El nuevo colegio en Kenia que sale adelante con cooperación riojana
“Todas las mañanas vemos en la cara de los papis una sonrisa de agradecimiento que resulta muy gratificante, pero la que verdaderamente nos llena son las de los 41 niños que soportamos y disfrutamos a partes iguales”. Así relata la riojana Elena López Davalillo cómo está siendo la experiencia que está desarrollando junto a la ONG Amor sin Barreras para poner en marcha un colegio en Kenia.
Hace casi un mes que viajaron al país africano para inaugurar el el CEI Pole Pole Olabide, un proyecto que incluye educación, inteligencia emocional, asistencia médica y programa nutricional. La escuela está ubicada en Turkana, una región al norte del país cuya cultura y costumbres rigen el día a día del centro.
Estas semanas, explica López Davalillo, “están siendo muy intensas”. “Los niños se van adaptando bastante bien a su nueva situación y eso de comer 3 veces al día les está sentando estupendamente”, señala.
Según destaca, “en estas semanas estamos comprendiendo lo difícil que resulta vivir en un lugar donde el agua y la luz escasean y para comprar casi todo se necesita recorrer unas 4 horas en coche por un desierto que en la mayoría de los tramos está sin asfaltar”.
Ello, sin pasar por alto que “aquí la economía es puramente de subsistencia: el pastoreo de las cabras, hacer el carbón vegetal y la cría de alguna gallina es el día a día de la tribu Turkana”.
“La vida siempre se abre paso por muy duras que sean las circunstancias y a estos 41 peques se les está abriendo la posibilidad de que sus vidas sean un poco menos duras y nosotras nos sentimos orgullosas de ser parte de esa ayuda, ya que esto es un camino de ida y vuelta: Nosotras les estamos dando herramientas para que puedan elegir un futuro diferente y ellos nos están enseñando valores que en el mal llamado primer mundo hemos perdido”, resume López Davalillo.
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