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De los bancos tubulares de Tokio a los pinchos de Toronto: siete postales de arquitectura contra las personas sin techo

Banco en Ikebukuro West Park en Toshima (Tokio)

Clara Giménez Lorenzo

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Bancos con diseños que impiden tumbarse. Elementos punzantes que no permiten ponerse a refugio si llueve. Estatuas e incluso piedras que hacen inhabitable el espacio público. Son parte de la llamada 'arquitectura hostil', 'urbanismo defensivo' o 'Anti Homeless Architecture' [arquitectura contra las personas sin hogar], que busca expulsar de las ciudades a quienes se ven abocados a dormir al raso.

Según señaló el historiador especializado Iain Borden a The Guardian, la arquitectura hostil tiene sus raíces en el diseño urbano y la gestión del espacio público de los años 90. Su aparición “sugiere que sólo somos ciudadanos en la medida en que estamos trabajando o consumiendo bienes directamente”.

Por tanto, no solo afecta a las personas que viven en las calles, sino a cualquiera que pretenda usarlas más allá del tránsito. “Es lo que algunos llaman comercialización del espacio público, donde todo se convierte en un centro comercial”, apunta Borden. El arquitecto y teórico Léopold Lambert va un paso más allá y concibe la arquitectura hostil como 'arquitectura convertida en arma'.

Estos son algunos ejemplos de urbanismo defensivo y arquitectura hostil en siete ciudades del mundo.

Tokio (Japón)

El diseño de los bancos es una de las formas más comunes –y sutiles– de privar a las personas sin techo de lugares de descanso. En Uono Park, en Tokio, hay un ejemplo de banco construido deliberadamente para que una persona no pueda tumbarse sobre él.

Otro ingenioso diseño es el banco tubular situado en Ikebukuro West Park (Toshima, parte de la metrópolis de Tokio), realizado con materiales que se recalientan o se enfrían según las temperaturas e impsosibilitan su uso para el descanso.

Toronto (Canadá)

Las rejillas de ventilación son uno de los lugares escogidos por las personas sin techo para resguardarse de las bajas temperaturas. En varias ciudades, como muestra esta imagen tomada en Toronto, se instalan elementos punzantes para impedir el descanso sobre ellas. En la urbe canadiense existe el movimiento DefensiveTO, que documenta y denuncia todos los casos de arquitectural hostil en Toronto y otras ciudades.

Los Ángeles (Estados Unidos)

De nuevo, bancos. Esta vez, el tamaño y estructura permiten su uso para el descanso, pero el añadido de elementos curvos o “reposabrazos” los convierten en parte de la arquitectura hostil de Los Ángeles. Según datos recogidos por Los Angeles Times, en 2018 murieron más personas sin hogar por hipotermia en esta ciudad que en otras ciudades estadounidenses como Nueva York a pesar de su cálido clima.

Solo en la ciudad californiana viven más de 36.000 personas sin techo, mientras que en el condado la cifra asciende a casi 59.000, de acuerdo con un estudio oficial de 2019. Skid Row, un distrito situado en el centro de la ciudad, es famoso desde hace años por ser la cara más visible del sinhogarismo en Estados Unidos.

Londres (Reino Unido)

Estos elementos punzantes fueron instalados durante el verano de 2015 en la fachada de una propiedad privada en Curtain Road, una zona comercial y de ocio del este de Londres. Poco después y a modo de protesta, un grupo de activistas instaló un colchón y una pequeña biblioteca sobre los pinchos metálicos. Entre los títulos de la improvisada biblioteca, La nueva guerra contra los pobres, de John Gledhill, y Explora todo: hackear la ciudad, de Bradley Garrett.

“Nos dicen dónde podemos caminar, dónde podemos sentarnos, dónde somos bienvenidos, pero sólo si gastamos dinero. O si lo tenemos”, explicaron en la web del proyecto 'Anti Anti-Homeless Spikes' [antipinchos contra las personas sin hogar] . “Nos hace neuróticos y genera un profundo sentido de 'otredad' en cualquiera que elija no comprar o simplemente no pueda hacerlo”. “Los pinchos contra las personas sin hogar son parte de ese invento”, afirmaron. “Nada dice 'no pasar' a una persona más que filas de púas dispuestas para impedir que la gente disfrute o use el espacio público”.

Seattle (Estados Unidos)

En ocasiones, un elemento urbano en un sitio concreto puede convertirse en arquitectura hostil, como son estos estacionamientos para bicicletas bajo un viaducto en Seattle. Según recoge la revista AD, en otoño de 2018 el Departamento de Transportes de Seattle (SDOT, en inglés) instaló 18 aparcabicis inmediatamente después de haber desmontado un campamento de personas sin techo. Un portavoz del Departamento confirmó que la instalación era parte de “una estrategia para disminuir los peligros de la vida en la calle creando espacio para un uso público activo diferente”.

“La colocación específica de estos bastidores para interferir en quienes están desprotegidos, en un lugar que no tiene un propósito de transporte público significativo y a lo largo de una calle sin carril bici, no parece un uso responsable de los fondos de transporte”, denunció la concejala Teresa Mosqueda en una misiva al SDOT. La presión de algunos miembros del Ayuntamiento y activistas hizo que finalmente el mobiliario se destinase a otro lugar “apropiado para los ciclistas de la ciudad”.

Madrid (España)

En 2014, la entonces alcaldesa Ana Botella aprobó un nuevo modelo de bancos para las marquesinas de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), a los que varios colectivos sociales y vecinales bautizaron como 'bancos antimendigos'. Supuestamente, el diseño estaba justificado como un asidero para facilitar el apoyo de las personas mayores, pero varias organizaciones denunciaron que era parte de una estrategia para expulsar del centro de la ciudad a las personas sin hogar.

Su instalación dio pie a una acción vecinal para desinstalar las piezas rectangulares con la ayuda de una llave Allen. Algunos colectivos incluso colgaron en la red vídeos en los que se explicaba cómo desatornillar los separadores en poco más de un minuto.

En 2015 y bajo el mandato de Manuela Carmena, el consistorio convocó un concurso participativo para renovar el mobiliario urbano bajo el lema 'Bancos para compartir'. No afectó al diseño de las marquesinas, pues las placas metálicas reaparecieron. La empresa que se encarga de su gestión, con un contrato de 13 años prorrogables, está obligada a reponer las piezas dañadas o que han desaparecido.

San Francisco (Estados Unidos)

Pueden parecer decorativas, pero su objetivo es prevenir el asentamiento de personas sin hogar. 24 rocas aparecieron el pasado mes de septiembre en la zona de Clinton Park, en San Francisco. Según medios locales, la iniciativa partió de un grupo de residentes que se gastó 2.000 dólares para expulsar a las personas sin hogar instaladas en la zona. El problema, decían algunos, era que la zona se había convertido en un punto de venta de drogas. “Eso no va a cambiar por unas rocas”, dijo a The Guardian Jennifer Friedenbach, directora de a Coalición de Personas sin Hogar. “Pero sí impiden que la gente duerma”.

La anécdota se hizo viral y puso de relieve la crisis de las personas sin hogar en San Francisco. Una artista puso las rocas a la venta en Craigslist y el post fue censurado. Varios activistas colocaron las rocas en la carretera. El Ayuntamiento, que no había participado en la instalación, pero que alegó que no había motivo para retirarlas porque no obstaculizaban el paso, volvió a colocarlas en la acera. Finalmente, una semana después de su aparición y tras numerosas protestas, fueron retiradas definitivamente por las autoridades locales.

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