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Análisis de Gardening Mama: Forest Friends. Plantar, regar, recolectar.

Gardening Mama: Forest Friends

Álvaro Alonso

Hoy sale a la venta Gardening Mama: Forest Friends, una propuesta para los más pequeños de la casa, desarrollada por Taito y distribuida por 505 Games. Lo hace junto a su “primo-hermano”, Cooking Mama: Bon Appétit!, pero mientras éste se centra en la cocina y las tareas de un chef, en Gardening Mama nos convertimos en jardineros... ¿cualificados?

Como no todo es analizar juegos AAA de acción, RPGs u otros títulos más enfocados a un público adulto, aquí os traemos nuestras impresiones del juego. ¿Es un título interesante para los más pequeños, o flaquea irremediablemente?

 

En Gardening Mama: Forest Friends, nos ponemos al frente de nuestro propio jardín o huerto. ¿Cómo? Pues plantando diferentes semillas, recolectando, decorando y cumpliendo diferentes “misiones” para ampliar su tamaño.

Nada más empezar a jugar, nos piden que consultemos nuestro buzón, al que cada día llegarán cartas con distintas misiones. Básicamente estas misiones consisten en recolectar un número determinado de flores, hortalizas o frutas, en diversos minijuegos. La primera vez que jugamos nos piden que recojamos margaritas, y eso lo hacemos alineando las flores en una jardinera. A cada flor le corresponde un lugar, y tenemos que ir rotándolas hasta colocar cada una en su sitio. Fácil, muy fácil.

Otro ejemplo de minijuego, por ejemplo, es recolectar berenjenas. Una cesta se mueve de un lado a otro de la pantalla, y encima cuelgan varias berenjenas. Debemos cortarlas para que caigan justo en la cesta. Si alguna se sale fuera, perdemos puntos. Si rebota, tenemos que cogerla en el aire.

Tercer minijuego que podemos encontrarnos: hacer zumo de naranja. Para ello tenemos que intentar colar trozos de naranja en una exprimidera, que se abre y cierra continuamente. Si no logramos meter un trozo, perdemos puntos.

Cuando hemos completado los objetivos de la misión (por ejemplo, recolectar 15 berenjenas y conseguir 100 puntos en el minijuego), recibimos nuestra recompensa. En función de nuestros fallos recibiremos más puntos o no, así que a veces tendremos que repetir la misión hasta conseguir todos los que nos piden. Eso sí, no tenemos que empezar desde el principio, ya que los puntos ganados en la primera ronda, por así decirlo, permanecen en la segunda.

¿Cuál es la recompensa por cumplir las misiones? Semillas de flores, hortalizas o verduras. En total hay más de 50, que tendremos que llevar a nuestro parterre. Allí, pulsando el botón “Cultivar” se nos presentan varias opciones: plantar semillas, regarlas, recolectarlas, etc. No hay ninguna dificultad, sólo hay que pulsar en la tierra donde queremos plantar una semilla y después pulsar un rato mientras regamos. Debemos tener cuidado para no pasarnos de agua, porque podemos estropear la planta.

En función del tipo de planta, puede tardar más o menos días en florecer. Para pasar de un día a otro debemos dirigirnos a nuestra casa, donde “dormimos” hasta el día siguiente. Una vez es de día, compramos que las plantas están creciendo. Cuando hayan terminado de florecer, podemos recolectarlas.

Cada vez que acabamos un día, se hace un recuento de los puntos que hemos conseguido (ya sea en los minijuegos, cultivando, etc.). Cuando alcanzamos una cantidad determinada, subimos de nivel. Eso significa que nuestro jardín aumenta de tamaño, y que se desbloquean diferentes objetos con los que podemos decorarlo.

El juego no se limita sólo a esto. Cada día se presentará ante nosotros un animal: un conejo dueño de una floristería, un oso dueño de un restaurante, y un pingüino dueño de una heladería. Los tres nos pedirán diferentes plantas para su negocio: el conejo flores, el oso hortalizas y el pingüino frutas.

Si recolectamos las diversas plantas y se las entregamos, el animal nos obsequiará con billetes de compra, que podremos gastar en objetos decorativos. En función de la calidad de las plantas que les entreguemos (oro las de mejor calidad, plata las medianas y bronce las peores), recibiremos más puntos o menos. La calidad de las flores, hortalizas y frutas depende de cómo las hayamos cuidado: si las hemos regado adecuadamente, las hemos dejado madurar antes de recolectar, etc.

Todos los billetes de compra que ganemos podemos gastarlos en el cobertizo, donde hay objetos de toda clase: vallas, esculturas, animales-mascota, etc. A medida que subamos de nivel se desbloquearán más objetos decorativos, que podremos usar para personalizar nuestro jardín al máximo.

Como curiosidad, tenemos la opción de hacernos una foto, ponerle marcos y otros añadidos (que se van desbloqueando al subir de nivel también) y guardarlas en un álbum.

Como podéis ver, el juego es muy sencillo, perfecto para los niños más pequeños. La dificultad es ínfima, y los minijuegos variados, así que pueden pasarse horas jugando y personalizando su jardín sin frustrarse. Ahora bien, esa sencillez también juega en su contra si se lo hacemos jugar a niños un poco más mayores, que antes o después acabarán aburriéndose por su repetitividad y falta de “acción”.

Gráficamente el juego es muy visual, aunque está compuesto básicamente por cuatro o cinco imágenes de los personajes y un par de animaciones para cuando plantemos, reguemos o recolectemos. Toda la “potencia” se la llevan los minijuegos, que aunque son coloridos y variados, no son espectaculares.

Uno de las cosas que menos nos han agradado son las pantallas de carga. Cada vez que queremos hacer algo tenemos que esperar, ya sea ir a nuestra cosa, iniciar un minijuego, ir al granero... Si tenemos en cuenta lo poco que se tarda en hacer algunas acciones, parece que nos encontramos en una pantalla de carga constante que, encima, no se pueden saltar en ningún momento.

Conclusiones

En definitiva, Gardening Mama: Forest Friends es lo que es, un juego para niños pequeños. Para ellos será un título entretenido, lleno de color y misiones sencillas, pero en cuanto crezcan un poco acabarán rechazándolo por su extrema sencillez.

La personalización de nuestro jardín, pudiendo elegir los elementos decorativos y demás es un añadido interesante, aunque nada original, si tenemos en cuenta que es una opción sumamente extendida en free-to-plays como FarmVille. Da la sensación de que no merece la pena adquirir un juego que ofrece lo mismo que otros títulos gratuitos.

 

Lo mejor:

  • La variedad de los minijuegos. Son sencillos, pero hay muchos, y eso ayudará a que los niños no se aburran.

Lo peor:

  • Es demasiado sencillo, incluso para niños. En cuanto crezcan un poco se cansarán de jugarlo.
  • Las pantallas de carga, constantes e imposibles de saltar.
  • La opción de personalizar nuestro jardín está bien, pero está muy trillada.
  • No le habría venido mal un poco más de dificultad a la hora de cuidar de las hortalizas y las flores. Básicamente nos limitamos a plantar y regar, sin riesgo a que nada salga mal.
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