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Detenidos en Hungría por criticar al Gobierno en las redes sociales

EFE/EPA/Zoltan Mathe/Archivo

EFE

Budapest —

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Ser detenido por criticar al Gobierno en las redes sociales. Lo que parece una noticia de un país autoritario sucedió esta semana en Hungría, en plena UE, donde dos hombres fueron arrestados e interrogados durante horas por expresar su malestar por la gestión gubernamental de la crisis del coronavirus.

Las detenciones, calificadas por críticos del Ejecutivo ultranacionalista como un intento de intimidación, se produjeron aplicando una reciente ley que condena con penas de cárcel la difusión de informaciones “alarmistas” sobre el virus.

CRÍTICAS EN FACEBOOK

“Eres un cruel déspota. Pero no te olvides de que, hasta ahora, todos los dictadores han caído”, fue uno de los comentarios escritos en Facebook por András Kusinkszki, un hombre de 64 años.

Por su parte, János Csóka-Szücs, militante del partido opositor Momentum, recordó en uno de sus mensajes en la misma red social una manifestación contra el Gobierno y agregó que el hospital de su ciudad había vaciado más de 1.100 camas para poder atender a pacientes de la COVID-19.

Ambos fueron detenidos con un día de diferencia y el momento de sus arrestos fue grabado por la Policía húngara, que emitió los vídeos en Internet.

Los mensajes publicados por ambos críticos habían sido vistos y reenviados por apenas decenas de personas.

POLÉMICA LEY

La Policía actuó en los dos casos bajo la sospecha de que los detenidos habían violado la ley que prohíbe la difusión de informaciones alarmistas.

Sin embargo, en ambos casos la Fiscalía de Hungría ha determinado que no se cometió ningún delito, por lo que la Policía prometió proceder conforme a lo indicado por la Justicia.

Según datos oficiales policiales, las autoridades están investigando 87 casos de posible alarmismo.

La oposición y ONG aseguran que estas detenciones sirven sólo para intimidar a los ciudadanos y minimizar así las críticas contra el Gobierno del primer ministro ultranacionalista, Viktor Orbán.

PODERES EXTRAORDINARIOS

El Parlamento húngaro, en el que el Fidesz de Orbán cuenta con una mayoría de dos tercios, concedió en marzo poderes especiales al Gobierno para gestionar la crisis del coronavirus, sin precisar por cuánto tiempo.

El paquete legal incluye una enmienda que prevé penas de hasta cinco años de cárcel por difundir lo que califica como informaciones “falsas” o “alarmistas” que dificulten o imposibiliten la lucha contra el coronavirus.

La comisaria europea para Valores y Transparencia, Vera Jourová, prometió este jueves que la Comisión Europea vigilará si Hungría elimina progresivamente las restricciones para contener la pandemia.

DOS ARRESTOS EN DOS DÍAS

El pasado martes la Policía informó del arresto de András Kusinszki cerca de Szerencs, al este del país, por haber “publicado en una red social afirmaciones falsas” sobre el coronavirus.

Tras su puesta en libertad, el hombre explicó a un portal opositor que los agentes fueron a buscarlo de madrugada y que en el interrogatorio los agentes querían saber una y otra vez a quién se refería al hablar de “dictador”.

En la otra parte de su mensaje criticó el levantamiento de restricciones que comenzaron el 4 de mayo, justo cuando el contagio con el virus estaba en su máximo, lo que -según Kusinszki- parece ser premeditado para contagiar así a más gente.

“Vivimos en una ciudad pequeña. Los policías saben que no soy delincuente”, dijo el detenido, al destacar que ni la propia Policía ni la Fiscalía sabía qué hacer con su caso.

Kusinszki aseguró al portal informativo partizan.hu no tener miedo de compartir sus ideas y agregó que “hay que hablar y revelar los problemas, mientras haya libertad de prensa hay que usarla”.

El otro arrestado, János Csóka-Szücs es un político opositor del partido liberal Momentum de la ciudad de Gyula, cuyo ordenador fue confiscado por los agentes.

Fue detenido el miércoles por “alarmismo” por mencionar en Facebook que se había celebrado una manifestación contra el Gobierno y que el hospital de Gyula se habían vaciado 1.170 camas, dentro de la decisión del Gobierno de liberar en 36.000 camas en todo el país, dando el alta a pacientes recién operados o con enfermedades graves.

La Policía consideró que esos comentarios “ponen en peligro la efectividad de la defensa en estado de emergencia”.

INTIMIDACIÓN DE LOS CIUDADANOS

Según diferentes oenegés, como la Unión para las Libertades Fundamentales (TASZ), el simple procedimiento policial amenaza con limitar la libertad de expresión en el país.

Para Gábor Medvegy, experto de ese grupo civil, está claro que “ambos ciudadanos fueron arrestados por sus opiniones”.

“Lo que verdaderamente importa es cuántos internautas se asustarán y cuántos callarán su opinión si no quieren que a las 6 de la madrugada la Policía toque el timbre en sus hogares”, adviertió.

La diputada y copresidenta del partido izquierdista Párbeszéd (Diálogo), Tímea Szabó, anunció este jueves que presentará en el Parlamento un proyecto para retirar la polémica ley.

“No vamos a entrar voluntariamente en la dictadura”, dijo Szabó y comparó la actual situación con la época del estalinista Mátyás Rákosi, quien gobernó el país en la década de 1950.

La organización estadounidense Freedom House calificó recientemente a Hungría como un “sistema híbrido” situado entre la democracia y el autoritarismo.

Marcelo Nagy

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