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Análisis Teslagrad, un híbrido de puzles y plataformas ‘magnético’

Teslagrad

Daniel Moreno

Mezclar puzles y plataformas no es algo excesivamente novedoso ni muchísimo menos. De hecho es algo casi tan viejo como los propios videojuegos, siendo una fórmula que funciona y que nos ha permitido disfrutar durante los últimos años de un buen número de joyas surgidas en gran medida del imaginario de ciertos estudios indie de sobrado talento.

El sobresaliente The Swapper, uno de los mejores juegos de 2013 según la humilde opinión de un servidor, es tan sólo un ejemplo. Pero hay muchos otros, como el genial Toki Tori 2 o el tenebroso Limbo. Y podríamos seguir nombrando más y más juegos del estilo y de sobrada calidad durante líneas y líneas, incluyendo por supuesto al que hoy nos ocupa, un Teslagrad que ya dejó un muy buen sabor de boca en PC y que tras pasar recientemente por Wii U ahora da el salto a las consolas Playstation.

¿Y qué define a Teslagrad? Ofrecer una aventura a ratos minimalista que no duda en beber de la vieja escuela en su búsqueda de situar al jugador ante un reto tan atractivo como exigente.

El tío Nikola estaría orgulloso.

Teslagrad nos llevará a un universo inspirado en los inventos del famoso Nikola Tesla, científico que dedicó su vida al estudio de la electricidad y el magnetismo. Poniéndonos en la piel de un niño, tendremos que sortear mil y una pruebas de habilidad mientras tratamos de dar esquinazo a los matones de un régimen dictatorial, y os aseguramos que en este juego no hay margen para el error, ofreciendo de buenas a primeras un importante nivel de desafío sin descuidar una medida curva de dificultad que hará las delicias de aquellos jugadores que hayan disfrutado con los títulos comentados al comienzo de este análisis.

Dado su esquema de puzles y plataformas, la diferencia entre la vida y la muerte de nuestro joven protagonista estará dictada en ciertas ocasiones por nuestra habilidad a la hora de correr y saltar para caer en las zarpas del enemigo de turno, mientras que en otras dependerá de lo mañosos que seamos a la hora de exprimir nuestra materia gris para sortear determinado obstáculo. El resto de veces, dependerá de ambas cosas, de ser tan avispados como hábiles con el mando. Y eso es algo que se agradece enormemente.

Porque cuando un juego busca ofrecer un desafío mediante una exigencia endemoniada o mecánicas sencillamente mal elaboradas, acaba resultando muy frustrante para el jugador. Ese no es el caso de Teslagrad, dado que siempre tendremos la sensación, totalmente justificada, de que morimos no por los errores del juego o por la falta de piedad de sus responsables, si no por nuestros propios fallos a la hora de plantear y ejecutar los movimientos a realizar.

Para avanzar en esta aventura tendremos que interactuar con los diferentes objetos y criaturas del escenario, generalmente mediante una especie de puño capaz de alterar la polaridad magnética de ciertos objetos. Y ya sabéis, dado que los polos opuestos se atraen, no tendremos más que intentar aplicar esta norma para quitarnos de en medio el obstáculo de turno o bien para desplazarnos sobre ciertos elementos para llegar a una zona inalcanzable de cualquier otra forma.

Hay que decir que la gran mayoría de puzles resultan bastante imaginativos, ofreciendo ciertos desafíos memorables. Y para desafíos auténticos ahí estarán los jefes finales, diseñados para que tengamos que aplicarnos al máximo haciendo memoria de todos los pequeños truquillos aprendidos. Y, tal y como ocurre durante toda la aventura, el más mínimo error se paga, dado que aquí, como en la vida real, sólo tenemos ‘un corazoncito’ de vida.

Y el rato que no estemos evitando a la muerte o descifrando la forma de superar determinado puzle lo invertiremos en explorar unos escenarios laberínticos en los cuales sólo podremos orientarnos utilizando un mapa que iremos revelando según avanzamos. Es decir, aquí no hay ni guías ni señales ni nada por el estilo, algo que ciertamente puede resultar un tanto frustrante a todo aquel que no esté muy acostumbrado a este tipo de aventuras, dado que en más de una ocasión se verá obligado a volver atrás enfrentándose nuevamente a los desafíos que ya sorteó.  

A nivel visual destaca un currado diseño artístico en tonos pastel capaz de transportarnos a un universo con tintes steampunk, destacando el hecho de que sus responsables han realizado todos los escenarios a mano, al igual que las propias animaciones, algo que evidentemente se nota y agradece. Además a nivel técnico cumple, resultando un sólido plataformas en 2D con ciertos efectos de iluminación destacables, mientras que a nivel sonoro tanto la música como los diferentes efectos cumplen de sobra para crear ambiente, ofreciendo ciertas melodías a tener en cuenta.

Un desafío estimulante.

En conclusión, Teslagrad se confirma como lo que todos esperábamos que iba a llegar a ser cuando supimos por primera vez de él: un muy buen título de puzles y plataformas. Cuenta con una ambientación muy trabajada, con un apartado artístico muy cuidado y con una jugabilidad tan retadora como absorbente, mejorando ciertos puntos como su sistema de control en la versión para consolas respecto a lo que ya pudimos ver en PC.

Desde luego, la obra de Rain Games no alcanza el nivel de frescura de Limbo ni el ingenio arrollador de The Swapper, pero sin lugar a dudas es un exponente respetable al saber hacer suyas ciertas normas propias de los juegos de la vieja escuela para hacer sentir al jugador que se encuentra ante un reto constante sin hacerle caer en la frustración, con un desarrollo exento de ayudas, sí, pero también tan llevadero como estimulante a partes iguales. 

Lo mejor:

Lo mejor:

  • Pese a ser desafiante, cuenta con una curva de dificultad medida, e impide que caigamos en la frustración.
  • Es un título muy atractivo a nivel visual, sobre todo por su ambientación y sus escenarios pintados a mano.
  • Cuenta con ciertos momentos bastante ingeniosos, capaces de hacer que el jugador de lo mejor de sí.

Lo peor:

Lo peor:

  • Sí, es un gran juego de puzles y plataformas, pero no alcanza el nivel de otros títulos. En determinados momentos el ritmo decae al no explotar su potencial al 100%.

 

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