El cereal riojano, al borde de los números rojos
La preocupación entre los agricultores es muy grande y no tiene visos de desaparecer. Apenas ha llovido en los últimos meses, no hay reservas en el suelo y tampoco en los embalses, que el año pasado por estas fechas se encontraban al 70 u 80% de su capacidad y ahora ni llegan al 50%. La situación es de una gran incertidumbre, según han detallado a Rioja2 los sindicatos UAGR y ASAJA.
“Ha sido una campaña desastrosa en cuanto a precipitaciones”, explica el técnico de ASAJA Abel González García, para quien la situación es especialmente grave para el cultivo del cereal. “En algunas zonas, con suelos poco profundos y escasas reservas, como Bañares o Castañares, la cosecha se da casi por perdida. La situación es irreversible”.
En otras zonas, “se ha reducido mucho la cosecha, se está mermando día a día”, según Óscar Salazar, presidente de UAGR, mientras que en otras áreas tardías se podría tener una cosecha regular, si llueve pronto. Sin embargo, como apunta González García, “ni por asomo vamos a tener una gran cosecha como la del año pasado y lo más preocupante es que no hay atisbos de que esto cambie en los próximos días”.
Esto, unido a los escasos beneficios que da el cereal, por los bajos precios, hace que este año vaya a ser “un año de números rojos” para muchos agricultores, que “no van a cubrir gastos y van a perder dinero seguro”.
CULTIVOS DE REGADÍO
La situación está provocando que algunos agricultores se planteen sembrar o no cultivos de regadío como la remolacha, la alubia o la patata porque no va a haber agua para regar. También la vid se ve afectada por esta sequía y muchos viticultores han optado por regar, algo muy inusual en esta época del año, ya que se suele esperar a verano. “Llevamos varios años de una producción exagerada y la vid necesita agua”, apunta Salazar.
El problema se ve agravado porque, como apunta González García, muchos agricultores que se dedican al cereal no cuentan con seguro que cubra las pérdidas en caso de sequía. “En La Rioja no es una práctica generalizada, como en otras regiones”, debido, como señala Salazar, a los bajos precios de este producto y al alto coste del seguro.
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