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Análisis Sharknado: The Video Game, preferirás morir devorado a seguir jugando.

Sharknado videojuego

Daniel Moreno

Para el que no sepa de qué va la cosa aclarar que Sharknado es uno de esos raros fenómenos que de vez en cuando podemos encontrar entre el cine de Serie Z (la B se le queda corta), siendo capaz de convertirse en un auténtico mito por un motivo muy sencillo: es una película tan rematadamente mala que hasta es buena. Sí, es algo enrevesado, pero no somos pocos en esta redacción los que coincidimos en que algunos de los mejores momentos que hemos pasado frente a la tele en los últimos años se los debemos a esta peli del canal Syfy con ese disparatado argumento que nos sumerge en una ciudad de Los Ángeles sumida en el caos debido a una serie de tornados que lanzan continuas oleadas de tiburones contra su atemorizada población.

¿Puede haber algo más absurdo? Difícilmente. Y qué demonios, nos encanta esta peli no ya porque sea tan tremendamente mala que no podamos ni aguantarnos la risa al verla, si no porque nos gusta que la gente consiga sus objetivos. Hay algunos que se proponen cubrirse la cara con pinzas de tender o comerse 27 perritos calientes en minuto y medio enfrentándose a una posible muerte horrible solo para ganar un récord Guinness. Son cosas que no entendemos, pero bravo por ellos al igual que bravo por el equipo creador de Sharknado. Querían hacer una peli horrible y lo han conseguido.

El caso es que hoy mismo se estrena su segunda parte, una Sharknado 2: The Second One que vendrá acompañada de un videojuego de pago para iOS obra de Other Ocean Group, The Asylum y Majesco. Sí, se ve que hacen falta tres grupos de trabajo para lanzar una absoluta bazofia en clave de endless runner que, a diferencia de la película, resulta de todo menos divertido. Y creednos, que para analizarlo hemos probado a bebernos cuatro birras y ni con esas.

Argumento y jugabilidad: Tiburones saltarines en las calles de Manhattan.

Sharknado: The Video Game nos pondrá en la piel de un campeón de surf llamado Finley Shepard (ahorraros el buscar la relación con Mass Effect, que no la hay), un tipo que se ve envuelto en la catástrofe natural más esperpéntica: tornados ‘lanza tiburones’ arrasan la isla de Manhattan y él tendrá que salir de ahí por patas mientras revienta tornados con una motosierra.

Todo aquel que haya jugado a títulos como Temple Run sabrá de qué va la cosa. Básicamente nuestro personaje corre sin parar y con un gesto sobre la pantalla haremos que cambie de carril para evitar que choque con los diferentes obstáculos de la pista, en este caso señales de tráfico, autobuses y, cómo no, tiburones puestos de cualquier manera en mitad de la carretera pegando bocanadas al aire. Así nivel tras nivel hasta el final de los tiempos por lo que vienen a ser 2,69 euros que deberíamos haber invertido en cualquier otra cosa más útil, como un pisapapeles, un bonito imán para nuestra nevera o una navaja de Albacete con la que abrirnos el tórax mientras jugamos a ‘esto’.

Todos los niveles son iguales. Empezamos corriendo por una calle de Manhattan penosamente recreada hasta que llegamos a una tabla de surf. Entonces la calle se inunda y básicamente volvemos a hacer lo mismo sólo que algo más rápido y bajo el ritmo de una canción que al igual que la peli debería pasar a la historia como un gran chiste, para después hacernos con una motosierra y saltar al interior del tornado esquivando esta vez objetos para ir directos a por unos tiburones que destrozaremos sin piedad. Al matar a unos cuantos el tornado explota sin más debido a una ley física que dejaría atónito al mismísimo Stephen Hawking y pasamos al siguiente nivel, que viene a ser lo mismo en un círculo vicioso infernal capaz de provocar que nuestro cerebro implosione.

Según avancemos podremos ir haciendo uso de diferentes armas como bates de baseball y espadas por un tiempo limitado mientras seguimos esquivando tiburones moribundos y autobuses mal aparcados. El problema es que avanzar no es fácil no porque Sharknado: The Video Game suponga un reto o desafío, si no más bien porque el sistema de control, el cual sólo debería ocuparse de servir para desplazar a nuestro personaje de izquierda a derecha a nuestra orden, nos hace menos caso que un adolescente a su madre cuando esta le pide que se ponga la chaqueta porque ‘cae la fresca’. En conclusión: fallaremos una y otra vez no porque seamos unos paquetes, si no porque el juego es malo. Terriblemente malo.

Costando mucho más dinero que tantísimos otros buenos títulos de la App Store, resulta que esta mala broma ni siquiera es capaz de ofrecernos un incentivo para seguir jugando, un sistema de progresión de niveles o de habilidades por los que merezca la pena esforzarse más allá de la leve mejora de nuestras armas teniendo en cuenta que ni siquiera hay la más mínima trama que descubrir.

Para colmo si nos chocamos una sola vez morimos y tendremos que invertir botes de carnaza para poder seguir jugando, los cuales no es que estén precisamente de oferta en la App Store, ya que este juego cuenta con un sistema de microtransacciones que de ‘micro’ no tiene absolutamente nada, más aún cuando ya hay que pagar por descargarlo.

En cuanto a su apartado visual… ¿realmente hace falta que hablemos de ello? Básicamente se resume a la fórmula ‘gráficos de Nintendo 64’ + ‘nulo interés por ofrecer algo medianamente bonito/llamativo más allá de tiburones tirados panza arriba intentando morder lo que sea’ (o más bien agonizando por la falta de agua). Sinceramente, entre los videojuegos para móviles y tabletas hay no pocos esperpentos gráficos, pero Sharkando se lleva la palma.

Conclusión: Peor que un virus.

En definitiva, estamos ante un título lanzado con un único y oscuro propósito: aprovechar el ‘tirón comercial’ de la película llevando al engaño más absoluto a unos usuarios que posiblemente se cieguen ante la promesa de que con ese nombre tiene que ser, cuanto menos, una décima parte de lo divertido que es el film original. Malo seguro, pero al menos divertido. Una promesa saltada a la torera sin el menor reparo.

Nadie, repito, absolutamente nadie, esperaba que Sharknado: The Video Game fuera a ser candidato a Juego del Año, pero al menos sí que teníamos la esperanza de que consiguiera servir de chiste, de broma sobre lo malo que puede ser un videojuego bajo una perspectiva absurda sin perder por ello la gracia y la chispa del film. Sharknado la película es horrenda, pero nos mola porque consigue ofrecer lo que sus responsables querían, un esperpento capaz de dejarte completamente fuera de sitio con cada escena, mientras que Sharknado: The Video Game no es más que un atraco a tu bolsillo en toda regla, sin chistes, sin gracia y sin motivos para no ser eliminado ipso facto de nuestro teléfono móvil o tableta.

Lo mejor:

  • Quizás alguno pueda encontrarlo divertido de lo malo que es... durante un par de minutos.
  • Es tan estúpido como la película, sólo que en este caso no hace ningún favor a la humanidad.

Lo peor:

  • Sin ambición, sin innovación alguna.
  • Gráficos más propios de finales del siglo pasado. Los efectos de sonido son sencillamente molestos.
  • Un auténtico saca cuartos debido a su sistema de ‘micro’pagos
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