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Análisis Grand Ages: Medieval, pon Europa a tus pies

Grand Ages: Medieval

Daniel Moreno

Se supone que existen ciertos géneros que han caído en el olvido, en gran parte debido a la decisión de las grandes editoras de pasar de ellos para centrarse en las superproducciones deportivas, de acción y, en definitiva, en todo aquello con lo que puedan ofrecer grandes dosis de espectacularidad y recoger los correspondientes beneficios.

Sin embargo durante los últimos años estamos viendo como ciertos estudios formados por veteranos de la industria tratan de recuperar este gran género dándole una pequeña vuelta de tuerca para adaptarlo incluso a las consolas, un territorio en el que casi siempre han fracasado. De hecho hasta Microsoft quiere sumarse a esta moda con Halo Wars 2, título que viene a resucitar el sensacional trabajo realizado por la tristemente desaparecida Ensemble Studios; pero si hay que tomar un ejemplo actual, palpable y meritorio, ese es sin lugar a dudas el de Tropico 5, título desarrollado por Haemimont Games y distribuido por Meridiem Games.

Pues bien, hoy os traemos un caso similar, desarrollado por otro estudio pero publicado en nuestro país por la misma distribuidora. Os hablamos de Grand Ages: Medieval, un título que quiere llevar un paso más allá las grandes sensaciones dejadas por su predecesor, un Grand Ages: Rome lanzado en 2009 en exclusiva para PC. Medieval sin embargo ya está disponible para PC, PS4 y Linux.

¿Qué es concretamente Grand Ages: Medieval? Lo justo sería definirlo como un título de estrategia de grandes miras, al permitirnos controlar no pocos aspectos de nuestro reino medieval. Con todo el viejo continente a nuestros pies, lo que quiere decir que contaremos con un amplísimo mapeado a conquistar, nuestro objetivo será fundar un reino floreciente que sea capaz de expandir su influencia sobre la de sus oponentes.

Como en todo buen juego de estrategia habrá guerras, claro. Sin embargo lo más importante en Grand Ages: Medieval es la economía, siendo un juego de gestión profundo y repleto de posibilidades pese a contar con un interfaz sencillo, minimalista y claramente inspirado por los juegos de móviles, tabletas y de navegador web. Es decir, se trata de un título profundo que ofrecerá horas y horas de entretenimiento al jugador más experimentado, a la par que resulta accesible para aquellos menos duchos en el noble arte de la estrategia.

Comenzamos como suele ser habitual con un único asentamiento, nuestra pequeña pero inspiradora capital. A partir de aquí podremos expandir nuestros dominios como queramos, fundando nuevas ciudades, invirtiendo en nuevas tecnologías, recolectando recursos y comerciando con nuestros vecinos. Si la diplomacia y las buenas formas fallan, podremos como decimos tirar de ejército para imponer nuestro criterio por la fuerza del acero.

Ojo con el tema de la economía, porque no bastará con utilizar los recursos producidos en nuestras ciudades para comerciar y hacernos más ricos. También será crucial cubrir antes que nada las propias necesidades básicas de nuestros va vasallos, más que nada porque un populacho feliz da menos guerra que uno descontento. Además ninguna ciudad puede ser autosuficiente por sí sola, por lo que establecer una frondosa red de mercaderes tanto interna como externa será crucial para la prosperidad de nuestro reino. Por supuesto tendremos que optimizar dicha red para que no se desperdicien tiempos y recursos, haciendo que todo (pescado, madera, tela, etcétera) llegue donde tiene que llegar.

Si sabemos utilizar bien las leyes de la economía, empezando por la de oferta y demanda, podremos llegar a hundir a nuestros enemigos en la miseria sin armar un solo soldado. Esto es relativamente sencillo cuando por ejemplo controlamos la producción de un recurso vital, puesto que nos encontraremos en posición de establecer una guerra de precios en la que no podrán competir. Conclusión: ellos se hundirán y nosotros, además de quitarnos a un rival de en medio, ganaremos mucho más dinero para mejorar nuestras ciudades y tecnologías.

Como decimos la guerra es la alternativa menos golosa, en parte porque la vertiente económica de Grand Ages: Medieval funciona de perlas, y en parte porque su vertiente bélica no funciona ni la mitad de bien. Comandar nuestras tropas resulta un tanto anodino debido a que prácticamente todo está automatizado, alejándose radicalmente de propuestas tan atractivas como por ejemplo la serie Total War. Al final todo se reduce a escaramuzas entre unidades en miniatura, y aquí se podría haber sacado mucho más jugo.

Por ello salir a la conquista con nuestros valientes guerreros resulta insustancial, falto de gracia e incluso un tanto doloroso a sabiendas de lo bien que funciona la vertiente económica del juego. Algo similar ocurre con la ambientación, puesto que poco importa si comenzamos a jugar en Alemania, en España o en Italia. Europa siempre se ha caracterizado por contar con una gran diversidad cultural, propiciada en gran parte por las características climáticas, geográficas y de fauna y flora de cada región. Sin embargo en Grand Ages: Medieval acabaremos sintiendo que poco importa si jugamos en Bavaria o en la Bretaña francesa, y eso es desperdiciar potencial.

Más allá del modo campaña para un solo jugador, que podremos configurar tanto en dificultad como en duración, contaremos con un modo libre que nos permitirá comenzar a jugar con quién y desde dónde queramos y con un jugoso modo multijugador ideado para alargar significativamente la vida útil del juego.

A nivel visual se trata de un título funcional que no descuida la vistosidad. Ya hemos hablado de lo bien que funciona la interfaz, con ese toque minimalista y limpio que se extiende por todo este apartado, aunque también hemos reseñado que se echa en falta un tamaño mayor para las unidades. En cuanto al sonido, Grand Ages: Medieval nos llega totalmente traducido y doblado al castellano, si bien es cierto que las voces tampoco es que sean la leche… ni falta que hace.

Lo mejor:

  • Entre el modo campaña, las escaramuzas y el multijugador da para horas y horas de entretenimiento.
  • Su vertiente económica está muy bien cuidada, resultando tan accesible para el jugador novato como profunda y exigente para el experto.

Lo peor:

  • Su vertiente bélica resulta anodina, por lo que al final acabamos pasando de ella y la experiencia general se vuelve más repetitiva.
  • A nivel visual cumple, pero las unidades se ven minúsculas y falta detalle en ciertas urbes.

Conclusiones

ConclusionesAnálisis Grand Ages: Medieval, pon Europa a tus pies

Definitivamente Grand Ages: Medieval cumple como juego de estrategia y gestión, contando con la gran baza de saber acercarse a un público amplio, tanto a los más veteranos como a aquellos que se sienten atraídos pero nunca han dado el paso. En este punto influyen la limpieza y aparente simplicidad de toda su interfaz, así como el contar con unas mecánicas accesibles que no descuidan la profundidad. Además en los niveles de dificultad superiores la IA del juego es capaz de ponernos contra las cuerdas, siendo agresiva y en ocasiones ingeniosa, y por si acaso no nos convence también tenemos un modo multijugador para retar online a cualquier otro estratega.

¿Su lado menos bueno? Ya lo hemos dicho, aquel que busque un título en el que expandir sus dominios por la fuerza, echando mano de sus huestes para invadir Europa, se llevará una decepción, puesto que la faceta militar de Grand Ages: Medieval no convence en absoluto, resultando repetitiva y falta de interés. Este hecho acaba provocando que la única experiencia válida –que no por ello poco enriquecedora– sea la de tratar de dominar a nuestros rivales mediante la economía, por lo que se resta diversidad a una obra que, pese a ser notable, podría haber sido sobresaliente.

Por: Daniel Moreno

Análisis Grand Ages: Medieval, pon Europa a tus pies

09/14/2015

8 / 10 estrellas

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