inglés, vietnamita, camboyano...”, explica sobre su hijo, que se licenció en Ciencias Políticas en la Universidad de Ramkhamhaeng en Bangkok y es miembro de Faiyen, un colectivo musical y político contestatario al que también pertenecen Nithiwat y Yam.

En su casa, la madre revisa con orgullo las fotografías de la graduación de Siam en una sala con algunos libros de su hijo y retratos de los reyes tailandeses en las paredes.

Kanya dice que tiene miedo, pero también expresa un tesón conmovedor en encontrar a su hijo o que le comuniquen si está muerto.

Fuentes del ministerio tailandés de Defensa indicaron a Efe que no tienen información sobre los casos y que el Gobierno “no sigue la política de secuestrar o eliminar a los que huyen en el extranjero”.

Además, el comandante de Departamento Anti Crimen de la Policía, Jirabhop Bhuridej, reconoció que conocía el caso pero que los desaparecidos “no han sido detenidos ni entregados” a Tailandia a pesar de que sí se emitió una orden de arresto contra ellos.

Las desapariciones de disidentes tailandeses en Laos comenzaron en 2016 con el caso de Ittipon Sukpaen, conocido DJ Sunho, y un año más tarde la esposa de Wuthipong Kachathamakul, otro activista conocido como Ko Tee, vio como unos desconocidos secuestraban a su marido, del que no se ha vuelto a saber nada.

Otros tres disidentes -Surachai Danwattananusorn, Chatcharn Buppawan y Kraidej Luelert- desaparecieron en Laos el pasado diciembre y los cadáveres de dos de ellos, a los que habían sacado los órganos y rellenado de cemento, aparecieron en el río Mekong que discurre entre territorio laosiano y tailandés.

Gaspar Ruiz-Canela

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