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Abrir las ventanas y que corra el aire: la apuesta de Merkel para frenar ahora los contagios de coronavirus

Una persona abriendo una ventana. Imagen de archivo

Kate Connolly

Berlín (Alemania) —

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Una noticia refrescante para los expertos en higiene de Alemania: el Gobierno ha incorporado la ventilación de espacios en su fórmula para luchar contra la COVID-19. Los expertos llevaban meses pidiendo que esta recomendación fuera oficial. 

El hábito de ventilar es prácticamente una obsesión nacional. Muchos alemanes abren las ventanas dos veces al día, incluso en invierno. A menudo, se convierte en una obligación legal, ya que algunos contratos de alquiler incluyen una cláusula que obliga a los inquilinos a ventilar la vivienda, como una medida eficaz para evitar los malos olores y el moho.

Aunque algunos pueden pensar que se trata de un método anticuado, “puede ser una de las formas más eficaces y económicas” de frenar el avance del virus, según insistió este martes Ángela Merkel.

La canciller alemana explicó que las directrices del Gobierno para frenar el avance de la pandemia, resumidas en el acrónimo “AHA”,  Abstand halten, Hygiene y Alltagsmasken, que significa mantener la distancia, higiene y mascarillas de uso diario, se ampliarán para convertirse en “AHACL”. La “C” hace referencia a una aplicación creada por el Gobierno, 'Corona Warning App', mientras que la “L” se refiere a Lüften, ventilación.

“Una ventilación de choque habitual de todos los espacios cerrados públicos y privados puede reducir significativamente el riesgo de contagio”, indica el Gobierno en su recomendación. Los “hábitos AHACL” deben cumplirse, dicen, “especialmente en la temporada de frío con tasas de infección en aumento”.

La ventilación de choque, o Stosslüften, que necesita explicación para la mayoría de las personas que no están familiarizadas con Alemania –excepto para los expertos en higiene del aire–, implica abrir de par en par una ventana por la mañana y por la tarde durante al menos cinco minutos para permitir que circule el aire. Aún más eficiente es la Querlüften, o ventilación cruzada, en la que todas las ventanas de una casa o un piso se abren dejando salir el aire viciado y que entre el aire fresco.

En Alemania, las ventanas están diseñadas con una sofisticada tecnología de bisagras que permite que se abran en varias direcciones para permitir diferentes grados de ventilación.

Ya que la abrumadora mayoría de contagios de COVID-19 se produce en espacios interiores, el hábito de ventilar ha cobrado fuerza. Los especialistas dicen que con la llegada del invierno es todavía más importante ser conscientes de la importancia de este hábito.

El principal experto en coronavirus del país, Christian Drosten, que es virólogo jefe del hospital Charité de Berlín, ya ha dedicado una edición de su exitoso podcast sobre la pandemia a la importancia de la Luftverdünnung y la Luftbewegung –la rarefacción y la circulación del aire– en la que elogia la ventilación frecuente, mientras que el semanario Die Zeit ha publicado un artículo de 10 páginas sobre la ventilación, incluyendo la ciencia que la sustenta y, especialmente, cómo hacerlo en invierno.

En declaraciones a Die Zeit, Martin Kriegel, ingeniero y analista de corrientes de aire de la Universidad Técnica de Berlín, señala que incluso sin coronavirus, “hay pruebas evidentes de que la calidad del aire en las oficinas se correlaciona con el número de días que los trabajadores están de baja por enfermedad”.

De hecho, los colegios, que se perciben cada vez más como un campo de pruebas sobre cómo la sociedad puede aprender a vivir con la enfermedad, adoptaron la práctica de ventilar hace tiempo. La reunión reciente de los responsables de educación de las 16 regiones del país se centró en cómo ventilar un aula. Cinco especialistas, desde expertos en mecánica de fluidos hasta higienistas del aire interior y aerodinamistas, reforzaron la importancia de ventilar las aulas cada 15 ó 20 minutos, durante cinco minutos en primavera y otoño, y tres minutos en invierno.

Un foco de tensiones

Aunque el hábito de ventilar está muy consolidado en el país, también es una causa frecuente de tensión, que algunos temen que solo aumentará este invierno cuando más gente la practique. La típica respuesta de una persona gruñona que se queja porque una ventana está abierta es “erfroren sind schon viele, erstunken ist noch keiner” (“muchas personas han muerto congeladas pero nadie ha muerto por mal olor”).

Helen, una maestra de una escuela primaria de Colonia, que tiene 34 años y ha preferido no dar su apellido, dice que “una situación muy común es que alguien abra la ventana de una oficina o de un vagón de tren, por ejemplo, y luego otra persona entre y se queje de que hay corriente, esa es otra obsesión alemana, e insista en cerrarla. Este es el motivo por el que los alemanes a menudo usan bufanda”.

Ha estado siguiendo las recomendaciones y ventila su clase cada 20 minutos. “Me gusta ventilar a menudo, ya sea el aula o mi casa, y ahora debido al coronavirus parece ser más importante que nunca. Aunque me preocupa cómo me las arreglaré con los niños en invierno cuando haga mucho frío”.

Traducido por Emma Reverter

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