Francotiradores

El economista José Carlos Díez utilizó esta frase en La Sexta Noche para oponerse a una renta básica en España: “Si tú pones una renta básica aquí, los de Marruecos, los del Congo y los de Uganda querrán venir todos aquí”. Y añadió: “si pones una renta básica, no es que pongas el muro de Trump, tendrás que poner francotiradores”.

El propio José Carlos Díez ha pedido perdón por “el gran error” y se puede hacer un esfuerzo para aceptar sus disculpas en lo literal: está claro que es una exageración desafortunada y que José Carlos Díez no quiere matar inmigrantes.

Pero José Carlos Díez acababa de ser presentado por el PSOE como su nuevo asesor estrella para preparar el contenido económico para el próximo Congreso del partido. La gestora ha evitado desautorizar a su fichaje tras la polémica pero ha tenido un gesto: Eduardo Madina ha anunciado que el PSOE sí apostará en el futuro por la renta mínima, que aunque no sea lo mismo que la renta básica es de suponer que despierta los miedos de economistas como Díez porque significa un ingreso mínimo para personas sin recursos.

Más allá de las formas, si sigue siendo el gurú económico del nuevo PSOE, José Carlos Díez debería aclarar su aproximación económica a la inmigración. Hace menos de dos semanas, escribió en su blog la misma idea que deslizó este sábado con otras palabras: “Una renta básica en un solo país tendría un efecto llamada sobre la inmigración que forzaría al país a poner fuertes restricciones a la entrada de inmigrantes”.

José Carlos Díez debería sacarnos de dudas sobre lo que queda implícito en sus palabras: que los derechos sociales deben estar limitados por el riesgo al efecto llamada. Ese mismo argumento puede estirarse hasta poner en duda también algunos derechos en crisis como la sanidad universal o la educación pública y, de hecho, uno de los argumentos favoritos del PP para retirar derechos sanitarios a los inmigrantes es el de que el “turismo sanitario” nos está saturando el sistema. Porque claro, si damos sanidad gratis, vendrán “los del Congo, los de Marruecos o los de Uganda”.

Díez se ha disculpado, aunque escondida en sus disculpas hay otra perla. Decir que en su equipo “hay muchos inmigrantes” ya tiene su aquel, pero lo siguiente es más relevante: “Cuando baje la tasa de paro necesitaremos que vengan más”, dice Díez.

Las migraciones son el gran fenómeno demográfico de nuestro tiempo y las soluciones fáciles no serán soluciones. Pero echar a pelear entre sí a la lucha contra la pobreza y a los derechos de los inmigrantes o para intentar arreglarlo referirse a la inmigración simplemente como fuente de mano de obra son síntomas preocupantes para un economista que tiene como responsabilidad definir las políticas económicas de un partido necesitado de nuevas ideas. Que lance estos argumentos al calor de un programa de máxima audiencia es un balazo en el corazón de la identidad ideológica del PSOE.

Esa bala de José Carlos Díez está impregnada con el mismo veneno que ha puesto en crisis a la socialdemocracia en Europa y que ha llevado al PSOE a la nebulosa política. Casi todos los líderes del partido tratan de dejar claro que su principal misión es recuperar la autenticidad del PSOE, marcando sin confusión la agenda social del futuro. Sin embargo, en los momentos más importantes, suele aparecer un francotirador.